EL SINDROME DEL PERO
El momento es preciso para deslindar el quehacer político
en la mesura más cercana a la circunstancia histórica de una revolución que hoy
estamos en el deber de consolidar. Dentro de ese escenario siempre habrá un pero que se antepone a los hechos o que
niega los logros que día a día van perfilando cambios importantes y
transcendentes, en la búsqueda de nuevas opciones y otras maneras de concebir
el desarrollo, el bienestar social, el derechos de los pueblos y hasta la vida
misma.
Peros siempre
habrá en la contrarrevolución, que nunca aceptará haber sido desplazada de sus
lugares privilegiados, exclusivos, elitescos, por los movimientos sociales de
los excluidos, de los pobres, de los secularmente explotados bajo todas las
expresiones de la hegemonía del capital. Esos peros están claramente ubicados, sabemos donde están y hasta
quienes son. Son los peros que habrá
que enfrentar con firmeza, militantemente, sin preguntar mucho, codo a codo: el
enemigo aunque herido de muerte, golpea duro.
Lo preocupante son otros peros que aparecen y desaparecen sistemáticamente, que abundan en
la calificación a priori del deber
ser y hacer, dentro del proceso revolucionario. Peros analíticos, concienzudos,
profundamente elaborados en la teoría sin praxis. La pregunta capital sería ¿Y
cuántas revoluciones han hecho estas
sapiencias que no escatiman esfuerzos para poner en duda lo que hacen los
líderes legítimos de la Revolución Bolivariana?
Son peros que
exigen taxativamente un deber ser y hacer, que aún dichos de buena voluntad,
dejan de lado el hecho cierto de que toda revolución es un invento que sale de
la fuerza del pueblo, que se va construyendo en medio de los avatares de la
urgencia social, del aprendizaje político y la decisión necesaria; en medio de
la conspiración siempre contrarrevolucionaria
de los agentes propios y extraños del poder hegemónico globalizado por la
gracia de los valores mercantiles de la gente y de las cosas.
La Revolución Bolivariana, como cualquier revolución
avanza a contracorriente, firme en el tiempo político de la Nueva República y del Nuevo Orden Internacional y no es poca cosa
lo que hemos venido superando en lo político, en lo social y, en esta nueva
etapa, en lo económico como el gran reto para que esta revolución se consolide
definitivamente.
No ayudan mucho pues, tantos peros: la Revolución no es inmediata; es una carrera de largo
aliento, como los maratones, comienza por posicionarse; continúa si se sabe
administrar las fortalezas y culmina victoriosa por la fuerza del corazón y el
sentimiento.
manutheri@gmail.com
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