Lazo de Ecuador con Venezuela y Colombia, clave en cita sobre crisis fronteriza
* Relación con Santos y confianza con Maduro posicionan a Correa como mediador ante lío fronterizo.
Los presidentes, Juan Manuel Santos, de Colombia, Nicolás Maduro, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador y Tabaré Vázquez, de Uruguay.
Probablemente, el país mejor posicionado para poner a hablar a Colombia con Venezuela en estos momentos de crisis es Ecuador, tal y como lo logró el presidente Correa tras invitar a Santos y a Maduro a dialogar junto a él y el presidente Tabaré Vázquez, de Uruguay.
La primera razón es la buena relación que el gobierno de Correa ha cultivado con el de Juan Manuel Santos, a pesar de algunos asuntos pendientes como el de las salvaguardas y el comercio en la frontera; y la segunda, que al mismo tiempo Quito le da confianza a la parte venezolana, toda vez que son aliados del Alba e ideológicamente cercanos.
Esta doble condición no parecía tenerla ninguna de las otras opciones. Además, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, fue muy diligente al viajar el lunes a Bogotá y Caracas para tratar de concretar esa reunión, que ya se había frustrado por la falta de consensos en el seno de Unasur. Ecuador ocupa la presidencia pro tempore de la Celac.
El acompañamiento de Uruguay también es clave, pues se considera, si se quiere, cercano a la posición colombiana, ya que votó a favor de elevar el tema de la crisis migratoria a una reunión de cancilleres de la OEA. Uruguay ocupa la presidencia pro tempore de la Unasur.
Se descartó así la mediación panameña, cuyo voto en contra en la OEA, supuestamente para poder ejercer de mediador, no gustó a Bogotá; y la de Brasil y Argentina, que se abstuvieron en la votación, pero que se perciben demasiado cercanos a Maduro.
Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos no entiende la cita del próximo lunes como un encuentro bilateral con su homólogo venezolano, sino que la percibe como la aceptación a una invitación para explorar salidas a la crisis fronteriza que le hicieron Correa y Tabaré Vázquez.
Este concepto del encuentro del próximo lunes lo respalda de alguna manera el hecho de que no hay una agenda definida para abordar en torno a la crisis humanitaria que se vive tras la orden unilateral de Venezuela de cerrar la frontera con Colombia, impartida desde el pasado 19 de agosto.
En todo caso, también es claro que en la Casa de Nariño no cierran la puerta a una conversación bilateral de rigor.
Lo del lunes será entonces un diálogo que contará con la presencia de Correa y Vázquez, quienes ya han sostenido conversaciones con sus homólogos colombiano y venezolano, por teléfono, para analizar qué tan viable es que se dé un cara a cara posterior, ese sí para buscar salidas específicas a la crisis en la zona.
En presencia de Correa y Vásquez, los presidentes de Colombia y Venezuela tratarán de hallar coincidencias y analizar qué tan profundas son las diferencias.
“El señor Presidente ha aceptado la invitación al diálogo”, precisó desde la Casa de Nariño la canciller María Ángela Holguín, quien enfatizó que la idea de ese encuentro “es poder tener una conversación entre los cuatro presidentes y así avanzar en este diálogo con el presidente Maduro”.
Lo que motivó a Colombia para dar el sí a esta cita, que se realizará en el Palacio Carondelet de Quito –sede del gobierno de Ecuador–, es que Venezuela ha avanzado en el cumplimiento de las tres condiciones humanitarias que puso para aceptar un diálogo directo.
Ya está funcionando el corredor humanitario para que los niños que viven del lado venezolano de la frontera puedan asistir en territorio colombiano a clases; también se suspendieron las deportaciones ilegales desde el país vecino, y se estableció una mesa de búsqueda de acuerdos para recuperar los enseres abandonados tras la expulsión y comenzó la reunificación familiar. Ya van 32 de ellas que lo han logrado.
Quien dio a conocer la cita del lunes, que será a las 2 de la tarde, fue el presidente Correa, que pasadas las 6 de la tarde informó a través de su cuenta de Twitter que se había logrado concretar el encuentro.
Minutos después, desde Caracas, Maduro confirmó: “Ahí estaré en Quito dándole la mano al presidente Santos y sentándonos a conversar a fondo y de manera extendida todos los temas de la agenda para construir una nueva frontera de paz”.
Colombia, claro está, aún tiene algunas reservas, pues solo aceptará el cara a cara cuando exista una agenda concreta para encontrar soluciones de mediano y largo plazos a los problemas más sensibles de los dos países.
Lo que también quedó en evidencia, tras confirmarse el encuentro de los cuatro presidentes en Quito, es que todavía falta perfeccionar mucho trabajo diplomático entre Colombia y Venezuela.
Santos no quiere una reunión que solo sirva “para la foto”, por lo que el lunes insistirá en que se encuentre una agenda común para combatir el contrabando, luchar contra la criminalidad y fomentar el desarrollo de quienes viven en la zona fronteriza. Además de esto, aspira a que se mantenga el avance en el cumplimiento de las condiciones humanitarias.
Según supo este diario, tras la cita del lunes continuarán los acercamientos a través de los canales diplomáticos para establecer esa agenda y determinar qué tan factible y en cuánto tiempo podría haber una cita verdaderamente bilateral entre los dos presidentes.
La aceptación a dialogar en Quito busca dar pasos hacia el fin de la crisis humanitaria, pero, como lo dijo más temprano el presidente Santos, bajo una premisa fundamental: “No es ampliando los cierres como se acerca la posibilidad de una solución a los temas que aquejan a nuestra frontera. Se requiere un diálogo respetuoso, franco y sincero, basado en hechos y en realidades”.
La crisis entre los dos países, que comenzó el pasado 19 de agosto, cuando Venezuela comenzó a cerrar unilateralmente la frontera con Colombia, deja hasta ahora 1.450 colombianos deportados, 150 de ellos con carácter de refugiados, y un en total de casi 20.000 que han retornado por persecución de las autoridades venezolanas.
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