LA MUERTE DE LOS SUEÑOS
Cada vez que pasaba por el central “Tocuyo”, veía que su chimenea nunca dejaba de echar humo y siendo muy niño le pregunté a mi papá qué quemaban ahí y él me respondió: "caña hijo, caña" y le repregunté: "¿y hay tanta caña así?" "¿Acaso no la ves, pues?" Y en verdad alrededor de El Tocuyo lo que había era caña pareja. Con razón supe después que por eso la llamaban la ciudad de “ los lagos verdes” . Y hoy cuando veo su chimenea apagaba y no veo el verdor de su lago, una onda de tristeza arropa mi alma y corazón.
Chávez como visionario al fin, lo repotenció y lo dignificó colocándole el nombre del ilustre poeta revolucionario tocuyano “Pío Tamayo” y en su bondad de hombre humilde y noble corazón se lo entregó a sus trabajadores para que lo hicieran suyo, lo amaran y lo hicieran producir para su pueblo. Pero la desidia, la viveza criolla y el flagelo de la corrupción enquistado en esta gente, truncó este hermoso sueño del comandante. Y hoy éste estado alcahueta le sigue pagando a esta gente sin trabajar porque esa chimenea sigue sin echar humo.
Los dulces sueños del comandante continuaron y en su tierra natal de Barinas creó un gigantesco central azucarero para que en nuestro país jamás faltara éste rubro, pero creo que éste inmenso central ni siquiera llegó a echar humo por su chimenea, porque la corrupción se devoró la inmensidad del dinero que allí se invirtió.
En sus sueños futuristas, el comandante creó la Empresa Socialista “Pedro Camejo” y se trajo miles de tractores y diversas maquinarias agrícolas para que en la inmensidad de nuestra llanura infinita se produjese la comida necesaria para nuestro pueblo y en ésta visión también se preveía los posibles bloqueos y embargos con que, a futuro los imperios como ya es costumbre, someterían a nuestro pueblo. Pero éste sueño también se truncó, los trabajadores se robaban los arranques y piezas pequeñas y los "ejecutivos revolucionarios” vendían los pedazos grandes que quedaban de ésta maquinaria agrícola.
Mis ojos vieron con arrechera la caída y destrucción de “Lácteos Los Andes”. En el centro de Cabudare está el Banco Provincial, Banco de Venezuela, una panadería y una Estación de gasolina y en todos estos establecimientos, había colas inmensas y resaltaba notoriamente la gente de “ Lácteos Los Andes” con sus uniformes blancos que en horas laborables hacían sus diligencias personales. ¿Qué gerencia vagabunda permite que un grueso número de su personal esté en la calle en horas laborables? a menos que tengan exceso de personal y es mejor que estén en la calle y no estorbando en las líneas de producción.
La extraordinaria medicina Cubana no podía curar el cáncer que invadió el cuerpo del comandante Chávez, éste se aceleró vertiginosamente de tantas arrecheras que quizás agarró al ver que sus anhelados proyectos que traerían bienestar a la población, se evaporaban en un mar de desidia y corrupción.
La autoridad , disciplina y castigo ejemplar es él látigo que le falta a éste proceso revolucionario, para que hechos de ésta magnitud no sigan sucediendo.
Si Fidel Castro no fusila al General Ochoa que lo acompañó desde la Sierra Maestra, hoy en las playas de Cuba campearía la droga. Y nuestro Libertador Simón Bolívar en su momento creó la pena de muerte por fusilamiento para los corruptos del erario público. La impunidad esta dañando las banderas del socialismo y éste tiene que ser altamente productivo, para que podamos satisfacer las necesidades de la población más pobre y desvalida.
Rafael Vásquez
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