Richard Canan
Sociólogo
@richardcanan
Al Musiú usurero que dirige la Polar, se le ve la costura y el bojote por todos lados. A pesar de su perenne rostro lagrimoso, lleno de sollozos y lamentos, su ambición desmedida lo ha hecho saltar desde la comodidad de su rol mantuano-patronal, para bajar a la arena terrenal del debate político. Quiere hacer lo que sus lacayos y empleados de los partidos políticos no han podido: lograr la retoma del poder, para volver a poner la economía y la riqueza del país a los pies de la burguesía parasitaria y de la logia mantuana.
Esta gente ha estado acostumbrada a producir a costillas de la rebatiña, el asalto y el saqueo de la riqueza nacional; y a esquilmar con impunidad los bolsillos de la masa trabajadora. Para el Musiú producir a precio justo, exponer públicamente sus costos de producción y sus márgenes de ganancia es contra natura. Es inconcebible e intolerable que un gobierno revolucionario pretenda controlar sus “prácticas comerciales” capitalistas, basadas en la premisa de máxima ganancia con una mínima inversión, como lo señalan todos sus sagrados manuales de neoliberalismo. Usura, Abuso de Posición y Monopolio son la punta del iceberg de su desenfrenada codicia. Que recuerde el Musiú que la codicia es un Pecado Capital, según dicta la tradición cristiana.
El Musiú de la Polar proviene de un grupo privilegiado de familias que se aprovecharon de toda la riqueza nacional del Siglo XX. Heredó el negocio de su padre, poseyendo empresas en los sectores de alimentos y bebidas alcohólicas, todos en el área de consumo masivo. Según la revista Forbes, especializada en negocios y finanzas, el Musiú tiene una fortuna sobre los 2.700 millones de dólares (posición número 690 en su lista de millonarios y el tercero más rico de Venezuela).
Con toda esta riqueza ¿qué necesidad tiene el Musiú de estar regateando los precios de la comida y los alimentos de la Cesta Básica? Pero bueno, así es la codicia, no tiene límites ni moral que lo detenga. Por el contrario, el Musiú ha puesto a la Polar a cazarle pelea al Gobierno Bolivariano, porque rechaza de plano que se proteja al pueblo con la política de Control de Precios. Siendo este un importante mecanismo de protección y resguardo de los consumidores contra la especulación y las distorsiones presentes en la cadena de producción y distribución de bienes y servicios.
Para comprender el modus operandi de esta poderosa corporación, analicemos algunos de sus métodos rapiñeros de hacer fortuna:
Escasez de productos regulados
Es público y notorio para todos los venezolanos (y los miles de bachaqueros que extraen nuestra comida de contrabando hacia Colombia), la plena producción y disponibilidad (casi un maná) de absolutamente todos los tipos de cerveza, malta, vinos, sangrías, agua mineral, helados, chucherías, alimentos no regulados y refrescos elaborados por Empresas Polar. Para estos rubros nunca hay escasez de materia prima, nunca faltan empaques, chapas, azúcar, aditivos o colorantes; nunca tienen problemas de distribución, ni falta de camiones o repuestos, nunca tienen errores en las guías de movilización y nada impide su distribución. Una impecable organización logística que lleva birras y helados hasta el último rincón del país. Sin embargo, cuando se trata de la producción y distribución de los alimentos de la Cesta Básica bajo regulación de precios, aparece otra Empresa Polar (el otro yo del Dr. Merengue), y de la nada empiezan a sucederle todo tipo de dificultades, novedades y complicaciones logísticas y productivas afectando el correcto abastecimiento y distribución de los alimentos dirigidos al pueblo venezolano.
Cuando hablamos de harina de maíz, arroz, aceite, margarinas o atún, a la excelencia de Polar se le vuelan los tapones, le crecen los enanos y le salen espantos en todas las esquinas. Con cualquier excusa se detiene o amenaza la producción. Las hojalatas que nunca faltan para enlatar una cerveza, siempre escasean cuando se trata de producir atún. La lloradera y las pataletas son el pan de cada día.
El caso más emblemático es el de la Harina de Maíz, producto esencial para llevar la arepa a nuestra mesa. Cada vez que hay escasez, Polar informa (como haciendo un mea culpa, “yonojui”), que ellos producen al 100%. Sí, tienen más de 10 años produciendo al 100%, pero siempre la misma cantidad de harina de maíz (alrededor de 600.000 toneladas anuales), obviando el crecimiento poblacional y por ende el aumento de la demanda. No han construido nuevas plantas, ni ampliado (de verdad) las existentes.
Este es un rubro de alta rotación, de consumo masivo, que se distribuye constantemente durante todos los meses del año. Para esta empresa “capitalista” debería ser un sueño poder producir y vender toda la harina que puedan producir. Pero no lo han hecho así, han detenido adrede su crecimiento, ralentizando la disponibilidad y la oferta del producto. En la última década solo aparece una escueta declaración del propio Musiú, celebrando con fanfarria la pírrica “ampliación” de la planta de Chivacoa, sin que esto tuviera el más mínimo impacto en los niveles de producción y abastecimiento.
El Musiú vive amargado porque, hoja de cálculo en mano, los técnicos y especialistas de Agricultura, Alimentación y Comercio, revisan permanentemente sus costos de producción y todos los márgenes de ganancia en la cadena de distribución, manteniendo así un precio justo de venta al público en beneficio de la población. El Musiú desearía y se frotaría las manos si el kilo de harina costara doscientos, quinientos y hasta mil bolívares. Este es su mayor sueño y expectativa: mil bolívares el kilo de harina. Sus bolsillos llenos y los platos vacios en casa de los consumidores.
Pero regulado el precio de la harina de maíz, el Musiú no puede especular ni jugar con sus artificiales puntos de equilibrio. No puede generar las majestuosas ganancias que añoran sus accionistas. Por eso no invierten o construyen nuevas plantas en el país. No son sinceros ni creen en Venezuela. Pero calladitos sí invirtieron un pocotón de dólares de sus bolsillos para instalar maraca de planta en Colombia (Facatativá, Cundinamarca) desde donde producen, a toda mecha, harina de maíz y avena, que exportan a más de 20 países en América Latina y Europa. Ni un kilo de esa harina traen para Venezuela, ni entre sus planes está construir nuevas plantas que satisfagan la demanda. Que feo, al Pinocho del Musiú le crece aún más su larga la nariz.
“Tu Gurt”
A pesar de toda la crisis que dice Polar que viene padeciendo desde que fracasó su participación en la huelga patronal de los años 2002 y 2003, también consiguió disponer de otros dolaritos para invertir en una nueva planta industrial. Pero no de harina de maíz, sino de un extraño derivado lácteo, imposible llamarlo yogurt (Según el Diccionario de la RAE el yogur es una “Variedad de leche fermentada, que se prepara reduciéndola por evaporación a la mitad de su volumen y sometiéndola después a la acción de un fermento denominado maya”), y que ellos han comercializado masivamente bajo un nombre parecido al “Tu Gurt”.
Modificando los patrones de consumo de los venezolanos y gracias a sus creativos mecanismos de “innovación tecnológica”, han pasteurizado el Yogurt, matando las bacterias vivas activas y las cualidades nutricionales del producto, con la finalidad no de mejorar nuestra alimentación ni salud, sino para ahorrarse, nada más y nada menos que toda la cadena de frío (lo más costoso en el sector lácteo), ya que el producto se vende a temperatura ambiente (por ser de larga duración), y ahora se encuentra arrumado en cualquier rincón o esquina de las bodegas y supermercados. Para nada el producto es más barato, pero ahora son los consumidores los que deben refrigerar sus cuasi yogures.
Las largas pilas “Tu Gurt” amontonadas en supermercados y taguaras, recuerda a los Abusos de Posición de Dominio, donde una empresa distribuidora “obliga” a un detallista a comprar productos que no quiere, a cambio de suministrarle el producto que solicita. Cuando un establecimiento comercial le pide a esta empresa que le suministre, por ejemplo, agua mineral, la empresa accede solo si el establecimiento le compra un horripilante refresco, sabor a remedio amarillo, que ningún cliente quiere. Estas son las prácticas comerciales en las que incurre gente que dice que está “comprometida” con Venezuela.
El Puente privado
Si alguien duda de los privilegios con que siempre contó esta empresa durante años, solo basta pasearse por la principal arteria vial de Caracas. En la Autopista Francisco Fajardo, a la altura de Los Ruices se encuentra una de sus plantas industriales. Allí, puede observarse un monumento al descaro de la burguesía criolla: el único Puente privado de todo el país, para uso exclusivo de las operaciones de la Empresa Polar. Sí, completamente cerrada y pintada con discretos tonos grises, cruza la autopista de norte a sur el Puente “Mendoza”, conectando cómodamente sus plantas industriales y depósitos de gaveras de cerveza y bebidas alcohólicas. No existe otra empresa en todo el país que goce de tal privilegio.
De seguro a algún alto político de la Cuarta, de la nómina Polar, le habrá parecido un deber “patriótico” colaborar en la estructura productiva de la empresa, reduciéndole sus costos logísticos y operativos, vaya cabronada. Privilegios pues, exclusivos de la poderosa burguesía.
Sindicatos Amarillos
Piquiña le da a esta empresa tener que negociar con la masa trabajadora que no está afiliada a sus Sindicatos Amarillos (dícese del sindicato creado o controlado por el patrón). En Polar “Existen 49 sindicatos y 63 convenciones colectivas”, menuda estrategia del patrono para dividir a la clase trabajadora. La mantiene dividida para que no pueda cohesionarse al pedir mejoras salariales y defender sus derechos laborales. Cada discusión de contratación colectiva es un forcejeo de largos meses de conflictos, huelgas y arbitrajes que finalmente terminan con la intervención de la Inspectoría del Trabajo. Los sindicalistas le han solicitado reiteradamente al Musiú que “respete a las leyes, respete a las personas y deje de perseguir a los sindicalistas”.
El Velo Corporativo
Cuando se jala la cabuya buscado la verdadera propiedad de las acciones de algunas de las empresas del Musiú, nos encontramos que tienen años en un sigiloso proceso de compra, venta y traspaso de acciones entre distintas compañías, con la finalidad de registrar sus acciones como inversiones extranjeras. Detrás del Velo Corporativo se encubre un entramado de traspasos que coloca a los accionistas como si estuvieran radicados en el Reino de Holanda o en la mismísima Suiza.
Así, Alimentos Polar desde el año 2.000, realizó el traspaso de su mayoría accionaría a nombre de las empresas Amidala, B.V., asentada en los Países Bajos (Holanda) y CLARIDEN LEU, LTD, asentada en Suiza. Esta última empresa, según consta en el Registro de Inversión Extranjera, tiene las siguientes “empresas relacionadas”: Provencesa, s.a., Productos Efe, s.a., Alimentos Polar Comercial, C.A., Las Llaves, s.a., Productora El Dorado, C.A., Productora Venezolana del Mar, C.A (Provemar), Alimentos Polar Colombia, s.a. y Pricol Alimentos, s.a.
Aparece también retratada la empresa Bebidas Polar, C.A. (antes denominada Cervecería Polar, C.A.), la cual cuenta también con su accionista “suizo”, CLARIDEN LEU, LTD., el cual realizó sus aportes e inversiones a través de la capitalización de acreencias de los otros accionistas en octubre del año 2000. A través de esta empresa controlan paquetes accionarios de empresas como: Amcor Pet Packaging, Banco Provincial, S.A., Ban-Pro International Inc, N.V., Ecolab, C.A., Inmuebles e Inversiones Cervenal, C.A. e Inversiones T.R.T., C.A.
Pues bien, no bastándole al Musiú de la Polar con tener montado todo este engranaje industrial, económico y financiero, que lo tiene a la cabeza de la Guerra Económica contra el pueblo venezolano, ahora le dio por usurpar las funciones del Ministro de Finanzas y anda negociando írritamente un “plan de ajustes para Venezuela” (estilo CAP II), ante el Fondo Monetario Internacional, pidiendo con desespero un “adelantico” de entre 40 y 50 mil millones de dólares. Mosca despistados opositores, no dejen a zamuro cuidando carne.
Ni venezolanos ni patriotas, esta gente es Mantuana. Lo único que quieren, sueñan y aspiran es seguir horadando en los bolsillos y la riqueza de los venezolanos.
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