Por: Earle Herrera
Con el anuncio ruso de tener la vacuna contra el coronavirus, al imperio se le aleja el negoción de cobrar precisamente vacuna a los pueblos del mundo. Estados Unidos e Inglaterra venían haciendo aguaje con el esperado descubrimiento, mientras rusos y chinos trabajaban en silencio. Un nervioso Trump empezó a chillar que aquellos los espiaban para robarle “su vacuna”. Esta era la última esperanza de su reelección. Los grandes laboratorios salivaban por un mercado de 7.000 millones de “clientes” asuzados por sus medios y redes. Pero todo se derrumbó porque los paisanos de Lenin y Mao no cobrarán por la salud del mundo. Parece que el malandro del planeta, por esta vez, no podrá cobrar vacuna. Quedó más sorprendido que Pedro Navaja su última noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario