Un 15 de diciembre de 1812, Simón Bolívar solicitó al congreso de la Nueva Granada, a través de Manifiesto de Cartagena, que le entregaran un ejército para liberar a Venezuela del yugo español.
A cambio, le impusieron como condición liberar primero varios pueblos de la ciudad de Cartagena de Indias (ahora Colombia). Tras cumplir la misión, el Padre de la Patria se adentra en Venezuela por la Cordillera de los Andes, desde Cúcuta.
A su paso, Bolívar liberó los pueblos del occidente del país y para hacer justicia tras la barbarie cometida por los realistas en esa región, luego de la pérdida de la Primera República.
Esas acciones lo impulsaron a escribir el “Decreto de Guerra a Muerte”, al llegar a Trujillo”, como respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros jefes realistas.
De allí, siguió avanzando hasta la Capital. El 5 de agosto de 1813, acompañado de su Estado Mayor, llegó a Caracas.
Al siguiente día, el 6 de agosto, el gobernador de Caracas, Cristóbal Mendoza, en nombre del pueblo venezolano, nombró a Simón Bolívar como Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y le confiere el título de El Libertador, “para que usara ese nombre como un don que consagra la patria agradecida a un hijo tan benemérito”.
Mención que quedó plasmada en el Acta de la municipalidad de Caracas, firmada el 14 de Octubre de 1813.
Bolívar al aceptar tan honroso título, con el cual pasó a la posteridad, escribió que la recompensa que acababa de recibir: “Era el título más glorioso y satisfactorio para mí que el cetro de todos los imperios de la Tierra”.
El acto de entrega del título como “El Libertador”, se celebró en la Iglesia de San Francisco, ubicada en el casco histórico de la ciudad Capital de Venezuela.
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