REFLEXIONES INGENUAS: “DE PARAMILITARES,
ENFRENTAMIENTOS Y COMPLICIDAD
OFICIAL”
Carlos M. Rodríguez C
“La libertad es
la libertad de aquellos
que piensan de
otra manera”
Rosa Luxemburgo
Los
enfrentamientos ocurridos en La Vega el pasado fin de semana no son más que la
continuación de un proceso que viene gestándose y consolidándose desde hace
años a lo largo del territorio nacional y del cual el gobierno nacional viene
haciéndose la vista gorda.
Para
nadie es un secreto que los sectores oficiales de Colombia han tenido una
práctica pública y notoria, una política de Estado dirigía a exportar sus contradicciones políticas hacia
Venezuela, situación que se concreta en
una invasión silente de sus habitantes hacia nuestro país, algunos huyendo de
la violencia, asesinatos, sicariato que a diario ocurre en ese país, otros como
agentes del gobierno para ir ocupando espacios y preparar a la población
venezolana en contra del Estado Venezolano a través de la creación de zonas
liberadas (campamentos) y comandos armados denominados paracos, entrenados política
y militarmente en amedrentar, atemorizar, aterrorizar, extorsionar a la
población venezolana e inducirla a delinquir, consumir, comercializar y
trasladar droga, armamento, explosivos como forma de lograr recursos para
preparar un avance en su estrategia.
Esta
situación, que tiene sus orígenes históricos desde la desintegración de la Gran
Colombia, se incrementó a partir del asesinato de Gaitán en 1948 situación que
conllevó a una permanente guerra civil en la República de Colombia que persiste
hasta nuestros días y que se ha mudado hasta territorio venezolano.
Durante
los últimos gobiernos de la Cuarta República se agudizaron las tensiones entre
el Estado Venezolano y el Estado Colombiano que incluso llegaron a generar
situaciones casi bélicas entre ambos países como lo fue el caso de la Corbeta
Caldas en el año de 1987.
Esta
situación incrementó el enfrentamiento entre la población goda de Colombia en
contra de los venezolanos, así como el odio de algunos sectores de
Venezuela auspiciado por la oligarquía
venezolana contra los colombianos.
Hoy día viene
avivándose con la xenofobia de los gobiernos colombianos y la crisis actual del
país originada por la pandemia, el bloqueo, la migración de venezolanos hacia Colombia.
Con el
advenimiento del Cte. Chávez al poder las tensiones entre la población
colombiana y el gobierno nacional fueron distendiéndose, no así con los sectores
de poder (Estado y Gobierno) y la población goda, quien siempre ha tenido
deseos de invadir a nuestro país para ocupar los espacios que, según
ellos, históricamente les pertenece.
El
Comandante Chávez logra un acuerdo con la Guerrilla Colombiana (FARC y ELN) para evitar que penetren en el
territorio nacional en su huida contra las arremetidas del ejército colombiano
contra sus efectivos y con ello evitar que el ejército colombiano viole los
límites del país.
A pesar
de este acuerdo, con el debilitamiento de las guerrillas, los paracos (
paramilitares colombianos) han continuado con la invasión silente a
nuestro territorio y han levantado
campamentos, creado comunidades, instalado empresas a lo largo de la frontera
(Táchira, Mérida, Barinas, Apure, Zulia) y han avanzado hacia zonas internas
del país como lo son Trujillo, Lara, Yaracuy, Cojedes, y por la parte sur
Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas en los cuales han ocupado espacios, instalado
campamentos, y creado destacamentos con
los cuales han creado el terror en la población a través de atracos,
asesinatos, extorsión, linchamiento
entre otras cosas.
Esto se
ha venido denunciando, incluso desde el mismo momento que el Comandante Chávez
asume el poder. Muchas denuncias, con pruebas inclusive, se hicieron de esta
situación (y se siguen haciendo) sin que el gobierno nacional las haya tomado
en serio y hecho que se ha incrementado en
demasía.
Ya la cosa se ha tornado en una situación de
emergencia, de alerta roja. Hoy se pone en peligro la seguridad nacional del
Estado, el país, la nación.
El
enfrentamiento ocurrido el día sábado p.p. 9 de enero del 2001 pone al descubierto muchas cosas de las
cuales tenía conocimiento hasta el gato.
En el
país se viene repitiendo el fenómeno colombiano de zonas liberadas por la
delincuencia. Pero esto no tendría importancia de no ser que esta delincuencia
viene siendo preparada, entrenada, reclutada, armada, alimentada y pagada por
los grupos paramilitares de Colombia. Y
no sólo eso, que dicha situación es conocida por los organismos de seguridad
sin que hasta ahora hayan procedido a su, control, desmantelamiento, detención
y saneamiento.
Conocidos
los casos de Aragua (El Tren de Aragua), Miranda (Valles del Tuy), Altos
Mirandinos, Altagracia de Orituco, La
Cota 905, Vargas, El Junquito, El 90, Petare, Bolívar, El Delta, Amazonas,
Lara, entre otros, que operan bandas fuertemente armadas, cuyo armamento
incluyes ametralladoras pertenecientes a la FAB, Cuerpos policiales del Estado,
granadas, lanzallamas, FALN, AK, pistolas de alto calibre, uniformes, municiones,
explosivos, etc., equipos de intercomunicación, visión nocturna, etc., pero de
igual manera armas de alto calibre que ingresan al país no se sabe porque vía
ni cómo llegan a dichos campamentos (Y lo peor es que se dice a vox populi que
estos grupos están protegidos por altos funcionarios del gobierno, según
rumores…)
Dos
cosas son importantes señalar. La
primera. ¿Cómo salen y entran al país personas que tienen auto de detención,
solicitados, autores de atentados contra el Presidente de la República, con
prohibición de salida del país? ¿Cómo se
trasladan por las carreteras, autopistas, aeropuertos? ¿Cómo entran las armas,
drones, explosivos, armas de fabricación hebrea, ametralladoras de gran calibre
sin que nadie se dé cuenta?
Esto lo
decimos porque en el enfrentamiento de La Vega se consiguió una ametralladora
de asalto de la misma marca y modelo de la que le decomisaron en un asalto a un delincuente en
La Guajira colombiana la semana pasada.
La segunda ¿Será que los organismos de seguridad
del estado no tienen un sistema de información serio que les permita conocer,
identificar, detener, prevenir, evitar que se consoliden grupos de delincuentes
en las barriadas venezolanas?
¿O será
cierto lo que dicen que dichos grupos cuentan con la protección de altos
funcionarios del gobierno o que los organismos de seguridad del Estado no están
preparados para cumplir esta misión?
De lo que
está ocurriendo en La Vega hasta por las redes sociales se hacía
publicidad. Al igual que lo que ocurre
en la Cota 905, El Junquito, El 90, Petare, Altagracia de Orituco y muchos
barrios del país ¿No tienen los organismos de seguridad del estado mecanismos
para detectar, impedir que se llegue a esos extremos, que se tenga que aniquilar por la vía de las armas a los
delincuentes, sucesos en los que pagan,
por accidente, vecinos inocentes, tal como ocurrió en La Vega y en Petare?
La
tercera y más importante. Si el gobierno nacional no toma en serio esta
situación y le pone un parao de inmediato. Si no desmantela las bandas que
operan en Aragua, Vargas, Miranda, Bolívar la cosa se le va a escapar de las
manos (como al parecer está ocurriendo) y el territorio nacional se va a
convertir en un territorio dominado por asesinos, traficantes, sicarios, proxenetas,
drogadictos, delincuentes. Y la
ejecución asesinato de inocentes, funcionarios de seguridad del estado,
pobladores estará a la orden del día.
Si no diseña y
ejecutan medidas para evitar que sigan proliferando zonas “liberadas” por los
paramilitares, si no se crea y pone en ejecución un sistema que eduque a la
población, a los jóvenes, niños y niñas, si no se organiza un sistema real de
prevención y desmantelamiento de las bandas que operan en las barriadas, el país se convertirá en un segundo México,
una segunda Colombia, una segunda
Guatemala, por señalar tan sólo tres naciones latinoamericanas hoy agobiadas
por el asesinato, tráfico de drogas, sicariato, secuestro.
La cosa
es seria y necesita acciones de inmediato.
Para luego es tarde.
#SumisosNuncaRebeldesSiempre
carrodcas@gmail.com
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