HORA DE CAMBIOS

BRUNO RENAUD *

¿Represión excesiva?

No sé si existe un país en el mundo donde las palabras se han desvirtuado como en Venezuela

No sé si existe un país en el mundo donde las palabras se han desvirtuado como en Venezuela; donde las palabras hayan perdido su significado como aquí. A lo mejor hay que haber conocido el clima social y político de los varios gobiernos de “la Cuarta” para saber lo que son: represión, tortura, golpes, violencia policial, irrespeto a los “derechos humanos”, asesinato sistemático de parte del Estado. A lo mejor es preciso haber visto la Colombia de Uribe o Santos, Siria de Al Assad, Rusia de Putin, o haber conocido regímenes realmente dictatoriales como fueron los del Cono Sur en los años 60 a 80 del siglo pasado. O habrá que haber ido a cualquier país (cualquiera) de la “amable” Europa de hoy. ¿Para qué? Para darse cuenta de que, en ninguno de estos países democráticos, en ninguno, sería posible haber causado los desastres a la infraestructura que ha causado aquí la rama ciega de la oposición política (pasan de quince mil millones de bolívares, ¡una bicoca!), sin contar sus decenas de asesinatos y sus francotiradores contra policías y guardias nacionales (estos son, en cualquier lugar, gravísimos actos de guerra) y otros ejercicios de manos blancas… Y después, esperar que, como premio, le saquen a uno la alfombra roja, con el trato VIP en los salones de lujo del Gobierno nacional. La policía yankee es supuestamente un modelo referencial en cuanto a trato humano. ¿Acaso habrían esperado estos cuerpos policiales la décima parte de desorden y destrucción causados por nuestros guarimberos para intervenir allá con una brutalidad digna de desanimar a quien fuera?

Que nadie se equivoque: no estoy deseando ni sugiriendo represión incontrolada de parte de los cuerpos policiales. Absolutamente: para nada. Ni siquiera se trata aquí de defender las políticas del Ejecutivo nacional. Pero me parece sorpresivo, para decir lo poco, que se saquen a flote, en ese contexto de violencia alocada de parte de cierta oposición política, me parece asombroso que se saquen y ventilen como si nada los grandes conceptos de tortura policial, dictadura fascista, Estado asesino, gritándolos para afuera, en vez de reconocer lo básico: cualquier Estado tiene el derecho de protegerse prudentemente contra los actos de delincuencia que lo atacan.

Sacerdote de Petare