sábado, 14 de enero de 2012


EUFEMISTICO PRESIDENTE DE LA CEV
Rafael Flores
El Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana CEV, Monseñor Diego Padrón, enarbola su eufemismo, para combatir contra la Revolución Bolivariana. Afirmó Padrón que no son dos, sino muchos los modelos contrapuestos en la sociedad venezolana; evita así referirse directamente al modelo Capitalista que él defiende y representa y no reconoce al modelo Socialista que con tanto éxito adelanta la Revolución Bolivariana en Venezuela.
Jesús eligió de entre sus discípulos a doce Apóstoles y les dio autoridad para curar toda clase de enfermedades y dolencias; sin embargo, hombre al fin, y falible, Jesús eligió entre sus discípulos a uno quien lo traicionó. En el Nuevo  Testamento leemos que el traidor vendió a Jesús por treinta monedas de plata; afirma Chávez, líder de la Revolución Bolivariana, que ese traidor fue el primer capitalista. La Historia se repite una y otra vez cada cierto tiempo; surgen nuevos apostolados, como la Revolución Bolivariana,  que vino a curar a los enfermos y a subsanar toda clase de males e injusticias en nuestra sociedad, y surgen quienes están dispuestos a vender cada apostolado por treinta monedas de plata.
La sutil forma de Padrón, para combatir a la Revolución Bolivariana, fundamentalmente cristiana, pero profundamente respetuosa de la espiritualidad, de las creencias, o del ateísmo del venezolano,  es la de evitar hacer mención del Socialismo Cristiano que caracteriza a la Revolución, para no verse obligado a mencionar al despiadado modelo Capitalista que él defiende, y mucho menos obligado a explicar de como éste ha destruido el bienestar y la esperanza de miles de millones, para concentrar las riquezas del planeta en las manos de unos pocos. Con su eufemística mención de muchos modelos contrapuestos, Padrón defiende al modelo Capitalista que emplea  a organizaciones religiosas para bendecir la concentración de riquezas en manos de unos pocos y ataca a la Revolución Bolivariana, que rescata esas riquezas de las manos de esos pocos, para distribuirlas entre todos los venezolanos.
Con el mismo sentido eufemístico de su forma de atacar a la Revolución Bolivariana, Padrón cuestiona que ésta atienda con prioridad a los más necesitados, a los enfermos, a los hambrientos, a los niños sin escuelas, a los jóvenes sin cupos en las universidades nacionales, a los sin techos, a quienes viven en barrancos deslizables o en zonas inundables, a los ancianos quienes ya no tienen  edad para acceder al trabajo remunerado que ejercieron cuando jóvenes y llama despectivamente dádivas a esta justa distribución de las riquezas nacionales que se ejecuta desde las misiones.

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