Elecciones
en Venezuela: En juego el futuro de AMÉRICA LATINA
La permanencia de Chávez en el poder significa la continuidad en el
afianzamiento de reformas sociales avanzadas en Venezuela y el resto del
continente. Un triunfo de la oposición significaría un retroceso en esas
conquistas
ALBERTO
ACEVEDO
La creación de Petrocaribe, Petrosur, el Banco del Sur, la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, el SUCRE (Sistema Unificado de
Compensación Regional), el CELAC, Unasur; el ingreso reciente de Venezuela a
este mecanismo de cooperación regional y el fortalecimiento del Mercosur, son
apenas algunos de los hitos que dan significado a la anterior afirmación.
Por eso, no solo en Venezuela hay tensión y expectativa por las
elecciones del 7 de octubre próximo. Los pueblos del continente miran también
con atención lo que pueda suceder ese día en función del destino futuro del
pueblo venezolano. Lo que se juega en las urnas ese día es tanto como afirmar que
se continúa en ese proceso de búsqueda de mecanismos de integración, de
afianzamiento de reformas sociales, de diseño de una política de autonomía
regional, de dignidad nacional, de respeto por la autodeterminación de los
pueblos, o nos retrotraemos a un pasado de coloniaje, de sometimiento al diktat
norteamericano, de pérdida de independencia y de afianzamiento de las leyes del
mercado.
Es decir, en las elecciones de octubre se juegan dos modelos de
desarrollo, dos concepciones sobre la política social para el pueblo de ese
país, dos enfoques diferentes sobre el futuro de América Latina.
Por eso, la oposición derechista, encarnada en la candidatura de
Henrique Capriles Radonski, ante la posibilidad incierta de que gane las
elecciones, ha acudido al expediente del miedo, de la zozobra, de la mentira.
Viene difundiendo con más fuerza por estos días la versión de que se va a
producir un fraude en las urnas, poniendo en tela de juicio la legalidad del
Consejo Nacional Electoral, colocando en la picota pública la institucionalidad
en uno de los países con mayor democracia en el continente, acusando a la
cúpula militar de las Fuerzas Armadas de complicidad y tolerancia con un
gobierno “autoritario’.
Conexión con la gente
A la burguesía de ese país no le va a quedar fácil salirse con
la suya. Diversas encuestadoras de opinión, la mayoría desafectas al Gobierno,
reconocen que Chávez avanza en su campaña con una holgada mayoría sobre
Capriles. Inclusive, la organización privada Política América Group y Datin
Corp, ha indicado que entre las fortalezas de Chávez están su política social,
su liderazgo, su conexión con la gente y la confianza que genera la valoración
positiva de su gestión.
En contra de la candidatura de Chávez, dicen las encuestadoras,
actúa una cierta desmovilización de algunos sectores chavistas, la poca
incorporación a la campaña de varios colectivos de base, la desconexión de
candidatos a gobernadores y alcaldes con su electorado y algunas
manifestaciones de burocracia y corrupción de varios de los actuales
gobernantes a nivel provincial.
Chávez por su parte, está haciendo lo mejor que sabe hacer.
Realizar una intensa campaña de visitas a las distintas provincias del país,
poniéndose en contacto con su electorado. La gente por su parte, expresa en las
manifestaciones vivo entusiasmo por Chávez y su programa.
El candidato oficial habla de cinco ejes programáticos en los
que sugiere una “invención de nuevas formas de gestión política” y dar un salto
cualitativo hacia un estado socialista, controlado por el poder popular.
En esa perspectiva propone que el crecimiento económico se
subordine a la preservación de la vida humana.
Hay que transformar el mercado y sus valores, contrarrestar
tendencias consumistas muy arraigadas en la sociedad venezolana, que han
capturado el inconsciente colectivo, ha dicho el presidente Chávez.
Este planteamiento contrasta con el programa de Capriles, que
habla de un rechazo a la solidaridad internacionalista, promulga un culto a la
propiedad privada, a las reglas del mercado capitalista y aboga por la
privatización de las empresas del Estado. De ganar Capriles, las riquezas
públicas volverían a manos privadas, bajo la supervisión de los Estados Unidos
de Norteamérica.
El Departamento de Estado y las agencias de inteligencia de
Estados Unidos, no permanecen expectantes frente al destino de Venezuela. Están
moviendo sus alfiles. Hace pocos días el comandante del Grupo 4 de Operaciones
Sicológicas del Ejército de los Estados Unidos, coronel James Treadwell, admitió
que su equipo élite de operaciones sicológicas dirigirá una parte de su trabajo
a Bolivia y Venezuela. En esa perspectiva, ese Departamento otorgó un contrato
millonario a la empresa Science Applications International Corporation (Saic)
para el diseño de diversas “campañas”.
Encarnado en el pueblo
Tales campañas en el caso venezolano apuntarían a evitar que el
70 por ciento de aceptación que tiene Chávez entre la población se traduzca en
intención del voto. Seguramente la dirección del PSUV tendrá que hacer ajustes
en su estrategia, para corregir éstas y otras situaciones que podrían afectar
el triunfo de su candidato.
Estos eventuales tropiezos han sido enfrentados con optimismo
por Chávez. “Soy como el eterno retorno de Nietzsche, porque en realidad yo
vengo de varias muertes. Que nadie se haga ilusiones. Mientras Dios me dé vida,
estaré luchando por la justicia de los pobres. Pero cuando yo me vaya
físicamente, me quedaré con ustedes por estas calles y bajo este cielo. Porque
yo ya no soy yo, me siento encarnado en el pueblo. Ya Chávez se hizo pueblo y
ahora somos millones. Chávez eres tú, mujer. Chávez eres tú, joven. Chávez eres
tú, niño; eres tú, soldado; son ustedes, pescadores, agricultores, campesinos y
comerciantes. Pase lo que me pase a mí, no podrán con Chávez, porque Chávez es
ahora todo un pueblo invencible”, dijo el candidato.
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