Un oficial del Ejército fue el encargado de estructurar, durante 2 años y 6 meses la operación para asesinar a Alfonso Cano
Las trufas y las frutas con las que Guillermo León Sáenz solía darse gusto, y que eran de los pocos lujos que se permitía como jefe de las Farc, terminaron trazando la ruta de su fin. Estas dos 'debilidades' ayudaron enormemente al grupo de Inteligencia del Ejército encargado de meterse en la piel del guerrillero más buscado de Colombia.Así, conociendo los gustos más secretos de 'Alfonso Cano' y con una paciencia que duró dos años y seis meses, siete hombres se dedicaron 24 horas al día y siete días a la semana a analizar hasta el más mínimo detalle del máximo líder de las Farc y de su entorno, incluida su guardia personal y su compañera sentimental.(Lea cómo fue el operativo Odiseo).
"Lo primero que aprendimos fue que era imposible infiltrarlo. 'Cano', un hombre desconfiado por naturaleza, siempre tuvo al lado a los mismos guerrilleros y solo uno, conocido como 'Teófilo', era su emisario", cuenta un oficial.
Este guerrillero, jefe de la compañía 'Alfredo González', prácticamente fue su hijo en la guerrilla. 'Cano' lo crió y por eso confiaba en él a ojo cerrado; además de ser un avezado explosivista, era el encargado de revisar, minuciosamente, cada una de las encomiendas que recibía y le entregaba a su jefe, y era quien cada vez que podía, le llevaba los chocolates que tanto le gustaban al líder guerrillero.
Los hombres del Ejército identificaron a 'Teófilo' luego de meses de un análisis detallado de la vida de 'Cano' a lo largo de tres etapas de su vida en la guerrilla. Recopilaron todo el material posible y establecieron quiénes fueron los guerrilleros que lo rodearon en los diálogos de Uribe (Meta) en 1984, tras su regreso a Marquetalia (Tolima), y de 1998 hasta el 2002, en las negociaciones del Caguán.
Estudio milimétrico
Gracias a este estudio identificaron características fundamentales en la personalidad del líder de las Farc, como su profundo apego a Pirulo, el perro criollo que lo acompañó en la travesía desde la antigua zona de distensión hasta el día de su muerte. (Perfil de Guillermo León Sáenz).
Sabían también que a 'Cano' no le gustaba cambiar de área y que prefería la seguridad de sus refugios en lo alto de la cordillera Central. A punta de operativos lo forzaron a moverse de esa región, y desde el 2010 al menos en cuatro ocasiones la Fuerza Pública lo tuvo en la mira, pero el clima y la suerte lo salvaron.
En mayo del año pasado los militares ubicaron la pista de las encomiendas que llevaban los chocolates de 'Cano'. Así supieron que inició un recorrido de tres meses hasta San Miguel, un punto de Planadas (Tolima). También sabían que el jefe guerrillero fumaba cigarrillos Marlboro, y para el 11 de agosto recibieron el dato de la entrada de varios cartones a la zona. El rastro de esa encomienda ayudó a dar con su campamento el 21 de agosto. Era el momento, y los aviones de la FAC bombardearon el lugar, pero casualmente, 'Cano' decidió mover el campamento 300 metros para aprovechar mejor un riachuelo que los aprovisionaba de agua.
Se salvó del ataque, pero una guerrillera de su anillo de seguridad se entregó y corroboró cada dato de la Inteligencia Militar, excepto uno: 'Cano' llevaba diez años sin fumar. Entonces, ¿para quién eran los cigarrillos? El jefe guerrillero le daba ese gusto a su compañera, 'Patricia'. La desmovilizada también les ratificó el gusto de 'Cano' por los chocolates y los dulces y habló de un capricho más: los Kellogg's para el desayuno. Antes de probarlos quedaban convertidos en moronas, todo para evitar que le 'colaran' un chip. Y fue más allá: "El camarada nunca se emborracha delante de nosotros porque eso es indisciplina. Y nunca quiso ser el vocero de las Farc, aceptó porque 'el Mono' (Jojoy) se lo pidió".
Con esos y otros datos, se intensificó la búsqueda. El 2 de enero del 2011 'Cano' decidió celebrar el Año Nuevo en su campamento en Gaitania. Le llevaron pavo relleno y brandy. Los militares contaban con que la fiesta se prolongara por más de un día, pero inesperadamente 'Cano' ordenó levantar el sitio. Su pista se perdió por varias semanas.
Así arrancó una segunda fase del trabajo de Inteligencia.
Los analistas se dieron a la tarea de trazar los caminos de escape que podría haber tomado y empezaron desembarcos de tropas a lo largo de los corredores. 'Cano' llegó a Nátaga (Huila) y el mismo grupo que hace una semana lo dio de baja en el Cauca le propinó un golpe a mediados de julio. Se salvó por quinta vez, pero dejó su ropa, su comida y tuvo que salir hacia el Cauca con tan solo 10 guerrilleros.
"Aquí empezamos la presión sicológica. Entre el 29 de junio y el 11 de julio, el líder de las Farc solo probó panela, harina y guatila (papa de monte)", cuenta uno de los sabuesos del Ejército.
En Mosoco lo recibió el sexto frente y lo aprovisionó para que pudiera seguir hacia Caldono. Allí llegó el 22 de julio, día de su cumpleaños y, dice Inteligencia, esa fue la fecha en que empezó su fin.
El 23 tenían que cruzar la Carretera Panamericana para llegar a Suárez y era necesario hacerlo en un carro. Pero como la barba lo delataría, la celebración de su cumpleaños número 64 terminó con una rasurada que no solo le quitó su rasgo más característico, sino el mando. De ahí en adelante fueron sus hombres los que decidieron sus movimientos.
Cuando coordinaron que dos carros lo llevarían hasta Suárez, solo dos jefes lo sabían y siempre hablaron de un 'ingeniero'. Por eso, los guerrilleros en el Cauca creyeron que era alguien que se iba a reunir con el 'Sargento Pascuas', un histórico de las Farc.
Las semanas siguientes se movilizó nuevamente en carro, pero alguien lo identificó. El Ejército volvió a tener su ubicación y vino el golpe final la noche del viernes 4 de noviembre. Acompañado solo con un puñado de sus hombres de confianza y su perro Pirulo, terminó la historia del número uno de las Farc.
Sin dar señales
'Cano' duró tres meses sin comunicarse con el secretariado. Y en septiembre, cuando estuvo en Suárez, lo primero que pidió fue su radio para mandarle un mensaje a 'Pablo Catatumbo'.
JINETH BEDOYA LIMA
Subeditora de Justicia
Chino Daza
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