Las tareas presentes y futuras después de la muerte de Chávez
El fallecimiento de Chávez el pasado 5 de marzo en la tarde, mas allá de la consternacion que causa a numerosos sectores del pueblo venezolano, era una situación esperada. Las circunstancias del regreso del presidente al país estuvieron cubiertas de muchas dudas, pues la forma como se hizo no despejaba la incertidumbre sobre la verdadera salud del presidente.
A corto plazo, el panorama nacional en medio de esta situación continúa marcado en lo económico por la devaluación del bolívar y su subsecuente aumento de precios, el desabastecimiento y por los constantes y numerosos reclamos de los trabajadores en todo el país y en lo político por los roces entre el chavismo y la MUD, a lo cual ahora se le añade una minicrisis política, ante la desaparición del líder del “chavismo” que trasciende más allá de las fronteras nacionales.
Estos reclamos que son fundamentalmente por los aumentos de precios y una serie de violaciones a los derechos obreros y populares no se detendrán con el fallecimiento de Chávez pues las necesidades de los trabajadores y el pueblo continuarán a la espera de respuestas, Así mismo el asesinato de Sabino y la criminalización de las luchas como medidas en contra de dirigentes obreros y luchadores sociales seguirán esperando respuesta y no serán estos los últimos casos. Los contratos colectivos congelados, las medidas de los patronos públicos y privados contra los trabajadores continuarán generando respuestas de la clase que requerirán de dirigentes comprometidos con los intereses de los trabajadores para impulsar las luchas que nos leven a la victoria, pero en un escenario diferente y es el que ya no existe el gran peso político de Chávez.
La realidad es que Chávez ya no estará en cuerpo presente para alentar la esperanza de que él, al frente de la “revolución bolivariana”, asumirá los reclamos de los trabajadores y el pueblo, sin negar que en las primeras de cambio, existirá un juego a cuadro cerrado de las masas bolivarianas en torno al “elegido” y que la nueva cabeza de la dirección del chavismo, que ahora será más colectiva, sigue teniendo un colchón económico, disminuido pero nada despreciable para superar contingencias si decide aplicar medidas socialistas y lo más importante una poderosa base social que ha mostrado su disposición a apoyar cambios radicales. Pero el dirigente que unificaba a las masas por la esperanza que levantaba, de que generase un golpe de timón a la izquierda se ha extinguido. Esa esperanza que fue depositada en el hoy ex Presidente por los sectores mas combativos de los trabajadores y del pueblo oprimido, no se extiende automáticamente en sus herederos con la misma fuerza, pues muchos de ellos son identificados como la derecha endógena y de allí su debilidad para jugar el mismo papel de freno a las luchas sociales.
Hoy, al igual que ayer, nos toca a los trabajadores, al pueblo y a los militantes revolucionarios y sus organizaciones, librar la dura batalla de sembrar la independencia política de nuestras organizaciones de masas, sindicatos, Consejos Comunales, Consejos de Delegados de Prevención, para superar el capitalismo y construir el socialismo sin patronos, sin corruptos, y sin burócratas, expropiando todos los monopolios, el sistema bancario y el comercio exterior sin pago y bajo control obrero una vez expropiados y más cuando las masas, en medio de su dolor por la desaparición del “líder” en vez de dar muestras de retroceso político, dan indicativos de querer profundizar el proceso social revolucionarios.
Una gran mayoría de los hombres y mujeres del pueblo que apoyaron a Chávez sienten y expresan de diversas formas que la política del gobierno está cada día mas cerca de la vieja política dela IV República, y no comparten este hecho. La velocidad que adquiera el desarrollo de esta contradicción dependerá de varios factores, entre ellos la profundización de los problemas económicos y el papel que jueguen los sindicatos, las Federaciones sindicales y las corrientes políticas que se reclaman marxistas, sin dejar de tomar en cuenta los procesos económicos y los de lucha de los pueblos del mundo por su liberación económica y social, como en Libia, Siria, Egipto, Grecia, Túnez…
El movimiento obrero en lucha tiene que levantar con más determinación que nunca sus banderas de lucha en defensa de la contratación colectiva, la autonomía e independencia sindical, por un salario mínimo al nivel del valor de la canasta básica alimenticia, la escala móvil de salarios y de horas de trabajo, el triunfo de la revolución en el norte de África y en Medio Oriente; los indígenas por sus tierras y en defensa de sus culturas, los sectores populares que defienden las conquistas de participación y protagonismo en este proceso social y por el derecho a la vivienda, la salud y la educación, por servicios públicos al alcance de todos y de calidad, y para ello los militantes marxistas revolucionarios tenemos que ser los mejores luchadores junto a los trabajadores y el pueblo y los más consecuentes forjadores de la unidad de los oprimidos y explotados frente al riesgo claro y evidente de que la dirección del PSUV y la MUD aceleren la construcción de un pacto entre ellos, los boliburgueses bolivarianos y los viejos burgueses de FEDECAMARAS y ENACHAM, para liquidar las conquistas que se han alcanzado en este proceso.
Hoy burgueses y boliburgueses llaman al pueblo a la calma, a la unidad, cada uno a sus propias filas para que no se desborden las pasiones que pueda acelerar el enfrentamiento de calle como en los primeros meses de 2002. Ellos prefieren resolver todo tras bambalinas sin participación del pueblo y en las próximas elecciones que deben hacerse en no más de 30 días. Pero mientras el látigo de los aumentos de precios y el desabastecimiento y los despidos sigue lacerando a la clase y sectores populares.
La hora de consternación pasará. No puede haber lugar eterno para la tristeza y el dolor que sienten amplios sectores del pueblo trabajador. El mismo tenemos que convertirlo en fuerza de lucha para que demos un salto cualitativo al proceso social revolucionario que sigue vivo para así llevarlo hacia la construcción del socialismo. Todos los que con honestidad revolucionaria han apoyado el proceso bolivariano y que han denunciado a los boliburgueses y a los funcionarios que torpedean cualquier síntoma de participación popular, que permiten que los empresarios violenten los derechos de los trabajadores y el pueblo tienen ante sí el reto de darle forma a sus reclamos y a las soluciones que ansían.
Jorge Giordany anunció en diciembre que la política de subsidios se debe terminar, otros han dicho que no se puede dar un aumento general de sueldos y salarios y políticas por el estilo, son las promesas de los hombres que quedan al frente del gobierno bolivariano. El pueblo tiene un reto para que el proceso social revolucionario abierto el 27F del 89 no se pierda y ha mostrado sus ganas de salir victorioso, pero tiene frente a sí dos grandes problemas: una fortísima y terrible burocracia aliada de la burguesía y unas direcciones políticas de origen de izquierda, marxista, estalinista, conciliadoras con esa burocracia multicolor. Desde cada centro de trabajo hay que combatir estas direcciones y parejo reconstruir las direcciones sindicales y de otras organizaciones de masas que no tengan ilusiones en la capacidad del capitalismo en resolver nuestros problemas, ilusiones en la capacidad antiimperialista sin expropiar el sistema financiero y el mercado externo y de la existencia de un ala revolucionaria de de la burguesía, direcciones que estén convencidas de que solo la clase obrera salva a la clase obrera y cuando decimos la clase obrera, hacemos mención de la clase obrera venezolana como parte de la clase obrera mundial.
Ya el líder bolivariano, que inicio esta dinámica social no está. Ahora más que nunca, solo los marxistas revolucionarios podremos dirigir a los trabajadores combativos, los indígenas y estudiantes combativos, a los hombres y mujeres combativos del pueblo y nuestras minorías raciales, sexuales, culturales, religiosas y todos aquellos que honestamente quieren y luchan por eliminar la explotación capitalista de Venezuela, toda América y el mundo, tenemos que unir nuestras fuerzas y derrotar a la burocracia roja rojita, a los nuevos y viejos burgueses que viven y se enriquecen a la sombra del estado y a los burgueses de siempre y sus vasallos de la MUD.
Camaradas, pueblo trabajador de Venezuela, ¡No es tiempo de recular ni de vivir de leyendas! ¡Es tiempo de desechar las ilusiones, unirnos y luchar, sobre la base de un programa de propuestas clasistas. Solo la clase, los explotados y oprimidos y las fuerzas revolucionarias en todos los rincones del país y el mundo podemos salir al frente para avanzar a la conquista y victoria de todas nuestras luchas.
CORRIENTE SOCIALISTA REVOLUCIONARIA – EL TOPO OBRERO
No hay comentarios:
Publicar un comentario