viernes, 10 de diciembre de 2010

LAS RANAS MARACUCHAS

Por: Paula Durante Rincón
El resultado tan feo y gris del domingo 5 de Diciembre se llama pa`que vos veáis y de apellido ve qué molleja. Al menos yo estoy con mi consciencia tranquila, pues fui a votar. Qué lástima que tantos compañeros de ideología no hicieran lo mismo. Por supuesto que les respeto su derecho a esta decisión, pero así nunca vamos a salir de abajo. He leído todos los análisis que se han hecho desde el domingo en estas páginas de Aporrea sobre nuestra derrota. Estoy de acuerdo con la mayoría de las causas expuestas, como por ejemplo, el incumplimiento de las obras con el Zulia, la corrupción, la delincuencia, y pare usted de contar. Pero me preocupa también esa insistencia de los compañeros con la abstención. Parece que es difícil llenar las expectativas de los maracuchos con respecto a los candidatos por el chavismo. Para el 2008 se eligió por las bases a Di Martino como candidato a gobernador y a Henry Ramírez como candidato a alcalde, sin embargo, perdimos con los dos más que todo por los votos cruzados, pues había que “castigar” a Di Martino por “capitalista” y, con él, a Ramírez. La división interna en el PSUV también marcó considerablemente la derrota. ¿Entonces cómo es que los eligieron como candidato si no los querían? ¿Para después castigarlos? Y con ellos, también nos castigaron a todos. Luego, para los candidatos a diputados, también se hicieron elecciones internas. Aunque se eligieron por las bases, tampoco fueron a votar por ellos. Perdimos horrorosamente. Finalmente, para las elecciones del domingo, me llegó información de varios chavistas: qué va, me siento burlado o burlada, porque lo impuso Chávez, yo no voy a votar; Ay, no, ese es un capitalista, no trabajó con las comunidades; nooo, qué va, hay que darle oportunidad a los nuevos, siempre los mismos; y así, excusas van y excusas vienen, cada quien con sus pensamientos. Lo mejor fue la confesión del domingo de un amigo, ferviente opositor, quien me dijo: “yo estoy inscrito en el PSUV, y por aquí creen que yo soy chavista, pero ¡qué va¡, yo soy antichavista”. Bueno, ahí les dejo el estado en que se encuentra nuestra principal tolda en el estado. Pero creo que a pesar de todo, era imperativo cumplir con el deber de ir a votar, pues ya no tenemos más oportunidades. Aún con todos los defectos que puedan tener nuestros candidatos, habría que apoyarlos primero, llevarlos a los puestos y exigirles que cumplan después. Por muchos defectos que tengan, son infinitamente mejor que cualquier opositor. Me remito a los hechos por la situación en la que se encuentra el Zulia. Esto me recuerda a las ranas de la fábula de Esopo: no les gustaba este rey y tampoco el otro, hasta que Zeus les mandó como reina a una culebra que se las empezó a comer, la propia dictadura, pues. Cuando se quejaron por esto, Zeus les respondió: «Padeced, les responde, eternamente; que así castigo a aquel que no examina si su solicitud será su ruina.» Hasta aquí llegó Maracaibo, con Rosales de nuevo “mandando” y robando a sus anchas.

La única salida posible es que el Gobierno Central trabaje por su cuenta en el Zulia. Después de todo, es el Gobierno Central el que envía todo el dinero. Para empezar, manejar las nóminas por depósito bancario directo a cada empleado de la Gobernación y de la alcaldía; hacer auditoría permanente a ambas instancias; no hay dinero si no hay justificación; supervisar estricta y directamente los contratos de obras y las obras como tal, por ejemplo, la calidad de las mismas y el tiempo que tardan en construirlas. No entiendo como no hay comisiones de cada ministerio y consultorías jurídicas del gobierno central en estas instancias. Estamos en la República Bolivariana de Venezuela y el Zulia forma parte de ella. Por lo tanto, no puede haber un gobierno regional ni municipal paralelos que jamás rinden cuentas, igual que sucede en LUZ, mientras el dinero fluye y va y viene a manos llenas. Hay que asegurar la continuidad y el buen funcionamiento de todas las misiones y programas del gobierno central en el estado. Obras son amores. No hay mayor poder de convencimiento que el buen ejemplo y asegurarse que lo que se comienza se termina, y se termine bien, no al estilo chimbón. ¿Qué pasó con la Maternidad Castillo Plaza, por ejemplo? Ya se acabó la campaña, se acabó la prisa que había por reinaugurarla. Y así tantas otras obras. Acuérdense de la Ley, pues en Maracaibo no hay quien haga cumplir las leyes. Necesitamos protección urgente. Pagaremos, como siempre, justos por pecadores.


durante.paula@gmail.com


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