Por: www.parentesis-critico.blogspot.com
En los sectores populares del país vive una gran cantidad de compatriotas con escasos ingresos y un entorno urbano poco atractivo, donde impera la inseguridad, la basura se adueña de los espacios y los disparos se confunden con detonantes propios de las épocas decembrinas, quienes escribimos estas líneas, hemos vivido desde niños hasta adultos en barrios, por lo tanto, como se dice vulgo: ”¡ que nadie venga a echar cuentos a quien sabe historias”.
Las principales ciudades de Venezuela, comienzan el día muy temprano, entre cinco y seis de la mañana, ríos de gentes como hormigas caminan desde barriadas populares a sumarse a la fuerza de trabajo que mueve a la nación. Los choros, malandros, sicarios( o cualquier denominación que se use para referirse a los antisociales), por lo general duermen ya a esas horas y forman un escaso porcentaje del total de la población de las zonas pobres, es decir, no son la mayoría como erróneamente muchos piensan, aunque su perturbadora, persistente y notoria actuación, llegue a ser parte principal de los espacios de diferentes medios de comunicación nacionales, que venden los crímenes con la óptica sensacionalista de las noticias frescas, explotando el morbo trágico y fatalista del inconciente colectivo.
Los que salen a delinquir en distintos sectores de las ciudades como medio de supervivencia, son realmente pocos dentro de la gran totalidad de quienes habitan en los barrios, lamentablemente su acción es tan nociva, que empaña como una onda expansiva, la lucha diaria de miles hombres y mujeres que contribuyen con el sudor de su frente a construir un país.
En las clases populares hay estudiantes, profesionales, obreros, artistas, deportistas, líderes y sobre todo creadores singulares de la sociedad, no está de más recordar que muchas de las más genuinas expresiones culturales de los pueblos del planeta surgen de los estratos humildes: música, pintura, literatura, escultura, arquitectura, deporte, léxico, artesanía, en fin, los barrios son un mosaico heterogéneo de la nacionalidad y buena parte de los ciudadanos ilustres de una nación son de origen humilde, desde poetas hasta presidentes.
La tarea de reafirmar la dignidad de la gente pobre, del pueblo, en su más pura esencia, es una labor que debe sembrarse en la consciencia de sus propias comunidades. Así mismo, debe ser entendida y respetada por todos los conciudadanos, por encima de la estratificación económica definida en las clases sociales. Es necesario anteponer la condición humana a la barbarie de la delincuencia, la insalubridad, el caos de los servicios públicos, en especial la limpieza de las calles, el hacinamiento y la falta de planificación urbanística, entre los males que han contribuido a que los barrios sean vistos únicamente como sinónimo de decadencia.
La dinámica de las relaciones interpersonales en los barrios es muchísimo más activa, alegre, creadora y espiritual que en otros asentamientos poblacionales. En contraste con las grandes urbanizaciones, donde sus habitantes muchísimas veces, ni se dan los buenos días, la cultura barrial propicia una relación especialmente intensa entre los vecinos, que viene dada por el convivir a diario con una realidad dura y difícil de sobrellevar, es la solidaridad de los que sufren.
No podemos meter a toda la gente de los barrios en un mismo saco, porque antisociales y ciudadanos honestos, no deben confundirse jamás. Por lo tanto, no se puede generalizar, considerando a estos sectores sólo como territorios del delito, por unos pocos individuos que se dedican impunemente a trasgredir la ley.
Los programas sociales de la Revolución Bolivariana constituidos en un eje fundamental de las políticas del nuevo estado socialista en proceso de gestación en Venezuela y en el caso específico de las misiones, tienen su máximo mérito, precisamente en haber tomado en cuenta a los venezolanos de los sectores más humildes de la población, que durante décadas de la denominada democracia representativa y IV republiquista estuvieron olvidados.
Las misiones Barrio Adentro(atención médica primaria), la Robinson(alfabetización), Sonrisa(salud bucal), Milagro( intervenciones quirúrgicas oculares), Sucre(estudios universitarios): las anteriores enmarcadas dentro de los Convenios entre Venezuela y Cuba. La Negra Hipólita(atención a personas indigentes), la Mercal(alimentos y productos de primera necesidad a bajo costo), la Guicaipuro(protección de los pueblos indígenas y preservación de su cultura como patrimonio de la nación). Éstas que han sido citadas en forma breve son sólo algunas de las más importantes y se complementan con otros programas destinados a resolver de manera sistemática, los problemas de la desnutrición y el hambre como la red nacional de comedores públicos y las llamadas casas de alimentación.
La creación de los Consejos Comunales ya establecidos a lo largo y ancho de la geografía del país, es un excelente modelo de organización y gestión para resolver los problemas de las comunidades, definidos como “…instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social” (Artículo 2, Ley de los Consejos Comunales).
Ningún problema de los barrios se podrá resolver sin la participación masiva y unida de sus pobladores en comunidades debidamente organizadas. En tal sentido los Consejos Comunales tienen que profundizar su labor y justificar sus existencia, por ejemplo, para acabar con el imperio del hampa en los barrios, los cuerpos de seguridad del estado necesitan información precisa sobre quiénes son los antisociales, dónde viven, a qué actividad se dedican, qué delitos han cometido si es posible y donde se esconden, sin que esto signifique poner la vida de alguien en peligro. Una vez las autoridades tengan estas informaciones detalladas y después de cuidadosos procedimientos de inteligencia podrán actuar eficazmente.
El gobierno del presidente Chávez ha abierto varias ventanas hacia la esperanza, nuevas concepciones para resolver problemas estructurales de la sociedad venezolana que no existían antes, ahora lo importante es afinar todas estas políticas y encaminar al pueblo para que se organice en torno a una vida digna. Sin embargo, para ello es necesario innegablemente una mayor voluntad por parte de ambas partes pueblo y gobierno, porque los índices delictivos del país continúan entre los más altos del mundo.
Uno de los mejores ejemplos de eficacia en la guerra contra los delincuentes, es el actual operativo de seguridad implementado en el Metro de Caracas, por la Policía Nacional, los empleados y funcionarios de seguridad del propio sistema de transporte subterráneo, el cual ha contribuido a una reducción drástica e indetenible de los atracos a millones de usuarios del servicio. Si queremos... podemos…
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