Figuera y Uzcátegui, clones en sepia de don Néstor, recibiendo los parabienes de míster Abrams
Por José Sant Roz
Nunca me ha preocupado tanto las amenazas de nuestros enemigos externos, como la división de nuestras fuerzas, razón histórica de todas nuestras derrotas desde 1828. La mejor estrategia para los gringos en este momento es apostar a la división de la izquierda, tratar de abrirnos un boquete por el cual ellos puedan meterse, sobre todo cuando nos preparamos para la elección de la nueva Asamblea Nacional. Siempre teniendo en la mira que de presentarse un gran desajuste social en Venezuela se pueda proceder a una acción terrorista incontrolable contra nosotros desde Colombia y Brasil. Al actual alboroto le están sacando piquete, como ha sido en otras elecciones, pero esta vez colocando como jefe de campaña de la oposición a míster Elliot Abrams quien ha puesto en marcha un programa para alimentar el desconcierto. Ha movilizado millones de dólares en este sentido para la OEA, el Grupo de Lima, los arrastrados de la Santa Alianza (Unión Europea) y para todos los poderosos medios del mundo. El billete verde junto con el encantador chupete de la burguesía ha comenzado a espelucar nervios y pasiones. El gran escándalo está servido, palpando sutilmente egos, auscultando flacideces y poniendo bellos a los que están muy regulares.
Cada vez que se presenta una elección se desata, pues, la gran tormenta de las aspiraciones. Cuán humano es aspirar, ¿y quién no se cree merecedor a los dones de la gloria? Y con la aspiración viene la rabia y desencanto. Se destapa esa buscadera en ciertos partidos de cuadres y cálculos para apostar por aquel o aquello que ofrezca mejores réditos o provechos inmediatos. Eso, para que se sepa, señores del PCV, sí es capitalismo del más vil y denigrante. Aparece el señor Óscar Figuera, del PCV, como gran pontífice de la izquierda revolucionaria para decirnos que aquí no hay socialismo sino puro capitalismo dependiente y rentista. Eso lo sabe todo el mundo, señor Figuera, que el socialismo no se construye como quien prepara una salsa para espaguetis o un mondongo. En catorce años no lo pudo el Comandante Chávez ni en seis el presidente Maduro, ni en cincuenta Fidel Castro. Pero lo que sí debe recordar el señor Figuera, por ejemplo, es que el PCV apoyó al socialcristiano Rafael Caldera quien seguramente él creería que sí nos iba a llevar al socialismo e iba a acabar con el fulano rentismo que toda la vida nos ha agobiado. ¡Qué tal! ¿Lo recordará el señor Figuera? En Mérida, el señor Figuera dio luz verde a su partido para que se embanderara con el ultra-derechista de Florencio Porras quien ni por asomo tampoco los iba a llevar al socialismo (luego, como siempre oportunísticamente retrocedieron), ni mucho menos a sacarlos del rentismo del cual todos los fariseos sacan el mayor provecho. Sobre el caso de Uzcátegui me referiré en otro artículo.
¿Esperaba usted señor Figuera que en veinte años de guerra horrorosa y sin pausa construyésemos el socialismo en pocos años (¿con la ayuda de los gringos?), viniendo además nosotros de una brutal cultura consumista, en la que nunca nos dedicamos a sembrar un ocumo ni a hacer un tornillo o un lápiz, maleado el país todo por un atajo de politiqueros copiones, cuyas esperanzas de soluciones han estado en depender de los gringos o europeos? ¿No verá acaso que la guerra que nos están haciendo es por haber escogido un modelo propio de desarrollo y soberano, y por eso mismo han ido logrando "milagro" de que supuestos izquierdistas lleguen hasta ver un feroz capitalismo donde lo que existe es el maldito sabotaje y bloqueo euro-gringo? ¿No será capaz de ver eso?
Por otro lado, en mi último artículo olvidé decirle al señor constituyente Néstor Francia, lo siguiente: TÚ NO FUISTE ELEGIDO POR EL VOTO POPULAR POR LO QUE ERES O POR LO REPRESENTAS, sino gracias al PSUV que te postuló. Que no respetas al menos los grandes sacrificios que están haciendo nuestros compatriotas caídos por el Covid-19 en esta hora tan dura y que por el contrario vienes y metes tu cuña divisionista porque te están acicalando y poniendo "bello". Que tampoco respetas al hombre que está al mando en Miraflores recibiendo toda clase de agresiones, de atentados y condenas por parte del maldito imperio, al líder nuestro que sancionan y que tratan de asesinar como lo han hecho con otros tantos luchadores en este continente.
El señor Néstor, deberías agradecerle a Chávez (al chavismo que aún batalla en tantos frentes), por políticamente haberlo sacado de la inopia política como hizo con muchos de nosotros; de ese pertinaz chapoteo en que vivíamos, y por darnos ese sentido de patria y soberanía que estamos defendiendo con las uñas y los dientes; estas ideas, estos pensamientos, conocimientos sobre los valores gloriosos de nuestra historia, de lo nuestro, en los que no habíamos calado hondo. Seré más contundente: aquí en Venezuela, muchos de los fulanos partidos de izquierda que están en el debate nacional tienen una respetable representación electoral: la voz que tienen, la fuerza en el ambiente político nacional y mundial, gracias al Comandante Chávez. Todo se lo deben a Chávez, hasta el aire que respiran, y ahora que respiran creen que lo hacen por sí mismos.
Chávez los sacó, digo, del oscurantismo o los tugurios en que vivían frente a los adecos y copeyanos. En aquellas tristes poses de opositores eternos, llevando palo, humillaciones y escarnios espantosos. La verdad era que muchos de aquellos partidos de izquierda dirigidos por tramposos como Teodoro Petkoff o Pompeyo Márquez lo que menos querían era tomar el poder. Le tenían pánico a tomar el poder porque sabían que en cogiéndolo los gringos tratarían de matarlos, satanizarlos y destrozarlos, y preferían vivir en sus papeles de farsantes diciendo que eran "revolucionarios", martillando a medio mundo.
Entonces vino Chávez y se echó encima la terrible cruz de hacer una revolución, sabiendo todo lo que se le venía encima, a sabiendas de que lo iban a matar como en efecto sucedió. Pero mientras Chávez se arriesgaba y desafiaba a los mil demonios, ellos, los arribistas, los logreros, los aparceros del voto, los eternos vividores de la política, comenzaron a coger espacio y a decir que lo que se estaba logrando en soberanía, en derechos sociales, en avance en educación, vivienda y salud era gracias a ellos, y que Chávez en medio de todo no era sino un abusador que no les respetaba sus parcelas.
En verdad que nunca respetaron ni le reconocieron nada a Chávez, en cuanto se les presentaba una oportunidad lo traicionaban y cuadraban sus candidatos a sus intereses privados, personales o de grupo.
Y en muchas ocasiones empezaron cuadrándose con un candidato ajeno al PSUV creyendo que les daba más réditos, pero al mismo tiempo hacían cálculos para ver si tal decisión les convenía o no. En cuanto Chávez les descubría sus negocios y los mandaba al infierno, entonces regresaban con el rabo entre las piernas y mansitos volvían al redil de la revolución, aunque lo estaba claro que también lo hacían por puro oportunismo o conveniencia.
Ha sido éste, un largo camino de traumas y dolores divisionistas, porque por el divisionismo nos pueden destruir, derrotar. Esa es el arma predilecta que en este momento está esgrimiendo la derecha y es realmente muy peligrosa. Si vieran cómo los poderosos medios de la derecha están ventilando a los cuatro vientos todos los temblores que se están provocando con la próxima elección de la Asamblea Nacional. Se frotan las manos los Trump, los Almagro, los matacuras, los guarimberos, los hijitos de Uribe y de Duque. Y que vengan ahora estos grupos a exigir curules con ferocidad desbocada, en medio del maldito asedio y bloqueo de los gringos, en medio de esta pandemia y de la permanente amenaza de invasión por parte de Colombia y de Brasil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario