sábado, 26 de noviembre de 2016

Si el Otro Comandante no ha muerto, Fidel, tampoco

Rafael Pompilio Santeliz


Este 25 de noviembre del 2016 murió el Comandante Fidel Castro.
Siempre habíamos pensado que nuestros padres serían eternos.
Fidel fue el Grande Hombre, absorbido por todas las instancias de la vida.
El gran seductor que sobrevivió a 630 atentados y siguió invicto. Jamás arrodillado en su rumbo fijo hacia el eternal de los gigantes invencibles.
El que se permitió vivir unos cuantos años más, para ver lo que ocurriría después de su muerte, y siguió produciendo hasta su último minuto.
El que escondidos oíamos, por la rebelde Radio Habana, con radiecitos pegados al oído para evadir la policía secreta de las falsas democracias, que deambulaban con oídos prestos por nuestra aceras.
El que nos permitió resistir, con sus discursos altisonantes, en las soledumbres de la persecución y la traición de los grandes y de los cobardes, pájaros de una sola pluma.
El que sin tapujos se permitió decir que nuestro más grande error fue pensar que sabíamos mucho de socialismo y con esta autocritica sincera realza el debate sobre las tareas pendientes.
Ahí va Fidel, con el timón fijo hacia el sitial de los dignos colosos de la historia, después de lograr tantas alegrías de los pueblos y revolucionarios del mundo.
Fidel, con Martí, te decimos: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”. Si el Otro Comandante no ha muerto. Fidel, tampoco. Hasta la victoria siempre, Comandante.

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