Para la Iglesia católica
“lo que sucede en Bolivia
no es un golpe de Estado”
Así lo definieron desde la Conferencia Episcopal Boliviana,
la máxima autoridad eclesiástica de ese país.
Mientras tanto, Francisco no condena el golpe
y solo pide “paz y serenidad”.
@saturnetroc
Lunes 11 de noviembre | 23:11
El domingo, mientras se consumaba el golpe de Estado
en Bolivia, la máxima jerarquía de la Iglesia católica
(con fuerte incidencia en la vida pública del país andino)
afirmaba que “lo que sucede en Bolivia no es un golpe
de Estado”.
Así lo difundió la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB)
a través de un comunicado (escrito y en video) en conjunto
con otras organizaciones golpistas como
Comunidad Ciudadana, los Comités Cívicos y
el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade).
Tal como se ve y escucha en un video publicado
el mismo domingo desde La Paz, la curia boliviana
se alineó deliberadamente del lado de las Fuerzas Armadas,
la Policía, la derecha, el imperialismo yanqui y la OEA.
“No es un golpe”
Quien habla, rodeado de los referentes de las otras
tres organizaciones, es José Fuentes Cano, secretario
general adjunto de la CEB. El texto que lee dice, entre
otras cosas, que los obispos bolivianos, junto a
Comunidad Ciudadana, los Comités Cívicos del país
y el Conade, “reunidos en un diálogo constructivo sobre
la inédita situación que se ha creado”, declaran que
“lo que sucede que Bolivia no es un golpe de Estado”.
“Lo decimos ante todos los ciudadanos bolivianos y
ante la comunidad internacional. Llamamos a los
bolivianos a la paz, no cometer actos vandálicos
ni de revancha ni nada de lo que podamos arrepentirnos”,
afirman desde la CEB.
Habla de paz y no violencia, pero al mismo tiempo
llaman “a la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas
de la nación a cumplir con urgencia con su rol de
defensa de la propiedad y de las personas”,
sabiendo que ello inevitablemente significa represión,
tortura y muerte.
“Recen por ustedes”
Por esas mismas horas, desde la Plaza de
San Pedro de Roma el papa Francisco le dedicaba
unos breves segundos del habitual Ángelus al tema
que en esos momentos conmocionaba a toda
Latinoamérica. Allí, según la agencias vaticanas,
“invitó a rezar” por “la situación de la amada Bolivia,
cerca de mi tierra natal”.
Dicho sea de paso, esas mismas agencias eclesiásti
cas (como la argentina AICA) dijeron, por ejemplo,
que “en los últimos días cientos de policías se amotinaron
y defendieron a los manifestantes”. Un claro
posicionamiento del lado del golpismo.
En el Ángelus Jorge Bergoglio dijo que “los actores
políticos y sociales” de Bolivia debían “esperar con
un espíritu constructivo, en un clima de paz y serenidad,
los resultados del proceso de revisión electoral, que
actualmente está en marcha”. En ese mismo momento
sus subordinados bolivianos lanzaban un llamado
a la Policía y las Fuerzas Armadas a consumar
el golpe contra Evo Morales, lo que finalmente
se concretaría poco después con la renuncia y
huída de La Paz del mandatario.
Trascurrido un día y medio de la renuncia de Morales
y luego de una jornada de masivas movilizaciones en
el país natal del Papa contra el golpe en Bolivia, en
las usinas informativas del Vaticano la palabra Bolivia
sigue sin ser mencionada. Lo mismo sucede con la
cuenta oficial de Twitter del Papa, donde el tema brilla
por su ausencia. Mucho menos, obviamente,
la expresión “golpe de Estado”.
La Conferencia Episcopal Argentina, por su parte,
este lunes publicó un brevísimo comunicado en el
que también se encuentra ausente la condena
al golpe en Bolivia.
"En esta dificil hora que atraviesan los países de
nuestra región, en nombre de la Conferencia
Episcopal Argentina invitamos a nuestras comunidades
a rezar por la paz y la plena vigencia de las instituciones,
principalmente en las hermanas Republicas de Bolivia
y Chile", dice el texto firmado por la Comisión Ejecutiva
de la CEA.
Para los obispos latinoamericanos ni Piñera es un
represor ni los militares bolivianos son golpistas.
Nada que envidiarle a la jerarquía eclesiástica
de antaño, cuando las dictaduras asediaban
el subcontinente con el aval del Vaticano y sus sucursales.
El aval acrítico del papa Francisco y del Episcopado
argentino a sus pares bolivianos, sea por acción o
por omisión, termina siendo un aval al accionar del
golpismo criminal en el país hermano. Mal que
les pese a quienes quieren ver en Bergoglio y
compañía una expresión progresista
de la jerarquía católica
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