El ombligo en llamas
Escritora venezolana Carola Chávez. (Foto: Archivo).
YVKE Mundial / Carola Chávez
Los ciento cincuenta manifestantes que tiraban piedras y destrozaban los negocios justo debajo de sus narices se convertían en millones de angelitos salvadores en la pantalla de su televisión; así, suspiraban aliviados ahogándose luego con el ataque de tos que les producía el humo de los cauchos, que no, que no son los cauchos los que te ahogan, corrige CNN, son bombas lacrimógenas malucas que lanza el régimen opresor.
El país está en llamas, corroboran por Twitter. Millones de inocentes, violados todos sus derechos por las fuerzas represivas que aunque sean carabineros, polizia, o de la Metropolitana, tanta mentira que cubre de dudas la verdad. Cualquier foto vale, no importa de cuándo y de dónde, mientras sea horrenda y esté titulada como debe ser; no hay tiempo en esta guerra para verificar, no hay tiempo para pensar. Tuit, que la dictadura desesperada quiere bloquear su voz. “SOS Venezuela. Twitter fue bloqueado, ayúdanos @CNNE”. Mandan sus tuits contradictorios mientras en la pantalla de sus teléfonos corroboran su verdad en cientos de otros tuits que denunciaban por Twitter desde Venezuela que desde Venezuela no se podía tuitear.
El país está en llamas porque el país queda en su ombligo. El país se reduce a un puñadito de municipios cuyas autoridades se cruzan de brazos a favor de los destrozos pacíficos que provocan sus manifestantes que, a la vez, son sus electores.
Desde esa óptica ombliguista la violencia es exclusivamente chavista. Así es como toda moto es “Tupamaro maluca” aunque sea BMW. La tragedia que suponen los seis fallecidos que nos deja esta locura majadera se reduce en su ombligo solo a tres: los suyos, como si todos los venezolanos no fuéramos de todos. Es que no caben tantos en un ombligo…
El país está en llamas, firman en una súplica al Congreso de Estados Unidos, para que vengan los marines y lo incendien de verdad. Mientras, nosotros extinguimos las chispas que intentan convertir esa pesadilla ombliguista en un infierno de verdad, verdad.
Carola Chávez
carolachavez.wordpress.com
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