A 35 AÑOS DE LA MASACRE DE CANTAURA, NI PERDÓN NI OLVIDO, AUNQUE ESTÉN EN NUESTRAS FILAS.
Para no olvidar este crimen de Lesa Humanidad y el poder de exterminio de un Estado que acalló los grupos inconformes manipulando luego a los poderes públicos para no penalizar a sus culpables. Este hecho fue la institucionalización de la intolerancia.
Dijo en Fiscal de la época: “El suceso fue un acto de guerra y por lo tanto no hay motivo para continuar la investigación”. (Dr. Pedro Matellini González. Fiscal General de la República)
Nuestra Constitución Bolivariana establece que no debe existir “Obediencia Ciega” de los funcionarios. Cada cual es responsable penalmente de los crímenes que pudiera ejecutar cumpliendo “órdenes superiores”..
David Nieves, fijando posición sobre el hecho, afirma: “Pocas veces encuentra uno los nombres de tantos militares involucrados en el hecho, de quién piloteaba los aviones, los nombres de los batallones que participaron, más detalles no es posible, por qué no se investiga, por qué no se hurga en los archivos del ejército, cuando todo esto es posible. Debe ser que el culillo se los impide”.
“Somos seres racionales, no estamos solicitando fusilamientos para nadie, ni que los arrastren de la cola de un caballo, simplemente estamos solicitando un juicio justo en las masacres conocidas”.
“El Presidente no ha podido todavía inventar nada para acabar con la alcahuetería militarista, donde unos se tapan con otros, esconden sus fechorías … la lucha sigue y la paciencia nos da fuerza”.
Fueron aviones Bronco y Camberra, junto al Batallón Pedro Zaraza y funcionarios de la DISIP. Se calculó 3000 funcionarios en tierra. El Ministro de la Defensa era el General Vicente Narvaez Churión. Cuatro aviones Hércules iniciaron el bombardeo indiscriminado con bombas de 200 libras contra los muchachos idealistas que se disponían a saborear el aroma del café y discutir su incorporación a la vida legal. Luego vino el ametrallamiento con Punto 50 por helicópteros artillados. Simultáneamente fuerzas terrestres de Cazadores, al mando del General José Murga Cabrices y Comandos de la DISIP y la PTJ cercaron y remataron a los que lograron escapar del bombardeo. No hubo heridos ni detenidos. Por lo menos 14 presentaban tiros de gracia.
Mandaba Herrera Campins, el Ministro del interior era Luciano Valero. El Dr. Remberto Uzcategui dirigía la DISIP. Se señala como delatores a Norberto y Alirio Rebanales, infiltrados por López Sisco. MILITARES: GB José Dionicio Murga Cabrices, GB Gaviria Valero, Gral Eutimio Fuget Borregales. Pilotos Capitanes Vladimir Filatov Riabkov, Rafael Enrique Quijada Hernández, Norbidio Sandrea González, Tnt. Roger Cordero Lara, Rafael Pérez Neuville, actual Gral de Div y Cte Gral de la F.A. (p. 117, op cit)
Cuentan que Los Changurriales es un sitio mágico de silencios sepulcrales. En la raíz de un árbol muy alto y frondoso, donde estaba la cocina guerrillera, hay una capilla natural que siempre tiene una vela encendida en un vaso de vídrio. Dicen que ha estado allí por muchos años. En Cantaura comentan que fue un guerrillero que logró sobrevivir de la masacre y se quedó para siempre en la zona sin dejarse ver, que acostumbra a “alumbrar” a sus compañeros, y que posiblemente perdió la razón durante el bombardeo (p. 77)
Probablemente pudiera ser El Chifle, internado por el Partido en una clínica psiquiátrica en Los Chorros de donde desapareció sin dejar rastros y nunca más se supo de él.
“En Chile y Argentina se les abrió juicio a los asesinos. Aquí en nuestra Venezuela valiente y revolucionaria, no hay voluntad política. Me da vergüenza decirlo, pero es verdad”
"Esta masacre nos sigue doliendo como noche sin mañana; pero no hay justicia y el castigo no llega. Seguiremos esperando y ojala en un eterno esperar no se nos pase la vida” David Nieves
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