Elías Jaua: Un perdón global sería una incitación a la violencia
Foto: archivo.
Como parte de la gira internacional que mantiene el canciller venezolano Elías Jaua Milano, en países aliados, este viernes 25 de abril, desde la capital francesa, ofreció una entrevista a Radio Francia Internacional.
A continuación el documento:
En Venezuela, las autoridades son acusadas por la oposición y ciertas organizaciones internacionales de graves violaciones a los derechos humanos. Elías Jaua, ministro venezolano de Relaciones Exteriores, estuvo de visita ayer en París, con el fin de reconquistar la opinión pública internacional. Dio a conocer la versión de su gobierno sobre los disturbios que sacuden a su país desde hace más de dos meses. Durante una conferencia de prensa, acompañado de tres víctimas, y fotos impactantes como prueba, acusó por su parte a la oposición venezolana de ser responsable de las acciones violentas. Entrevista exclusiva.
RFI: ¿Cuál es el sentido de su visita aquí a París? Usted ha dicho querer lanzar una campaña para sensibilizar a la opinión pública internacional sobre la situación en Venezuela.
Elías Jaua: Frente a las mentiras que se han difundido sobre la situación en Venezuela, hemos iniciado, junto con víctimas de actos violentos cometidos por la oposición venezolana, una campaña para hacer escuchar la versión de la mayoría del pueblo venezolano que quiere la paz y que apoya al gobierno democrático. Sostuvimos una reunión con la directora general de la Unesco para hacer de su conocimiento las violaciones a los derechos fundamentales: el derecho a la educación, a la información y otros, que han sido irrespetados por esta violencia orquestada por la oposición.
Desde el mes de febrero, manifestantes, en su mayoría estudiantes, cuestionan la gestión del país por parte de su gobierno. ¿Entiende usted que se pueda manifestar cuando se es un joven venezolano hoy en día?
Por supuesto. Yo también fui joven y manifesté. Pero lo que ocurre hoy en Venezuela no es una revuelta tradicional de estudiantes. Los sectores estudiantiles no han formulado ninguna reivindicación, porque en Venezuela la educación universitaria es pública y gratuita. El objetivo de estas acciones violentas es el derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Este movimiento de manifestación comenzó en la ciudad de San Cristóbal, en el Estado Táchira: estudiantes salieron a las calles a protestar contra un problema de inseguridad en el campus universitario.
El pasado 23 de enero, dirigentes políticos, Leopoldo López (dirigente del partido de oposición Voluntad Popular) y María Corina Machado (diputada de oposición destituida por el poder) hicieron un llamado a la población en general a movilizarse para provocar la caída del gobierno de Nicolás Maduro. El objetivo era forzar al presidente a irse, utilizando el problema de la inseguridad y los problemas económicos que existen en Venezuela, al igual que en cualquier otra sociedad. Los hechos que usted evoca en la ciudad de San Cristóbal ocurrieron después de ese llamado a la movilización para obligar al gobierno de Nicolás Maduro a irse.
¿Entonces usted piensa que todos los estudiantes, todos los manifestantes en la calle son contrarrevolucionarios?
Hay que diferenciar bien: en Venezuela todos los días hay centenares de manifestaciones diversas y variadas. Trabajadores que manifiestan por un aumento de sus salarios, una comunidad que quiere más viviendas. En fin, todos los problemas que se pueden encontrar en cualquier sociedad. Y en Venezuela se tiene la libertad de manifestar pacíficamente para exigir al gobierno encontrar una solución. Pero lo que estamos viviendo actualmente es la tentativa de derrocar un gobierno democrático.
Estas manifestaciones han estado manchadas por la violencia. ¿Quién es el responsable?
Los responsables son algunos dirigentes políticos que ya he mencionado, ya que promueven estas acciones violentas. Pero hay que mencionar también el rol de los alcaldes de oposición de algunos municipios que fomentan, promueven, toleran o permiten la violencia en las calles.
En las últimas semanas han dado la vuelta al mundo videos de grupos armados, que en Venezuela son llamados los colectivos. Allí se ven hombres encapuchados, normalmente en moto, disparando en la multitud de manifestantes, específicamente en una gran manifestación en Caracas el pasado 12 de febrero. ¿Tienen los colectivos una responsabilidad en las acciones de violencia actuales? Y ¿quién controla a esos grupos hoy en día?
Primero hay que precisar que el término colectivo es muy común en Venezuela, y se refiere a una organización social. Existen colectivos de teatro, colectivos de zonas: los colectivos engloban muchos sectores de la sociedad civil. Así que hay que tener cuidado de no satanizarlos a todos en el debate actual. En el pasado, había colectivos que se habían creado para servir al sistema de defensa contra la delincuencia y la represión policial. Eso fue en el pasado. En el transcurso de los últimos quince años de revolución bolivariana, estos grupos han sido desarmados y reinsertados en la sociedad.
En la actualidad, le aseguro que ninguno de los colectivos vinculados a la revolución bolivariana es responsable de las muertes que hemos deplorado estos últimos meses.
Elías Jaua, su gobierno inició hace dos semanas un diálogo con la oposición, de la cual solo una parte estuvo presente. ¿En qué fase se encuentra ese diálogo hoy en día y cuál es su objetivo?
Si todos los sectores de la oposición hubiesen aceptado la propuesta de diálogo lanzada por el presidente Maduro desde el mes de diciembre del año pasado, no habría habido 41 muertos. Ahora que la mayoría de la oposición ha aceptado hablar con el gobierno, tendrían que tener la valentía y el talento democrático de llegar hasta el final de este proceso de diálogo, y regresar al camino democrático y constitucional renunciando al uso de la violencia como medio político para llegar al poder. La oposición debería comprometerse con una agenda de políticas públicas para encontrar soluciones a los problemas de la sociedad venezolana.
La oposición llega a la mesa de negociaciones con una serie de exigencias, como la liberación de los opositores presos, el desarme de las milicias o una mayor equidad en las instituciones venezolanas (como el Tribunal Supremo de Justicia o el Consejo Nacional Electoral). ¿Está su gobierno dispuesto a hacer un gesto para volver a dar confianza a esa mitad de la población que votó por la oposición?
Hay algunos temas que la oposición puso sobre la mesa y que pueden ser discutidos en el marco constitucional. Por ejemplo, la renovación de los puestos vacantes en el seno de los poderes públicos. Es algo que se decide a nivel del parlamento venezolano. Para la designación de una persona en el seno de los poderes públicos se requiere una mayoría calificada. Por lo tanto es necesario seguir el proceso constitucional. Los candidatos a estos cargos deben postularse, su candidatura será sometida a voto y luego deben obtener una mayoría calificada para ser nombrados. En este punto, claro que estamos de acuerdo con la oposición.
En cuanto al tema del desarme: en Venezuela tenemos una ley respecto a este asunto, aprobada por el Parlamento, la cual prevé el desarme total del conjunto de la población, tanto de las bandas criminales como de algunos actores políticos. Nos hemos propuesto un plan de pacificación y desarme de todo el país para trabajar con los gobernadores de la oposición. Pero ésta se rehúsa a participar en ese plan, porque le pedimos que renuncien públicamente a la violencia como medio político, tal como lo hemos hecho nosotros por nuestra parte.
En lo concerniente a la economía, hemos puesto en marcha con el sector privado un programa de desarrollo para dinamizar la economía de Venezuela.
En todos estos aspectos, estamos absolutamente dispuestos a avanzar juntos. En cuanto a las personas detenidas por actos violentos, reiteramos aquí que en Venezuela nadie está preso a causa de posiciones políticas. Las personas arrestadas lo están por actos de violencia, por homicidios, por destrucción de bienes públicos o privados. Y si hay algo que Venezuela tiene que superar es justamente el problema de la impunidad. Ha llegado la hora de la justicia. Y nuestra legislación permite evidentemente a ciertas personas encarceladas ser liberadas por motivos humanitarios, por ejemplo por razones de salud. Estamos dispuestos a conversarlo. Pero un perdón global no sería sino una incitación a la violencia. Y esto provocaría un clima grave de impunidad.
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