Fray Bartolomé de las Casas. Cátedra.
"Entraban en los pueblos, ni dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaran y hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quien de una cuchillada abría al hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete, o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros daban con ellos en ríos por las espaldas, riendo y burlando, y cayendo en el agua decían: “bullís, cuerpo de tal”; otras criaturas metían a espada con las madres juntamente. y todos cuantos delante de si hallaban. Hacían unas horcas largas, que juntansen con los pies a la tierra, y de trece en trece, a honor y reverencia de Nuestro Redemptor y de los doce apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: “Andad con cartas”, conviene a saber, llevad las nuevas a las gentes que estaban huídas por los montes. Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas cobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanlespor debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las animas.
Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales y señores, y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o les impedía el sueño, mando que los ahogasen; y el alguacil que era peor que verdugo, que los quemaba y se como se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla, no quiso ahogallos para que no sonasen, y atizóles el juego hasta que se asaron despacio como él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas...”
Brevísima relacion de la destruccion de las Indias
Fray Bartolomé de las Casas. Cátedra. Decimotercera edición. Madrid: 2003. Pág. 81-83
"Entraban en los pueblos, ni dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaran y hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quien de una cuchillada abría al hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete, o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros daban con ellos en ríos por las espaldas, riendo y burlando, y cayendo en el agua decían: “bullís, cuerpo de tal”; otras criaturas metían a espada con las madres juntamente. y todos cuantos delante de si hallaban. Hacían unas horcas largas, que juntansen con los pies a la tierra, y de trece en trece, a honor y reverencia de Nuestro Redemptor y de los doce apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: “Andad con cartas”, conviene a saber, llevad las nuevas a las gentes que estaban huídas por los montes. Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas cobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanlespor debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las animas.
Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales y señores, y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o les impedía el sueño, mando que los ahogasen; y el alguacil que era peor que verdugo, que los quemaba y se como se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla, no quiso ahogallos para que no sonasen, y atizóles el juego hasta que se asaron despacio como él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas...”
Brevísima relacion de la destruccion de las Indias
Fray Bartolomé de las Casas. Cátedra. Decimotercera edición. Madrid: 2003. Pág. 81-83
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