HORA DE CAMBIOS

NAYIB ARMANDO BUKELE ORTIZ; POBRECITO POETA QUE NO ES ÉL – KLORIAMEL YÉPEZ OLIVEROS−

LA VIOLENCIA AQUÍ
“En El Salvador la violencia no será tan sólo
la partera de la Historia.
Será también la mamá del niño-pueblo,
para decirlo con una figura
apartada por completo de todo paternalismo.

Y como hay que ver la casa pobre
la clase de barrio marginal
donde ha nacido y vive el niño-pueblo
esta activa mamá deberá ser también
la lavandera de la Historia
la aplanchadora de la Historia
la que busca el pan nuestro de cada día
de la Historia
la fiera que defiende el nido de sus cachorros
y no sólo la barrendera de la Historia
sino también el Tren de Aseo de la Historia
y el chofer de bulldozer de la Historia.

Porque si no
el niño-pueblo seguirá chulón
apuñaleado por los ladrones más condecorados
ahogado por tanta basura y tanta mierda
en esta patria totalmente a orillas del Acelhuate
sin poder echar abajo el gran barrio fuerteza cuzcatleco
sin poder aplanarle de una vez las cuestas y los baches
y dejar listo el espacio
para que vengan los albañiles y los carpinteros
a parar las nuevas casas.”

ROQUE DALTON

“Mequetrefe, traidor, y pelele” le llama el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros; y mequetrefe, traidor, pelele, se queda. Este buscabulla, este publicista de bananas Monsanto, no tiene mejor estrategia promocional que venderse como testaferro internacional de Voluntad Popular, la falange criolla. Vocero preferido de Julio Borges, el infanticida, y  Fan de las más afamadas Malinches venezolanas; la una loca, la otra pavosa comprobada.

Su triunfal decisión, su diplomacia de “corte barato señora” puerta a puerta, lo va dejar sin suela de zapatos aunque tenga los bolsillos llenos a reventar. Ese empresario simplón, misógino trompada suelta con las mujeres, y consuetudinario salta talanqueras (supera en estilo a Ismael García), Buyele alguna vez se autoproclamó de izquierda radical, pero en la práctica milita con alimañas de ultra derecha, verbigracia el convicto y confeso narcoparaco Guaidó.

Tan deslucido  personaje no merecería ni una pestaña de atención, si no fuera por su intrusión intempestiva en estos tiempos de indómitas y refrescantes “brisas bolivarianas” (feliz, ocurrencia chavista de Diosdado), soplando en Nuestramérica, rugiéndole en su cueva a Trump, el siniestro sembrador de vientos, y para vientos tempestades: al modo Chávez, nuestra Constitución  y nuestro socialismo bolivariano