El día que la derecha venezolana intentó silenciar al humor
Leoncio Martínez, LEO, un gran venezolano que incomodo desde siempre a los factores imperiales que dominaron el país y un 09 de octubre de 1.937, un grupo asalto la redacción de la revista Fantoches y le propinó una paliza que lo dejó gravemente herido.
YVKE Mundial/ Ivan Barrios
Martínez fue el primero en hacer publicidad luminosa en algunas esquinas de Caracas, adaptando a una estantería de fondos con instalaciones de bombillos, telas transparentes dibujadas y coloreadas que cambiaba cada mes, logrando así el efecto de luz que se requería. Foto archivo. |
Leoncio Martínez Importante humorista, periodista, poeta, publicista, dramaturgo y caricaturista del siglo XX venezolano. En 1912 fue uno de los principales promotores de la creación del Círculo de Bellas Artes.
En su rol de periodista colaboró en la redacción de periódicos y revistas de Venezuela, tales como El Cojo Ilustrado en 1908, La Voz del Pueblo, El Nuevo Diario en 1913, La Linterna Mágica y Pitorreos en 1918. Junto a Francisco Pimentel (Job Pim), fundó en 1923, el semanario Fantoches, del que fue director y principal colaborador hasta su muerte.
En 1.937, el fundador de COPEI, Rafael Caldera, mandó a propinar una paliza al humorista de izquierda, Leoncio Martínez. El hecho sucedio en un asalto perpetrado en la redacción de la Revista Fantoches, donde Martínez fue gravemente herido.
Leoncio Martínez siempre fue un hombre de izquierda, y vale destacar, que por su intachable y particular obra, en diversos campos de la comunicación, fue siempre perseguido por la derecha venezolana que se ocultaba tras actos violentos como los ocurridos en la redacción de Fantoches.
De esta manera, al repasar un poco la historia venezolana, vemos a una derecha que desde el principio del principio ha sido represiva, agresiva y sin ningún tipo de pudor al momento de ejercer actos tan bajos como los cometidos contra Martínez en 1.937.
Fuera de Venezuela, trabajó como ilustrador y redactor de la revista Carnaval de Puerto Rico, para lo cual fue contratado en 1911.
Con el seudónimo "Leo", allí, redactó columnas de crítica literaria, taurina y de actualidad, en el semanario Fantoches, así como la permanente sección Leo y Comento, caracterizada por las apreciaciones jocosas de temas variados y también como tribuna para dirigir sus críticas al régimen gomecista.
Debido a sus opiniones políticas, Leo fue encarcelado varias veces durante los gobiernos de Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras. En 1932, Leoncio Martínez publicó una recopilación de sus cuentos bajo el título de Mis otros Fantoches. Sus poesías fueron editadas entre (1943-1944) y una selección de sus dibujos fueron reunidas por Aquiles Nazoa en 1959.
Leoncio Martínez contribuyó al redimensionamiento de la publicidad de la primera mitad del siglo XX venezolano, al lograr mediante sus caricaturas una síntesis del mensaje con la caricaturista costumbrista, adaptando al tono de la época y del medio los productos nacionales e importados que se tenían para el momento.
Visionario
En este mismo campo, Martínez fue también el primero en hacer publicidad luminosa en algunas esquinas de Caracas, adaptando a una estantería de fondos con instalaciones de bombillos, telas transparentes dibujadas y coloreadas que cambiaba cada mes, logrando así el efecto de luz que se requería.
Leo mostró su talento artístico en la realización de los decorados para numerosas obras de teatro, sainetes y zarzuelas de la época (entre los que se destaca en 1914 la escenografía para la zarzuela de un acto y 3 cuadros Alma Llanera, de Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez).
Asimismo, fue creador de revistas musicales como Sin Cabeza en 1917, representada en su estreno por Rafael Guinand, El Rey del Cacao en 1914 y Nenelisk 1917 y El Conflicto 1917, cuya autoría compartió con Francisco Pimentel y Armando Benítez.
También por requerimientos de varias de sus obras, Leoncio Martínez compuso la letra de algunas canciones populares tales como Dama Antañona y La Musa del Joropo.
De esta manera, Martínez fue un gran hombre de esa Venezuela que se levantaba contra todas y cada una de las trampas que colocó la derecha apatrida que hoy ha sido neutralizada, gracias a la llegada de la revolución bolivariana, donde los Derechos Humanos están por encima de los intereses capitalistas de los pequeños grupusculos que pretenden quebrar el país y hundir al pueblo en la miseria.
En su rol de periodista colaboró en la redacción de periódicos y revistas de Venezuela, tales como El Cojo Ilustrado en 1908, La Voz del Pueblo, El Nuevo Diario en 1913, La Linterna Mágica y Pitorreos en 1918. Junto a Francisco Pimentel (Job Pim), fundó en 1923, el semanario Fantoches, del que fue director y principal colaborador hasta su muerte.
En 1.937, el fundador de COPEI, Rafael Caldera, mandó a propinar una paliza al humorista de izquierda, Leoncio Martínez. El hecho sucedio en un asalto perpetrado en la redacción de la Revista Fantoches, donde Martínez fue gravemente herido.
Leoncio Martínez siempre fue un hombre de izquierda, y vale destacar, que por su intachable y particular obra, en diversos campos de la comunicación, fue siempre perseguido por la derecha venezolana que se ocultaba tras actos violentos como los ocurridos en la redacción de Fantoches.
De esta manera, al repasar un poco la historia venezolana, vemos a una derecha que desde el principio del principio ha sido represiva, agresiva y sin ningún tipo de pudor al momento de ejercer actos tan bajos como los cometidos contra Martínez en 1.937.
Fuera de Venezuela, trabajó como ilustrador y redactor de la revista Carnaval de Puerto Rico, para lo cual fue contratado en 1911.
Con el seudónimo "Leo", allí, redactó columnas de crítica literaria, taurina y de actualidad, en el semanario Fantoches, así como la permanente sección Leo y Comento, caracterizada por las apreciaciones jocosas de temas variados y también como tribuna para dirigir sus críticas al régimen gomecista.
Debido a sus opiniones políticas, Leo fue encarcelado varias veces durante los gobiernos de Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras. En 1932, Leoncio Martínez publicó una recopilación de sus cuentos bajo el título de Mis otros Fantoches. Sus poesías fueron editadas entre (1943-1944) y una selección de sus dibujos fueron reunidas por Aquiles Nazoa en 1959.
Leoncio Martínez contribuyó al redimensionamiento de la publicidad de la primera mitad del siglo XX venezolano, al lograr mediante sus caricaturas una síntesis del mensaje con la caricaturista costumbrista, adaptando al tono de la época y del medio los productos nacionales e importados que se tenían para el momento.
Visionario
En este mismo campo, Martínez fue también el primero en hacer publicidad luminosa en algunas esquinas de Caracas, adaptando a una estantería de fondos con instalaciones de bombillos, telas transparentes dibujadas y coloreadas que cambiaba cada mes, logrando así el efecto de luz que se requería.
Leo mostró su talento artístico en la realización de los decorados para numerosas obras de teatro, sainetes y zarzuelas de la época (entre los que se destaca en 1914 la escenografía para la zarzuela de un acto y 3 cuadros Alma Llanera, de Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez).
Asimismo, fue creador de revistas musicales como Sin Cabeza en 1917, representada en su estreno por Rafael Guinand, El Rey del Cacao en 1914 y Nenelisk 1917 y El Conflicto 1917, cuya autoría compartió con Francisco Pimentel y Armando Benítez.
También por requerimientos de varias de sus obras, Leoncio Martínez compuso la letra de algunas canciones populares tales como Dama Antañona y La Musa del Joropo.
De esta manera, Martínez fue un gran hombre de esa Venezuela que se levantaba contra todas y cada una de las trampas que colocó la derecha apatrida que hoy ha sido neutralizada, gracias a la llegada de la revolución bolivariana, donde los Derechos Humanos están por encima de los intereses capitalistas de los pequeños grupusculos que pretenden quebrar el país y hundir al pueblo en la miseria.
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