lunes, 4 de agosto de 2014

Su última novela se llama Los tres cadáveres tatuados

Vladimir Acosta echa un vistazo a las sociedades latinoamericanas mediante una novela policial

Foto:Correo del Orinoco
El historiador Vladimir Acosta se reconoce como un hombre preocupado por las crisis de las sociedades, “derivadas de la miseria económica y humana”. Es por esto que su nuevo libro, Los tres cadáveres tatuados, “es una novela formalmente de corte policial” en la que el autor se empeño en describir el contexto en el que se desarrollan los hechos.
“Como autor me interesa menos descubrir quien mató a las víctimas, que descubrir el mundo en el que transcurren esos crímenes”, aseguró el historiador.
De acuerdo con Acosta, la novela no solo plantea una investigación; a la vez, traza un recorrido por el mundo de la pobreza, la miseria, la violencia, las bandas armadas, el sicariato, y el tráfico de droga que se percibe en barrios inventados por el escritor, localizado en una ciudad igualmente desconocida que “podría ser ubicada en cualquier país latinoamericano”.
El relato también profundiza en el tema de la situación penitenciaria, el dominio que ejercen los pranes en esos entornos donde también se lucha por los derechos humanos de víctimas y victimarios.
El autor manifestó que su novela es un ensayo sobres esos temas socialmente conflictivos. “He tratado de describir ese mundo dramático sin dramatizar al exceso. Que asomara algo de esperanza en un futuro positivo”, señaló.

UN VIAJE ENTRE LA VIOLENCIA Y EL HUMOR

El autor y docente aseguró que, a pesar de la dureza con la que los posibles lectores puedan relacionar todos estos factores sociales, el texto plantea no pocos pasajes en los que el humor ayuda a aligerar la crudeza de las situaciones.
Es un viaje a la violencia habitual en estas sociedades. Se trata de recorrer ese mundo, a veces desconocido por un gran numero de personas.
Más que un aporte a las vidas de las lectoras y los lectores, reiteró, Los tres cadáveres tatuados es una ventana “hacia el mundo de hoy, cotidiano,” de cualquier zona popular de América Latina. Un universo con personajes corrientes que son fácilmente identificables por las lectoras y los lectores, quienes también podrían verse reflejados en ellos.
“Allí nadie es un super héroe. Son personajes vulgares y corrientes, que llevan vidas en las que son comunes los problemas”, refirió Acosta, quien agregó que esta característica hace que la novela le haya llegado a muchísimas personas”.
La historia gira en torno a tres crímenes, en cuyos cuerpos de las víctimas, al ser llevados a la morgue, el médico forense descubre en ellos un tatuaje similar.
Averiguar quien mató a estas personas es la motivación que estimula las acciones de un antropólogo forense, un comisario policial y un policía de élite. Ellos son los que van a llevar la investigación hasta un final “absolutamente sorpresivo”, aseveró el autor.
Otro personaje importante es la muchacha de barrio, bella y joven. Una estudiante que ha sido víctima de ese ambiente y que se esfuerza por salir de su entorno “a pesar de las terribles situaciones que se le presentan”.
Entre la violencia, la persecución y el vender a la mujer como un objeto, dijo el autor, debe haber una historia de amor que, en este caso, “no representa el centro de la novela”.

EL CAMINO HACIA LA NOVELA SOCIAL

Acosta -en la presentación del texto en la Feria del Libro de Caracas- confesó ser un asiduo lector de novelas policiales. Gran parte de su discurso lo dedicó a relatar característica de los estilos de algunos de las autoras y los autores de este género y sus obras.
Entre las lecturas que sirvieron de inspiración a su obra, nombró los relatos del escritor estadounidense Edgar Allan Poe, El doble crimen de la calle Morgue y El misterio de Marie Rogêt, que no se desarrollan en el contexto donde habitaba el escritor sino en París.
Otro fue el escritor francés Gastón Leroux quien, a través de su personaje, el detective aficionado Joseph Rouletabille, maneja en sus historias; el tema de los crímenes acaecidos en un cuarto cerrado, en los que la incógnita más importante es descubrir como entró y luego salió el asesino. Un enigma que, a decir del autor, “suscita reflexiones de lógica muy interesantes”.
Como si estuviera dando pistas al público sobre su propio libro, Acosta continuó nombrando escritores y títulos. Prosiguió su exposición con el famoso investigador ingles Sherlock Holmes, creado por el también ingles Arthur Conan Doyle. De sus novelas, el historiador destacó la descripción que en ellas se hace de la sociedad victoriana de la Inglaterra del siglo XIX.
Luego vino el turno a una de las más prolíficas autoras de novelas policiales de la historia, Agatha Christie, y a uno de sus principales personajes, Miss Marple. De sus textos, dijo que eran historias repetitivas, conservadoras en las que resaltaban, entre otras cosas, el racismo de la Inglaterra colonial y el desprecio por la juventud.
Acosta también subrayó la contribución de las novelas de Agatha Christie en la masificación de la novela policial. Posteriormente se refirió a una autora cuyos escritos calificó de elitescos: la novelista británica, Dorothy Sayers, con su personaje Lord Peter Wimsey.
“Luego están las dos áreas de novelas policiales más importantes y valiosas de toda la historia”, prosiguió Acosta: primero, la novela negra estadounidense con sus detectives privados atípicos, poco apreciados por la policía y que se desenvuelven en una sociedad corrompida por el dinero, la droga “y cargadas de una gran violencia”. De esta etapa, recomendó leer los libros de Dashiell Hammett y Raymond Chandler.
A partir de este punto, aseguró el historiador, “la novela policial se convierte en una novela social, con planteamientos críticos hacia la sociedad”.
En segundo lugar esta el escritor francés Georges Simenon y su personaje el comisario Maigret. “Esa es la otra cumbre de la novela policial, aseguró Acosta, “fundamentalmente una novela social”. Son historias donde el aspecto policial es solo un ambiente para tratar el tema principal: la descripción de la sociedad.
De Simenon, el ponente destacó el trabajo detallado que hace de la sociedad, de la pequeña burguesía rural y la urbana, la clase dominante y en ocasiones de los sectores pobres.
Para Acosta, como consecuencia del agotamiento de los temas, la literatura policial ha girado la atención hacia los temas sociales. Son historia donde un crimen es el punto de partida para adentrarse en la descripción de las fallas y contradicción de la humanidad.

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