Néstor Francia/Análisis de Entorno: Venezuela; Apuesta por la paz y defensa de la soberanía
– Esto pica y se extiende
– Enjambre de abejas africanizadas
– Abejas traidoras de nuestra colmena
– Acción conjunta a partir de las matrices mediáticas
– Los editoriales del New York Times y del Washington Post
– Santos, embajadores y ministros en Cúcuta
– Amenaza cumplida
– Igual que los de aquí: a las “instancias internacionales”
– Los mismos argumentos
– Holguín muy activa: múltiples reuniones
– ¡Yo te aviso, Chirulí!
– Un angelito
– Almagro entregado a la farsa
– Curas de Colombia y Venezuela complotados
– El diablo viste de cura
– Venezuela: apuesta por la paz y defensa de la soberanía
– A Dios rogando y con el mazo dando
– Insistir con Unasur y Comisión de la Verdad
– Necesaria contraofensiva internacional
– A camarón que se duerme se lo lleva la corriente
Esto pica y se extiende. La derrota de Colombia en la OEA ha funcionado como un palo que ha alborotado a un tumultuoso enjambre de abejas africanizadas que atacan sin clemencia, algunas de ellas, lamentablemente, nacieron en nuestra colmena y se han puesto abiertamente al servicio de los intereses del paramilitarismo y del crimen fronterizo, y emiten declaraciones y artículos contrarios a Venezuela: Capriles, Mitzi de Ledezma. María Corina Machado, Rafal Poleo, Manuel Malaver y unos cuantos más. Ante esa realidad, ahora menos que nunca se puede dar un paso atrás. Hay que mantener el cierre fronterizo, profundizarlo, defenderlo, difundir sus resultados y beneficios.
El enjambre venenoso se mueve desde distintas direcciones y comienza a actuar de manera conjunta bajo la guía de las matrices que se desarrollan desde la canalla mediática internacional. Está el ejemplo de los puñeteros editoriales simultáneos, puestos de acuerdo, por supuesto, del Washington Post y el New York Times. Ambos editoriales acusan al presidente Maduro de “fabricar” una disputa con Colombia.
El diario derechista de Nueva York habla de una crisis “fabricada por un presidente cada vez más impopular que está desesperado por apuntalar el apoyo a su partido con vistas a las elecciones parlamentarias previstas para diciembre”. De manera indignante el diario tergiversa lo que ocurre en la frontera al afirmar que las “excentricidades” de Maduro “han interrumpido un importante corredor comercial, separado a familias y desplazado a cientos de personas de sus hogares” Un importante corredor comercial… ¡para los contrabandistas, los traficantes y los bachaqueros!
Por su parte, el Washington Post atribuye las acciones de Venezuela a que nuestro Gobierno “populista” “parece encaminarse hacia una gran derrota en las elecciones legislativas previstas para diciembre, si el voto es libre y justo”. Como se ve, este diario que representa a los sectores más recalcitrantes del Imperio aprovecha para poner en duda la transparencia de las elecciones del 6D. Para el diario capitalino gringo, el problema en la frontera no es causa del paramilitarismo, el crimen organizado y la permisividad del gobierno de Colombia, “no parte de los colombianos, sino de las políticas económicas desastrosas del Gobierno de Maduro”.
Como contraparte, los dos editoriales no escatiman elogios para Juan Manuel Santos quien según el Post “ha reaccionado con moderación” ante la “provocación cínica” de Maduro. Según el New York Times, “Las autoridades colombianas se han abstenido de manera sensata de iniciar una guerra dialéctica que podría incrementar el fervor nacionalista en Venezuela”. Bueno, al menos reconoce que hay aquí “fervor nacionalista”.
Entre tanto, Santos se reúne en Cúcuta con su gabinete y sus embajadores del continente, montando un show de resonancias mediáticas, que será coronado por la visita, a todas luces inoportuna, del secretario general de la OEA, Luis Almagro, a la zona fronteriza del lado colombiano. Está ocurriendo, pues, lo que ofreció el embajador de Colombia ante la OEA, Angel González, quien afirmó, inmediatamente después de la votación del 31 de agosto en el organismo continental, que “Vamos a continuar en nuestros planteamientos… Esto apenas comienza”.
Además el presidente colombiano vuelve a exhibir los mecanismos típicos de la oposición venezolana, al declarar que las “deportaciones” de colombianos pueden ser llevadas a la Corte Penal Internacional, amenaza que fue respaldada públicamente por la traidora Delsa Solorzano. Y en otro arranque que es común en la derecha del patio, Santos cargó contra la decisión del Consejo Permanente de la OEA con los mismos argumentos que estamos cansados de oír aquí, provenientes de la oposición venezolana: “Infortunadamente, pudieron más la ideología y los intereses monetarios que las razones humanitarias. ¡Es triste constatarlo, pero fue así!”.
Por otro lado, la canciller María Angela Holguín se muestra muy activa en el terreno internacional y siguiendo con los usos a los que nos ha acostumbrado la derecha venezolana, se anuncia su reunión con el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un enemigo jurado de Venezuela, y ante organismos de Naciones Unidas, incluido un encuentro la próxima semana con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. La canciller también se reunirá con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, con el director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing y con el director de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios
A todas estas, Santos pretende mostrarse como un angelito: “Colombia es una nación decente, civilizada, democrática, respetuosa de los derechos humanos y de las instancias internacionales, que cree en el diálogo y la diplomacia, ¡y lo seguirá siendo!”. ¿Decente, civilizada, democrática, respetuosa de los derechos humanos? ¡Yo te aviso, chirulí!
Por su parte, Luis Almagro, quien sigue prestándose descaradamente a la farsa colombiana, anunció una ayuda de 25.000 dólares de fondos de emergencia de la OEA para llevar “asistencia” a los colombianos que dice el gobierno colombiano son afectados por las repatriaciones, fondos que serían canalizados a través de la Cruz Roja. Otro mecanismo que ya conocemos y que se usa en los procesos de estigmatización de naciones soberanas como violadoras de los “derechos humanos” y que refuerza la matriz de “crisis humanitaria” con la que se pretende desviar la atención de los verdaderos problemas de la frontera colombo-venezolana. Es por ello que el embajador de Colombia ante la OEA, Andrés González, se muestra tan complacido con los movimientos de Almagro, y afirma que el secretario general de la organización, en una nota emitida ayer, “hizo suyo” el comunicado del 27 de agosto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el que urgió a Venezuela a detener de manera inmediata “cualquier expulsión colectiva, arbitraria o sumaria” de colombianos y a “abstenerse de adoptar cualquier medida tendente a destruir sus propiedades”. En fin, Dios los crea y ellos se juntan.
Las oligarquías de Colombia y Venezuela no se van a quedar tranquilas. Ya se anuncia un nuevo espectáculo: Obispos de las iglesias católicas de Colombia y Venezuela se reunirán hoy en Bogotá para fijar una posición que “ayude a superar la crisis fronteriza”. La agenda no deja lugar a dudas de las intenciones de este cónclave de burgueses con sotanas. Han dicho que analizarán la “crisis humanitaria” en la frontera común. A la cita acudirán los miembros de la Comisión Permanente del Episcopado Colombiano, presidida por el cura Luis Augusto Castro, y los obispos de las jurisdicciones eclesiásticas que se encuentran en la frontera. Por Venezuela participarán varias “joyitas” de conocido “brillo”, el presidente de la Conferencia Episcopal, Diego Padrón, y el inefable arzobispo de Coro, Roberto Lückert, así como el obispo de San Cristóbal, Mario Moronta. Todos enemigos jurados de la Revolución Bolivariana y aliados cercanos de la oligarquía más recalcitrante del país.
Castro aseguró que en la reunión se busca “estudiar procesos de pastoral que nos ayuden también a hacer más fácil y llevadera la situación de estos colombianos”. Ni una sola palabra, por supuesto, sobre paramilitarismo, contrabando, bachaqueo, tráfico de personas, prostitución, secuestros ni nada parecido. El diablo viste de cura.
Venezuela mantiene su apuesta por la paz sin renunciar a su soberanía y al derecho de proteger nuestra frontera. El canciller Roy Chaderton ha dicho que nuestro país prefiere resolver este asunto “en familia”, de manera bilateral con Colombia y apuntando a políticas de colaboración. Pero a Dios rogando y con el mazo dando. La ofensiva internacional de Colombia es muy peligrosa y puede convertirse en una espina para nuestro país, si no reaccionamos rápido. Hay que insistir en el involucramiento de la Unasur y en el nombramiento de una Comisión de la Verdad en torno al caso, e iniciar ya una contraofensiva más allá de nuestras fronteras. Debería crearse una comitiva de alto nivel, que incluya aliados extranjeros, voceros de derechos humanos, intelectuales, periodistas, figuras de peso mediático, que le dé la vuelta al mundo llevando por doquier nuestras verdades. Como apunta el conocido dicho: a camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
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