Desplazamientos de Colombia hacia Venezuela deben marcar la agenda
Encuentro Maduro-Santos: ¿intereses de Estado o de los pueblos?
Ernesto Che Guevara:
“no solo debemos desearle éxito a los demás
sino correr su misma suerte…”
Por: Corriente Bolivariana Guevarista
Cuenta twitter: @patriadiversa
El encuentro binacional entre Venezuela y Colombia, celebrado en Puerto Ayacucho, sur oriente venezolano, generó expectativas de diversa índole. Unas más legítimas o ciertas que otras, pero de igual y sincera preocupación para quienes las plantean.
El mismo presidente Maduro destacó que la cita prevé “restablecer las reglas de juego con base en el respeto para la prosperidad de nuestros dos pueblos”. “¿Cuál es el objetivo? La prosperidad del pueblo de Colombia y del pueblo de Venezuela que, al final, somos un solo pueblo, somos el pueblo de Bolívar”, añadió el líder venezolano.
Tratarán de resolver el diferendo generado por Santos al recibir al golpista Capriles en el Palacio de Nariño recientemente, estimamos nosotros.
Seamos puntuales y hagamos un ejercicio de autocrítica desde la trinchera revolucionaria. ¿De cuál prosperidad pudiésemos hablar en términos económicos y sociales? Sabemos que la balanza comercial es favorable a la oligarquía colombiana: nada más entre 2006 y 2007 las exportaciones de Colombia hacia Venezuela superaban los 6.000 millones de dólares.
Con el último período de Uribe (2011) y el impasse entre ambas naciones la balanza se ubicó en no más de 300 millones de dólares. Pero ya restablecidas (Chávez y Santos, 2012), las exportaciones colombianas subieron hasta 2.690,5 millones de dólares, y
Venezuela solo exportó bienes por 598,8 millones.
Venezuela solo exportó bienes por 598,8 millones.
¿Tratado de Libre Comercio?
Hay más, como nos indica el intelectual venezolano Luis Britto García en junio pasado: “Para regularizar sus intercambios, ambos países suscriben el 28 de noviembre de 2011 un Acuerdo de alcance parcial de naturaleza comercial que rige 3.500 partidas arancelarias, otorga arancel cero a 91% de ellas, y al 9% restante acuerda aranceles preferenciales entre 40% y 60% más bajos”.
La balanza comercial entre ambos países es favorable a Colombia en proporción de 5 a 1, señala Britto García: “Es a ella a quien favorecen estas exoneraciones, que equivalen a un Tratado de Libre Comercio”.
Tenemos claro, entonces, que la agenda de trabajo, si de términos económicos se tratase, giraría alrededor de los intereses de la oligarquía colombiana, aquella que conspira constantemente contra Venezuela y es capaz de resguardar aviones de guerra que nos atacarían en cualquier momento, capaz financiar campañas mediáticas contra la Revolución Bolivariana y hacerle lobby a la derecha fascista de Capriles y darle “asilo” a golpistas del 11 de abril de 2002 como Pedro Carmona Estanga.
¿Privará el interés de los pueblos?
No podemos olvidar que la oligarquía colombiana protege a los directivos de la transnacional Pacific Rubiales Energy, fundada por ex gerentes de PDVSA que participaron en el sabotaje petrolero de 2002 en Venezuela; y a cambio de recibir concesiones ilegales de explotación minera en Colombia financiaron la campaña de la reelección de Uribe; además son responsables de desplazamientos forzados en nuestro hermano país.
Este encuentro binacional se da al calor de una situación lamentable para 7 mil campesinos aproximadamente del Catatumbo colombiano, quienes desde hace tres meses se resisten al despojo que Santos ha venido ejecutando para entregar tierras fértiles a las transnacionales minero energéticas.
Los campesinos reclaman una Zona de Reserva Campesina y un proyecto de desarrollo agrícola; mientras Santos y el ejército de la oligarquía colombiana echan plomo y reprime las movilizaciones de Catatumbo y hasta los medios alternativos de comunicación y a la estatal Telesur.
La paz de Colombia es la paz de Venezuela y del continente. Solo damos este ejemplo: hace pocos días se registró en el Sur del Lago de Maracaibo (Zulia, Venezuela) un desplazamiento de casi mil colombianos que están huyendo de las represiones en el Tibú, Catatumbo.
¿Dónde han parado los más de 6 millones de desplazados por las masacres paramilitares de Colombia? ¿Recordarán Santos y Maduro que en 1999 el ejército colombiano permitió la incursión paramilitar en Catatumbo y que al cabo de un año habían masacrado 20 mil personas aproximadamente para dejarle el terreno libre a las transnacionales de monocultivos de palma aceitera?
No tenemos certezas sobre lo que discutieron Santos y Maduro pero es parte de la agenda que los pueblos debemos discutir; es lo que nos afecta inmediatamente. ¿Podemos los venezolanos imaginar un gobierno de derecha presidido por Capriles?
Maracaibo, 22 de julio de 2013
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