El
peligroso vendedor de cambures que la
DIM arrestó en Altamira de Cáceres
De
cómo el Cazador Novato mantuvo en su casa a Julian Conrado
Por:
José Roberto Duque-
JULIAN
CONRADO
Credito:
Prensa Tribuna Popular PCV
Caracas,
diciembre 29 - Entre los miles de mensajes que circularon en las redes sociales
en el Tuitazo por Julian Conrado estuvo éste en el que José Roberto Duque,
revolucionario y escritor, dio a conocer la historia que le contó Rafael
Martínez Arteaga, cantor llanero conocido como El Cazador Novato. El relato,
cargado de historia y humanidad es una muestra de la solidaridad del pueblo y
de las circunstancias en las cuales cayó preso el cantor y luchador Julian
Conrado para quien se pide libertad y asilo.
El
peligroso vendedor de cambures que la
DIM arrestó en Altamira de Cáceres
José
Roberto Duque
Oírlo
en la voz de Rafael Martínez Arteaga (El Cazador Novato) es uno de esos
acontecimientos que no se olvidan. Me tocó escucharlo (y lamentar no haber
encendido una maldita cámara o grabador) en ese bonito pueblo que en la
alborada del estado Barinas fue su primera capital.
Se
lo llevaron unos amigos de Barinas: un tipo flaco y jipato que respondía al
nombre de Diego. La casa de Rafael Martínez, El Cazador Novato, es de esas que
permanecen abiertas a la espera de amigos, conocidos y curiosos.
Este
Diego no entraba en ninguna de esas categorías, pero bastó una conversa de
pocos minutos y la declaración de que él y su esposa querían un espacio
suficiente para dormir y dedicarse a trabajar la tierra, y Rafael les indicó un
cuarto detrás de su casa, allá en el sector La Quinta , a un par de
kilómetros de Altamira de Cáceres. Diego y su mujer echaron un ojo y eso fue
todo: el Cazador tenía nuevos vecinos (y no sólo inquilinos).
Para
completar el cuadro y la entrada en armonía, el Diego (quien se presentó como
abogado ecuatoriano) resultó ser cantor y compositor. Muy buen cantor y mejor
compositor. El Cazador, quien carga encima la fama esa de escopetero sin
puntería, pero que cuando le pone el ojo y el oído a un cantor éste termina
convirtiéndose en cantante fundamental, emblema o leyenda de la canta llanera
(Reynaldo Armas, Dámaso Figueredo, Reyna Lucero, docenas más) todavía hoy se
lleva la mano a la nuca cuando se acuerda de las melodías que su nuevo vecino
le sacó a la garganta y a la guitarra: "Yo me preguntaba de dónde había
salido ese señor y por qué no estaba sonando en todas las radios. Tenía a Alí
Primera en un pedestal y componía varias canciones al mes".
Lo
otro que conmovió al Cazador fueron las reflexiones y análisis políticos del
visitante.
Cualquier
tema o comentario simple sobre las relaciones entre Colombia y Venezuela que se
ponía en la mesa, el Diego la desmenuzaba en mil fragmentos que al juntarse
daban cuenta de un rompecabezas geopolítico complejo pero clarísimo.
El
Cazador le mostraba una enredadera en el monte y el Daniel la picaba en
trocitos y detrás aparecía la selva completa. "Y por qué este carajo que
sabe tanto se vino a este pueblo a pelar bolas", seguía preguntándose el
Cazador. Mala puntería. Más de una vez Diego le preguntó a su anfitrión qué
opinión le merecía la guerrilla colombiana. El Cazador se lo decía claramente:
"Me gusta más la revolución que estamos haciendo en Venezuela. Aquí no
necesitamos secuestrar a nadie para hacer la revolución". Diego escuchaba
y guardaba silencio.
Los
demás vecinos de La Quinta
también se fueron convirtiendo en asiduo auditorio para oírlo decir sencillos y
complejos discursos, y cantar. Otro dato insólito, su sencillez, la forma en
que se ganaba la vida: recogía los cambures de un conuco que él mismo trabajaba
dentro de la parcela del Cazador, y los subía a la orilla de la carretera para
venderlos. Con el producto de esa venta iba a Altamira y compraba sus alimentos
y el de su mujer en Mercal. A veces la venta de los cambures no le alcanzaba
para comprar para todo el mes y el Cazador le completaba o le prestaba el
dinero que le faltaba. "Ese conuquero era muy trabajador y muy
inteligente, yo lo ayudaba mucho con gusto". Varios meses tuvieron para
compartir saberes y canciones.
Rafael
Martínez, El Cazador, nos muestra la habitación para completar una imagen que
no se puede decir con palabras: "Aquí vivía Diego con su mujer. Con esto
se conformaba ese hombre para vivir. De aquí se lo llevaron de madrugada".
Un cuarto de 4 por 6, una cama, un estante y a un costado un túnel por donde
baja el agua cuando llueve. Un cuadro que uno llamaría pobreza si no conociera
la diferencia entre ésta y la humildad.
La
madrugada de la que habla el Cazador Novato es la del 31 de mayo de 2011. Ese
día llegaron dos camionetas Hilux y de ellas se bajaron diez hombres con armas
automáticas. Entraron a la casa, dieron con la pequeña habitación donde dormían
el conuquero y su mujer y se los llevaron. El Cazador estaba entonces en
Barinas pero su hermano le contó todo; a la mujer la soltaron en el puente, a
unos kilómetros del pueblo, con las manos atadas a la espalda con alambre. Al
día siguiente comenzó a difundirse por Internet la noticia de que la División de Inteligencia
Militar había capturado a un guerrillero de las FARC en Barinas. Más
específicamente en Altamira de Cáceres. Exactamente: en el cuartico trasero de
la casa de Rafael Martínez, El Cazador Novato. Y el guerrillero capturado era
conocido por su alias Julián Conrado.
Días
después los cuerpos de seguridad del estado le hicieron una visita domiciliaria
al Cazador. Le hicieron varias preguntas, respetuosamente y sin violencia por
tratarse de un personaje importante de la cultura llanera. Él respondió todo
con franqueza y claridad. No sabía que Diego se hacía llamar Julián Conrado ni
que era guerrillero. Hasta que le hicieron la pregunta que parecía crucial:
--¿Usted
sabe la clase de problema en el que está metido?
--No
sé, dígamelo usted.
--Usted
tenía escondido en su casa a un fugitivo de la justicia colombiana.
--Bueno
-ripostó el Cazador-, entonces dígame una cosa. ¿Ese señor estaba armado cuando
lo capturaron?
--No,
no estaba armado.
--Ah
bueno, entonces no tengo ningún problema, porque yo estaba cumpliendo con una
orden del comandante Chávez: soldado de cualquier fuerza regular o irregular
que ingrese al territorio necesitado de ayuda médica o humanitaria, estamos en
la obligación de dársela.
Desde
entonces ya nunca más han vuelto a la casa del Cazador Novato.
Libertad
para Julián Conrado
http://tracciondesangre.blogspot.com/2012/12/el-peligroso-vendedor-de-cambures-que.html
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