martes, 7 de abril de 2020

¿Habrá guerra entre Estados Unidos y Venezuela?

Esta es la pregunta que hoy se hacen millones de personas, no solo en Venezuela, también en nuestra región y en otras latitudes. Bajo la excusa de realizar una Operación Antidroga, el presidente Donald Trump ordenó desplegar frente a las costas venezolanas, a las fuerzas navales y militares del Comando Sur, dirigidos por el Almirante Craig Faller.
Fue el Almirante Faller, el que diera a conocer el pasado 12 de marzo a la Comisión de Defensa y Seguridad al Senado de su país, que el pie de fuerzas militares y navales de Estados Unidos, serian aumentadas a fines de este año, para preservar la paz y los gobiernos democráticos en América del Sur, por la preocupación que representaba para la zona, el apoyo de Rusia y China a la dictadura de Nicolás Maduro y para combatir el tráfico de narcóticos de Venezuela a Estados Unidos.
Pero todo se precipitó, tres semanas después de ese anuncio de Faller al Senado, el presidente Donald Trump, dio a conocer que una fuerza naval militar se movilizaría de inmediato cerca de las aguas y costa venezolana y que el almirante Craig Faller sería el jefe de las operaciones, que llevarían a cabo con una poderosa fuerza naval, que contaría con destructores, submarinos, aviones y helicópteros, aviones espías y tropas de desembarco, unos 1500 hombres. 
Una gran farsa de este  oficial,  remplazante del Almirante Kurt Tipp,   como Jefe del Comando Sur,  por la cercanía de Faller con el General James Mattis, quien fuera secretario de Defensa de los Estados Unidos (2017-18) y con quien  Faller  compartía la idea y  el objetivo de acabar con  la Revolución Bolivariana, sus expresiones públicas contra Venezuela, le  daban garantías al Jefe del Pentágono, de que era el indicado para que realizará la tarea, que el general Mattis había convertido en prioridad.
Pero analicemos los elementos que están en el tablero y que, uniendo las fichas, nos pueden aportar los contundentes elementos para precipitar la decisión del presidente Trump. Para una intervención en Venezuela, el apoyo irrestricto del gobierno colombiano es absolutamente indispensable. Por razones políticas y militares, pero con la crítica situación interna que enfrenta el presidente Iván Duque, no solamente con la Pandemia, la crisis económica, la violación de los DDHH,  sino con los escándalos de fraude electoral,  que más adelante explico.
En primer lugar, utilizar el argumento de que el presidente Nicolás Maduro es el responsable del ingreso de cientos de toneladas de cocaína a los Estados Unidos y por tanto el jefe de los carteles de la droga es una gran mentira, para justificar la intervención militar.  Trump sabe, su gobierno y la DEA, y las NN UU y su representante para el control de droga lo ha informado, que Venezuela no es un país exportador de droga, que el 95 por ciento de la cocaína, es producida en Colombia, y se conoce que es exportada por el pacífico hacia Guatemala y México y no por el caribe.
El 5 por ciento que se conoce es exportada desde Venezuela, lo realizaban y realizan  los narcoparmilitares que intensificaron sus envíos y dominio territorial,  en la frontera con Venezuela, cuando  el gobierno de Álvaro Uribe  estableció la Mesa de negociación de “paz” con los narcoparamilitares,  en Santa Fe de Ralito, Cordoba, coyuntura que aprovecharon al saberse protegido, por la política anti chavista y contra la Revolución Bolivariana de Uribe y su Gobierno, además de las alianzas con sectores de las FF.MM colombianas para realizar sus fechorías. 
Es público y confesado a la Fiscalía, de la época, por Salvadore Mancuso, Diego Fernando Murillo (a) Don Berna; Rodrigo Pupo Tovar (a) Jorge Cuarenta. Carlos Antonio Jimenez (a) Macaco, fueron las fuerzas bajo su mando los que utilizaron territorio de Venezuela, (Guajira, Cesar Santander del norte, (Cúcuta y Catatumbo) y Arauca para traficar, no solo cocaína, sino también   los carteles de la gasolina, que robaban de Venezuela y vendían en Colombia.
Estos carteles tenían la misión de entrenar a elemento opositores venezolanos y también formaron bandas paramilitares venezolanas que operaban y operan hoy en la frontera. Una buena parte eran empleados de los terratenientes y comerciantes y empresarios ricos, venezolanos, enemigos del gobierno chavista.    Y que luego se transformaron en Los Rastrojos, Urabeños, Aguilas Negras, Clan del Golfo.  Todo con la complicidad de los gobiernos de Uribe, Santos y Duque,  y sectores de las FFMM.
Cuando culminó ese proceso de Santa Fe de Ralito, los principales jefes, fueron cobijado con la ley de Justicia y Paz, y solo eran condenados a 8 años de prisión, pero debían confesar todos sus delitos, fuera el que fuere. 
El gobierno de EE.UU exigió al presidente  Uribe Vélez, entregar a la justicia estadounidense a los cabecillas más importantes, es así como Uribe,  traiciona a sus aliados,  Mancuso, Don Berna, Jorge Cuarenta, y Macaco, y otros y los estradita a Estados Unidos y estos ahora le están pasando la factura y denunciando sus relaciones y actos  de masacres como las del ARO y que involucra al expresidente y senador Uribe.  
Toda esta información está en manos del gobierno de Estados Unidos, en tiempos tan temprano como el 15 de octubre del 2004 el senador Jhon Kerry, le pedía a Uribe “la necesidad de que el gobierno colombiano mejorara la grave situación de los derechos humanos en el país, cortara lazos con los grupos ultraderechistas narcoparamilitares”.  y En el año 2007, según la prensa norteamericana, Nancy Pelosi, jefa de la bancada demócrata en esa época, señalaba a Uribe como paramilitar  y el congresista  Charles Rangel le había  anticipado a Uribe Vélez cuando este viajó a los Estados Unidos en el año 2007 buscando apoyo para la firma del TLC cuando le dijo: “sabe que señor Uribe, no vamos a aprobar el TLC con Colombia hasta que no se aclaren los asesinatos de los sindicalistas y no se concluya el escándalo de la parapolítica y los vínculos del Gobierno con los paramilitares”.
El gobierno de Estados Unidos, nunca  le aprobó a Uribe Vélez el TLC, solo lo hizo un tiempo después de que terminara su presidencia y asumiera Juan Manuel Santos la primer magistratura del país.
El pasado mes de marzo se destaparon dos graves denuncias contra la legitimidad del presidente Iván Duque, por la compra de votos, rebelados por la ex senadora Aida Merlano, las grabaciones y relaciones del Ñeñe Hernández, y su hermano Gregorio, ambos conocidos narcotraficantes y financieros de la compra de votos a favor de elegir a Duque en los departamentos de La Guajira y Cesar. 
Por estas acusaciones hay una investigación en la Comisión de Acusaciones del Congreso, contra el presidente Duque y si se prueba todas las denuncias, será removido de su cargo. Así como la Corte Suprema le abrió una indagatoria al senador Álvaro Uribe Vélez, los dos más fieles servidores y subordinados al gobierno de Trump y ello podría complicar sus planes intervencionistas. 
Misteriosamente se desata el escándalo del contrabando de un alijo de armas, que iba a ingresar desde Barranquilla a Venezuela y es sindicado el ex general y desertor venezolano Cliver Alcalá Cordones, de dicha ilegal acción terrorista.
Levanta mucha suspicacia que  Alcalá fuera tan rápidamente  entrevistado por W Radio de Colombia y declara públicamente que esas armas eran para iniciar acciones militares y un atentado contra el presidente Maduro y que el dinero y la orden de comprar e iniciar acciones armadas eran por orden de Juan Guaidó o sea que se auto inculpaba de una acción terrorista. 
Esto provocó un mayúsculo escándalo, porque, aunque no implicó a Duque ni a su gobierno, obviamente, nadie se podía comer el cuento que estos no estaban informados. Es conocido que FF:MM y gobierno sí lo conocían, porque esas armas fueron adquiridas por la vía y en el marco del acuerdo de Guaidó con el TIAR. ¿Quién y que país las vendió? Esta es una pregunta que debe ser respondida por Guaidó.
Sospechosamente este alijo de armas es descubierto en el trayecto Barranquilla a Rio Hacha, en un supuesto, reten de la Policía, pero unas 48 horas antes de que el Fiscal  William Barr  de los Estados Unidos, abriera un proceso judicial contra el presidente Nicolás Maduro, y  otros altos funcionarios venezolanos,   ofreciendo  una recompensa de 15 millones por la entrega de Maduro y 10 millones por Cabello, Padrino López y otros dirigentes del gobierno bolivariano,  como en la época del oeste gringo.
Por cierto y para pleno conocimiento de nuestros lectores, el Fiscal William Barr, fue el mismo personajes que llevó la “causa” contra el general panameño Manuel Antonio Noriega, colocado en ese cargo por George Bush, el criminal presidente, que ordenó bombardear el barrio mártir del Chorrillo y la ciudad de Panamá y el asesinato de miles de inocentes panameños, con su intervención militar, para supuestamente detener a Noriega por narcotráfico, acusación que nunca fue  probada. ¿No les parece significativo este nombramiento? Que cinismo el del señor Trump, Pompeo y Barr.  
Y curiosamente al ex general, Cliver Alcalá Cordones, lo acusan de pertenecer al Cartel de los Soles y ofrecen   10 millones, una buena trama para una película de Hollywood, por lo que viene ahora.
Sorpresivamente Alcalá Cordones, pide a las autoridades colombianas ser entregado a la DEA y en menos de 24 horas, volaba junto a los agentes de la DEA a los Estados Unidos, al que le ofrecieron garantías y solución de su caso.  No hay que ser un especialista policiaco para darse cuenta que todo está arreglado Cliver reclutado por la DEA y dentro del plan intervencionista.  No hay dudas  de que Cliver  será el testigo principal para respaldar, las falsedades en las acusaciones contra Maduro y los otros líderes y dirigentes del Gobierno Revolucionario Bolivariano.
Y claro que Cliver conoce del tema narcotráfico, pero lo que no dicen es que sus contactos son familiares porque su suegro, Hermán M González es uno de los capos del narcotráfico en el norte de Colombia.
Recientemente el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, denunció al gobierno de los Estados Unidos, porque le hicieron una propuesta, de que apoyara el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro, la respuesta fue contundente, absoluta lealtad a la Revolución Bolivariana, su Constitución y al presidente Maduro. Por eso hoy lo están acusando también de narcotraficante, he aquí la inmoralidad de cómo actúa los representantes del imperio.
Todo está perfectamente orquestado, y si bien al parecer tenían en plan hacerlo más cerca de noviembre, imagino que, para favorecer la reelección de Trump, los hechos arriba explicados, más la coyuntura de la Pandemia, que es acción priorizada de todos los gobiernos y de los pueblos en combatirla, de esa manera cobarde y traicionera actúa el imperio.
Otros elementos que deben ser tomados en cuenta son el recibimiento del presidente Donald Trump al presidente Iván Duque y Jair Bolsonaro, y Juan Guaidó, incluido su asistencia al Congreso, el que fue recibió con grandes aplausos, por demócratas y republicanos, porque no hay que llamarse a engaño, la política contra Venezuela es bipartidista. Visito además a Luis Almagro en la OEA y a los que representan del TIAR.  Y luego de estas visitas, el recorrido del autoproclamado Guaidó, por Europa.
A su regreso de este periplo, el desprestigiado Guaidó se dio a la tarea de crear un llamado Fondo para la Liberación de Venezuela, con el objetivo de recaudar dinero, imagino que luego se los gastaran en moteles y prostitutas, como hicieron Cúcuta, pero el más peligro es el sector terrorista de Voluntad Popular y Primero Justicia, al servicio de la CIA y el Comando Sur, es el llamado “Pliego Nacional de Conflicto”. Esta segunda estructura es reactivar acciones de violencia, que desencadene desestabilización y crear el escenario de ingobernabilidad, para que la OEA, convoque al TIAR y así legitimar la intervención.
Grave violación del derecho internacional, porque Venezuela no es miembro ni de la OEA ni del TIAR, ha sido el mercenario Luis Almagro el que, violentando la carta de la OEA, ha aceptado a un fraudulento embajador de un autoproclamado fantoche presidente, como representante de la OEA. La Carta de la OEA solo reconoce a los Estados y Gobiernos, no un titere como Juan Guaido, que además actualmente, no es ni presidente de la Asamblea Nacional en desacato.
Para esos terroristas del llamado Pliego Nacional del Conflicto eran las armas de Cliver, hay que decir que armas tienen y han sido ingresadas desde Colombia, usando avionetas del narcotráfico que las dejan caer del otro lado de la frontera, información que ha sido denunciada por el gobierno venezolano. No hay que llamarse a engaño ni ser ingenuo, van en algún momento a comenzar acciones violentas en Venezuela y solo ejecutando acciones que impidan que el enemigo interno las inicie, ello le rompería el plan del imperio. Sobre todo, neutralizando a sus lidercillos y sus bases. La milicia bolivariana, es el pueblo uniformado y puede jugar un papel estratégico que impida las acciones de los guarimberos, con su mensaje de paz y efectiva respuesta a cualquier maniobra enemiga.  
Como última pieza de este plan intervencionista, tenemos la supuesta y “elegante propuesta pacífica” a la solución de la crisis en Venezuela, el pasado martes 31 de marzo el Secretario de Estado, Mike Pompeo propuso el siguiente Plan llamado de “transición democrática” que implica crear un gobierno de transición, que no contemplarían ni a Maduro ni a Guiadó, y la celebración de elecciones libres.
Estados Unidos se abrogaría el derecho de unir sectores “opositores y chavistas” y conformar con ellos un gobierno provisional y un Consejo de Estado integrado por chavistas y opositores, eliminar la Asamblea  Constituyente, elegida por casi 9 millones de electores y eliminar la Corte Suprema de Justicia el desacato a la Asamblea Nacional, crear un Consejo Nacional Electoral   y en un plazo de 6 a 12 meses, convocar a elecciones libres, a la cual no podría aspirar Maduro, pero sí Guaidó, “expulsar del país a todas las fuerzas militares, rusas y cubanas” y  suspender todas las sanciones de EEUU y la Unión Europea y  que el FMI haga un importante préstamo a este gobierno provisional. Todo como  un cuento de hadas, que nadie se lo cree.
Un plan “bellísimo” más bien le podemos llamar la “trampa” porque está concebido a sabiendas de que sería rechazado, como lo fue. La negativa  contundente del gobierno Bolivariano no se hizo esperar. Ellos sabían que esa seri la respuesta, es ahí la “trampa” porque  le daría la licencia de legitimar la intervención, y se presentari por los medios hegemónicos que  Estados Unidos, los “buenos y democráticos”  hicimos  una propuesta democrática y el dictador Nicolas Maduro la rechazó. No Estados Unidos no tiene ni derecho ni moral de violar la Constitución Bolivariana y es una injerencia absoluta en los asuntos internos de un Estado, violando la Carta de la ONU, Incluso la de la OEA, atentando contra el derecho internacional.   
Termino este articulo citando a un revolucionario latinoamericano, el argentino Dr.  Gustavo Cirigliano quien dijo: “Cuando un imperio proclama paz trae la guerra, cuando exalta la solidaridad esconde un ataque, cuando reclama adhesión trama entrega. Y cuando ofrece amistad distribuye hipocresía”. 
Espero que, con estos muy claros conceptos sobre el imperio yanqui, los amigos de la paz y la verdadera democracia, se pronuncien fuertemente contra la intervención militar de Estados Unidos en Venezuela.   Todos debemos llamar a la paz, unirnos frente a combatir el Codiv -19 y un fuerte llamado, YANQUIS FUERA DE VENEZUELA.
(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
La Habana, Cuba,  4 de abril de 2020.   20:30 hrs.

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