jueves, 4 de abril de 2013


¿Es simple coincidencia nombramiento del Papa Francisco I?
Por Nelson Lombana Silva
 Hay toda una campaña mediática encaminada a destacar el nombramiento de Jorge Mario Bergoglio, Francisco I, como el primer jesuita y el primer latinoamericano en alcanzar el papado.
Además, dichos medios se han dedicado a “lavar” imagen para presentarlo como un pontífice humilde, sencillo, descomplicado y cercano a la personalidad bíblica de Jesús, el hijo de Nazaret que supuestamente nació en una pesebrera.
Todo hace parte de la parafernalia para pretender convertir lo natural en sobrenatural. Impresionar y de alguna manera, contrarrestar la dura crisis interna que padece esta iglesia en el mundo, donde a pesar del hermetismo y sigilo salen a flote todos los días escándalos mayores de diversa índole.
Todavía no está muy claro por qué abandonó el poder Benedicto XVI, cuál fue la causa fundamental de su dimisión, aunque entre líneas salen cosas bastante turbulentas y oscuras que nada tienen que ver con el supuesto cielo o el reinado de Dios.
Todo parece indicar que la mafia interna en el Vaticano, la cual tiene al parecer mucha relación con la mafia siciliana entró en contradicción con Benedicto XVI, otrora joven hitleriano de gran acción, presionando su salida. Ya algún religioso había dicho que el Vaticano no se administra solo con avemarías y padrenuestros. La punta interna por el poder no es de poca monta.
El nuevo pontífice nació el 17 de diciembre de 1936 en Argentina de una familia de origen italiana. Se le consideró el hombre fuerte durante la dictadura militar de este país entre 1976 y 1982. Al parecer toda su influencia religiosa la puso al servicio de la dictadura militar.
El periodista Horacio Verbitsky, en su libro intitulado “El Silencio” denuncia que Jorge Mario Bergoglio, siendo Obispo, entregó a los curas Orlando Yorio y Francisco Jalic a las garras militarista al retirarles la protección de su orden, curas que duraron cinco meses en prisión. Ultraconservador y sectario el papa Francisco I no vislumbra por ningún lado cambios sustanciales al interior del catolicismo.
Sus declaraciones en su condición de Obispo de Argentina contra los procesos democráticos y políticos asumidos por el gobierno de Néstor Kistner y recientemente de la presidenta Cristina de Kistner reflejan su conservadurismo a ultranza.
Se opone al matrimonio entre parejas del mismo sexo, el aborto o la ética de la investigación de las células madre, la ley de identidad de género, que le permite a los travestis y transexuales a registrar sus datos con el sexo elegido democráticamente, señalando que tales iniciativas “pretenden destruir el plan creador de dios”.
Manifiesta cierta animadversión hacia la mujer, la trata con desprecio y más como objeto que como su sujeto. En alguna oportunidad señaló sin ningún empacho: “Las mujeres son naturalmente ineptas para ejercer cargos políticos”.
En otro acápite sobre el mismo tema, indicó: “El orden natural y los hechos nos enseñan que el hombre es el ser político por excelencia; las escrituras nos demuestran que la mujer siempre es el apoyo del hombre pensador y hacedor, pero nada más que eso”.
El dirigente de la Unión Patriótica en el Tolima, Alirio Urrego Mesa, lanzó una pregunta bastante interesante al enterarse que el papa número 266 era argentino: “¿Esa designación no tendrá relación con los procesos democráticos y revolucionarios que se vienen sucediendo en este continente y en la misma Argentina?”
No es descabellada la pregunta. Recordemos que el papa polaco Juan Pablo II lo colocaron allí para ayudar a desarticular el Socialismo en su patria, en la URSS y en otros países del planeta. Como dice el dicho: “Después de un desengaño que importa uno más”.
Más allá de la religiosidad hay una misión política que lleva intrínseca el mandatario del Vaticano, al fin y al cabo es un Estado, uno de los más pequeños, pero a su vez, uno de los más poderosos. Si ayer estuvo aliado con la dictadura militar, hoy, seguramente, establecerá su alianza férrea con el imperialismo norteamericano. La verdad no creo en milagros.
¿Qué postura asumirá frente a la teología de la liberación? ¿Qué postura asumirá frente a los crímenes de lesa humanidad que viene cometiendo los Estados Unidos en diversas partes del mundo? ¿Qué pensará sobre la reprimarización de la economía mundial que amenaza con convertir el planeta tierra en un gigantesco desierto? Amanecerá y veremos, dijo el ciego.

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