"Payaso", "loco", "ignorante", "desastre", "bestia", "errático" y "causa pérdida" son algunos de los calificativos que destacados miembros de la diplomacia española profieren en privado sobre los mandatarios y líderes de América Latina, sobre todo aquellos que forman el llamado "bloque bolivariano", es decir, los dirigentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Bolivia, Evo Morales; de Ecuador, Rafael Correa; de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Cuba, los hermanos Raúl y Fidel Castro.
Los insultos, siempre expresados en privado y ante representantes de la diplomacia estadunidense, contrastan con el discurso oficial del Estado español en las décadas recientes, en las que ha intentado erigirse en puente de unión en la región.
Otros documentos difundidos hoy por Wikileaks reproducen la opinión sobre el derrocado presidente hondureño Manuel Zelaya,
Pero lo que declaran en privado los principales responsables de diseñar la política exterior del actual gobierno socialista –Bernardino León, jefe de gabinete del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, y la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez– está lejos de las formas diplomáticas elementales.
Por ejemplo, en una conversación entre Bernardino León, quien durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero fue secretario de Estado de Asuntos Exteriores –el equivalente a subsecretario– arremetió contra Chávez, Ortega, Castro y Morales durante un encuentro con Tom Shannon, número 2 del Departamento de Estado.
También tuvo duras palabras contra el gobierno de Argentina, al que calificó de "lamentable" y dudó que su "sistema perverso tenga solución".
Sobre Correa, León afirmó que "el presidente de Ecuador es demasiado propenso a las barbaridades". Mientras que al mandatario nicaragüense lo llamó "errático", "imprevisible" y, en resumen, "una causa perdida".
Al mandatario boliviano, Evo Morales, lo tachan de "ignorante" e "inexperto", pero de él sí destacan su "honestidad".
Pero sin duda el principal objetivo de las descalificaciones es el venezolano Hugo Chávez, con quien el gobierno español firmó acuerdos estratégicos, como la compra-venta de barcos de rastreo, que supuso para los astilleros españoles Izar algo más de 600 millones de euros, así como importantes inversiones bilaterales en materia energética.
De puertas adentro, y sobre todo ante personal de la diplomacia estadunidense, los políticos españoles tildan a Chávez de "payaso", "bestia" y "loco".
Incluso para restar importancia a una de las visitas de Estado que realizó Chávez a España, el subdirector general de Asuntos Andinos, Javier Triana, habría informado a Estados Unidos que "el presidente venezolano se autoinvitó".
En relación a Cuba, los documentos filtrados por Wikileaks ponen en evidencia el desprecio de Zapatero por Fidel y Raúl Castro, y se enorgullecen de que hasta la fecha haya rehusado reunirse con él o haya realizado una visita la isla.
En otras de las filtraciones de Wikileaks sobre América Latina, un cable confidencial de abril de 2008 señaló que Colombia pidió a Estados Unidos compartir información de inteligencia sobre Venezuela y Ecuador, lo que Washington rechazó.
El general Freddy Padilla, quien era comandante de las fuerzas militares colombianas, reiteró al entonces embajador en Bogotá, William Brownfield, el pedido.
La solicitud se hizo un mes después de la ruptura de relaciones de Ecuador y Colombia, decidida por Quito tras el bombardeo militar a un campamento de las FARC ubicado en territorio ecuatoriano el primero de marzo de 2008.
Zelaya tenía "un lado siniestro": Charles Ford
Asunto aparte es lo referente al ex presidente de Honduras Manuel Zelaya. En un cable publicado en 2008, el embajador estadunidense en Tegucigalpa Charles Ford se refiere a Zelaya: "Es un desecho de la América central de antaño, casi una caricatura del terrateniente caudillo en estilo y tono. Como un eterno adolescente rebelde, su objetivo es enriquecerse durante su presidencia y dejar una imagen pública del mártir que trató de hacer el bien, pero fue aplastado por intereses poderosos e innombrables".
Ford asegura que durante los dos años y medio de presidencia que Zelaya llevaba al publicarse el reporte, se involucró cada vez más con el crimen organizado. "Conmigo se comporta encantador y dice lo que él cree que quiero escuchar", señala el reporte, que añade que durante un tiempo el presidente y el embajador estadunidense se reunieron semanalmente para discutir el nombramiento como embajador de Honduras ante la ONU de Jorge Arturo Reina, quien perdió la visa estadunidense por acusaciones de estar involucrado en actividades terroristas.
“Zelaya es muy errático en cuanto a su actitud hacia Estados Unidos. Pese a calificar de ‘persecutoria’ y ‘fascista’ la política migratoria estadunidense, Zelaya está dispuesto a reunirse con el presidente George W. Bush”, afirmó Ford
Añadió que hay un lado "siniestro de Zelaya" que justifica al afirmar que estaba rodeado de asesores relacionados "con Cuba y Venezuela", y que no tenía amigos fuera de su familia. El embajador sospechaba que era adicto a las drogas para el dolor de espalda y de otro tipo.
"Encuentro que Zelaya no es un amigo. Si bien se mostró abierto a nuestra opinión sobre la elección de miembros clave de su gabinete, no estuvo dispuesto a aceptar nuestro rechazo a Reina como embajador ante la ONU. Sus verdaderas opiniones sobre Estados Unidos no están muy ocultas y sus visiones no se basan en una ideología o ambición personal, sino en un nacionalismo arcáico según el cual Estados Unidos es culpable de la pobreza en Honduras".
Los insultos, siempre expresados en privado y ante representantes de la diplomacia estadunidense, contrastan con el discurso oficial del Estado español en las décadas recientes, en las que ha intentado erigirse en puente de unión en la región.
Otros documentos difundidos hoy por Wikileaks reproducen la opinión sobre el derrocado presidente hondureño Manuel Zelaya,
Pero lo que declaran en privado los principales responsables de diseñar la política exterior del actual gobierno socialista –Bernardino León, jefe de gabinete del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, y la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez– está lejos de las formas diplomáticas elementales.
Por ejemplo, en una conversación entre Bernardino León, quien durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero fue secretario de Estado de Asuntos Exteriores –el equivalente a subsecretario– arremetió contra Chávez, Ortega, Castro y Morales durante un encuentro con Tom Shannon, número 2 del Departamento de Estado.
También tuvo duras palabras contra el gobierno de Argentina, al que calificó de "lamentable" y dudó que su "sistema perverso tenga solución".
Sobre Correa, León afirmó que "el presidente de Ecuador es demasiado propenso a las barbaridades". Mientras que al mandatario nicaragüense lo llamó "errático", "imprevisible" y, en resumen, "una causa perdida".
Al mandatario boliviano, Evo Morales, lo tachan de "ignorante" e "inexperto", pero de él sí destacan su "honestidad".
Pero sin duda el principal objetivo de las descalificaciones es el venezolano Hugo Chávez, con quien el gobierno español firmó acuerdos estratégicos, como la compra-venta de barcos de rastreo, que supuso para los astilleros españoles Izar algo más de 600 millones de euros, así como importantes inversiones bilaterales en materia energética.
De puertas adentro, y sobre todo ante personal de la diplomacia estadunidense, los políticos españoles tildan a Chávez de "payaso", "bestia" y "loco".
Incluso para restar importancia a una de las visitas de Estado que realizó Chávez a España, el subdirector general de Asuntos Andinos, Javier Triana, habría informado a Estados Unidos que "el presidente venezolano se autoinvitó".
En relación a Cuba, los documentos filtrados por Wikileaks ponen en evidencia el desprecio de Zapatero por Fidel y Raúl Castro, y se enorgullecen de que hasta la fecha haya rehusado reunirse con él o haya realizado una visita la isla.
En otras de las filtraciones de Wikileaks sobre América Latina, un cable confidencial de abril de 2008 señaló que Colombia pidió a Estados Unidos compartir información de inteligencia sobre Venezuela y Ecuador, lo que Washington rechazó.
El general Freddy Padilla, quien era comandante de las fuerzas militares colombianas, reiteró al entonces embajador en Bogotá, William Brownfield, el pedido.
La solicitud se hizo un mes después de la ruptura de relaciones de Ecuador y Colombia, decidida por Quito tras el bombardeo militar a un campamento de las FARC ubicado en territorio ecuatoriano el primero de marzo de 2008.
Zelaya tenía "un lado siniestro": Charles Ford
Asunto aparte es lo referente al ex presidente de Honduras Manuel Zelaya. En un cable publicado en 2008, el embajador estadunidense en Tegucigalpa Charles Ford se refiere a Zelaya: "Es un desecho de la América central de antaño, casi una caricatura del terrateniente caudillo en estilo y tono. Como un eterno adolescente rebelde, su objetivo es enriquecerse durante su presidencia y dejar una imagen pública del mártir que trató de hacer el bien, pero fue aplastado por intereses poderosos e innombrables".
Ford asegura que durante los dos años y medio de presidencia que Zelaya llevaba al publicarse el reporte, se involucró cada vez más con el crimen organizado. "Conmigo se comporta encantador y dice lo que él cree que quiero escuchar", señala el reporte, que añade que durante un tiempo el presidente y el embajador estadunidense se reunieron semanalmente para discutir el nombramiento como embajador de Honduras ante la ONU de Jorge Arturo Reina, quien perdió la visa estadunidense por acusaciones de estar involucrado en actividades terroristas.
“Zelaya es muy errático en cuanto a su actitud hacia Estados Unidos. Pese a calificar de ‘persecutoria’ y ‘fascista’ la política migratoria estadunidense, Zelaya está dispuesto a reunirse con el presidente George W. Bush”, afirmó Ford
Añadió que hay un lado "siniestro de Zelaya" que justifica al afirmar que estaba rodeado de asesores relacionados "con Cuba y Venezuela", y que no tenía amigos fuera de su familia. El embajador sospechaba que era adicto a las drogas para el dolor de espalda y de otro tipo.
"Encuentro que Zelaya no es un amigo. Si bien se mostró abierto a nuestra opinión sobre la elección de miembros clave de su gabinete, no estuvo dispuesto a aceptar nuestro rechazo a Reina como embajador ante la ONU. Sus verdaderas opiniones sobre Estados Unidos no están muy ocultas y sus visiones no se basan en una ideología o ambición personal, sino en un nacionalismo arcáico según el cual Estados Unidos es culpable de la pobreza en Honduras".
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