Chavistamente: Postales antichavistas
Por: Carola Chávez
Pablo Medina, todo fofo y mal metiendo la barriga, se deja filmar a la orilla de una lujosa piscina en quién sabe dónde, pero lejos de aquí; dando un discurso engolado y cursi que habla de “su compromiso por Venezuela, esa tierra de Libertadores, por ese pueblo alegre” y cliché cliché, cliché “y voy aquí a nadar esta piscina en nombre de Venezuela, Dios mediante” Y uno se queda con el alma en vilo, porque si Pablo está pidiendo la ayuda de Dios es porque esa piscina debe ser peligrosísima. ¡Chupulún! Platanazo y bracea Pablo como borracho de playa, de esos que se lleva la resaca… bracea Pablo torcido, siempre torcido, parece que se hunde, ¡no se hunde!, bracea agotado y toca la meta, allá lejos, a veinticinco metros de donde se lanzó. Respira Pablo, respira asombrado de su proeza y alza los brazos en señal de victoria y nadie se ríe, porque los idiotas que lo grabaron creen que la vaina es en serio.
Capriles, en el cuartico del loco, hace un programa en streaming que nadie ve para lanzar puyas y manotear, todo furioso, jugando a que él es un dirigente importantísimo que sabe de política y, tropezando de nuevo con la misma piedra, dice que la política es no ir a elecciones. El otrora “flaco bello” de las pavas de Las Mercedes, ahora flaquísimo, mal afeitado, con los ojos más desorbitados que nunca, cosecha los insultos y el desprecio añejado hoy no le perdonan que cuando ellos, siguiendo sus instrucciones fervorosamente, estaban descargando la arrechera, Capri los mandó a bailar salsa y ¡tlaca, plaka, taca, plan!. La nada…
Más allá, Ramos Allup pelea con su compadre Bernabé, porque Bernabé le pegó a Muchilanga y quiere elecciones quiere y Henry no quiere y les hinchan los pies y una señora que va pasando les dice, porque los conoce y sabe: “¡eso es embuste!”. Y desde el lujoso barrio de Salamanca, Madrid, aletea un vampiro que fue adeco y ahora quiere ser uña y sucio político con Maria Corina, para tirárselas de popof. ¡AD juventud, Ad juventud!
¡Vente! –Suplica María Corina Machado al Comando Sur, mientras inventa otra frase con punch publicitario que diga que ya es la hora, que Maduro ya se va, que ahora sí, que por la malas, que la Salida, que fuerza es fuerza, que aló, mami, no vengas para acá. María Corina, que no quiere a nadie, ni siquiera al vampiro que aletea adulante al son desafinado que ella toque. Maria Corina, ceño fruncido que se resiste al botox. Fruncimiento que solo cedería con una sangrienta invasión militar. Maria Corina ciega de soberbia, siempre por en el violento callejón sin salida que termina en fracaso, y más rabia, más frustración, más ceño fruncido y más botóx.
Gabi Arellano, junto a no recuerdo qué otra nulidad, renuncia a Voluntad Popular porque la nevera de Fabi Fabulosa se llenó y la de Gabi como que no tanto. Y, ahora, meses después de que nosotros lo denunciáramos, el Wall Street Journal lanza el tubazo oxidado: ¡Sorpresa! Leopoldo conspira y fracasa planeando la invasión con mercenarios desde la casa tomada del embajador español, cuya penitencia, por esconder a un delincuente a la vista de todos, es tener que soportarlo indefinidamente, mientras Lilian, la esposa que no lo soportó, empava con su presencia al reino al que el embajador no ve la hora de regresar. Y el malvado Maduro que no lo termina de expulsar…
Y ni hablar de Guaidó, en otra embajada, la de Pepe Le Pú, tuiteando en la nochecita, según lo que diga Nicolás para contradecirlo, para tirárselas de arrechito, muy arrechito sí, pero confinado, aunque que nadie, aparte que su miedo, le prohibe salir; aterrado por la inexorable llegada de la justicia; cundido de barros y nervios; derrotado y derrotados todos los que lo reconocieron y apostaron a perdedor y ahora no saben cómo volver de un ridículo del que no se puede regresar. Presidente imaginario que gobierna por Twitter, donde sus bots no pueden contener el chaparrón de insultos de quienes, hace apenas un año, lo llamaban “mi presidente” y estaban dispuestos -o eso decían-. a ir a una guerra por él.
Sentado al borde el olvido, Stalin Gonzalez saca cuentas que no le dan. Porque a Pizarro lo mandaron a Nueva York, pero a Stalin lo vacilaron: solo a un jueguito de béisbol y y está. Que sí, que en el área VIP carísima, que sí, que vio todo de cerquita, que todo fue muy nice, pero eso es como que te den una probadita de un manjar y luego te saquen el restaurant. Stalin, si no es diputado, sería sino un cuarentón con sobre peso representante de una generación de relevo que nació envejecida y que nunca fue. Se soba la barriga Stalin y decide que colgando, como la guayabera, él no se va a quedar. Stalin va a elecciones porque sabe que el barquito de papel de la presidencia (aeiou) se deshace a la deriva y ya es hora de saltar.
A la deriva también el voto antichavista, que se debate entre pedir sanciones contra Stalin y cualquiera que se lance a candidato; o lo más sencillo, que paradojicamente, para ellos es dificilísimo: aceptar, de una vez, que las únicas veces que la oposición ha ganado algo, en todos estos años, ha sido por la vía electoral.
Postales antichavistas de una semana que puede ser cualquier semana de los últimos 20 años.
CAROLA CHÁVEZ
@tongorocho
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