En el México que celebra y se ríe de la muerte, el fallecimiento de funcionarios y el asesinato de 50,000 seres humanos nos sume en profundas y obligadas reflexiones...
Por: Patricia Barba Ávila (Seti)
Los titulares de los medios han dado cuenta del fallecimiento de Francisco Blake Mora y los que lo acompañaban en su traslado al Estado de Morelos, como producto de un accidente que está revestido de dudas y sospechas en una sociedad que ha atestiguado sucesos parecidos como fue el caso del anterior Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, citado en el libro"Los Señores del Narco" (Anabel Hernández) por sus vínculos con el crimen organizado.
En un país que ha sufrido una permanente guerra dirigida en su contra y que ha generado el asesinato de más de 50,000 mexican@s, aunados al ininterrumpido fallecimiento por inanición y enfermedades curables no atendidas de miles y miles de seres humanos condenados a una muerte en vida, lo ocurrido con Mouriño y Blake Mora suscitan reflexiones y sentimientos encontrados.
Nadie que se respete y respete el derecho a una vida con dignidad de cualquier ser humano en el planeta, podrá jamás celebrar la muerte de nadie, tal como lo hicieron de manera oprobiosa Hillary Clinton y otros miembros de la clase politiquera al servicio del poder monetario internacional, en el caso del nefasto y burdo asesinato de Muammar El Gaddafi. Nadie que presuma de poseer calidad moral y humana puede dejar de sentir en carne propia el dolor terrible de las masacres y genocidios perpetrados por aquellos que han otorgado más valor al dinero que al derecho inalienable a una existencia feliz y plena de tod@s. Y esto es, justamente, lo que los titulares de medios oficiales y oficiosos no consideran, tal vez porque se les ha instruido a los jefes de redacción a que desestimen la vida de los millones de marginados y sólo tomen en cuenta el fallecimiento de aquellos que se han insertado o han pertenecido siempre a una elite que obedece órdenes de implementar las políticas de la muerte tanto física como espiritual y moral de millones de víctimas...
Porque ¿quién puede negar que el neoliberalismo no es sino una receta para la depredación, la guerra y el genocidio? Quién puede poner en duda que la política derivada de la convicción mercantilista de Milton Friedman dirige todos sus misiles al asesinato del derecho a pensar, del derecho a razonar, del derecho a enterarse y cuestionar y, por ende, del derecho a defender la propia existencia? La historia da numerosas pruebas del permanente aniquilamiento de cuerpos y mentes en países invadidos y ocupados.
Creo que a nadie se le puede negar el derecho de pensar diferente, esto no es lo que se pone en tela de juicio aquí, sino la pretensión de revestir de respetabilidad una concepción del mundo en la que el derecho mismo a la existencia de millones ha sido negado brutalmente por aquellos que piensan quesu "derecho" a explotar, torturar y asesinar está por encima del DERECHO inalienable a vivir que tienen los miembros de una especie que como muchas otras, tiene impreso en sus genes justamente eso: defenderse de amenazas de muerte para seguirse perpetuando.
Lo dijo Evo Morales con toda propiedad: "La Madre Tierra necesita un respiro...", el capitalismo enriquece a pocos mientras mata pueblos enteros...este bello hogar nuestro necesita que lo cuidemos porque en esto haciendo, nos cuidamos a nosotros mismos garantizando nuestra supervivencia y ésta no puede asegurarse sin la erradicación total del neoliberalismo.
El derecho a la vida pues, es PARA TODOS, todos, absolutamente todos los que habitamos esta extraordinaria nave espacial...
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