Cifras falsas revelan el sabotaje del gremio panadero
El sabotaje frontal en la comercialización del pan en Venezuela ha trascendido las fronteras en lo mediático, posicionándose como uno de los principales símbolos de la matriz "crisis humanitaria".
Desde la edición en español del New York Times , pasando por Reuters y otras agencias internacionales de noticias, así como el gran portafolio de medios locales, el tema del pan tiene gran revuelo y difusión. Útil de ser tratado mientras la agenda de la Carta Democrática de la OEA, gestionada por Luis Almagro en alianza con la MUD, siga en cartelera y mientras aguas abajo el sabotaje siga ocasionando irritación y molestia a la población.
Todos los medios de comunicación que han abordado el tema se encuentran cartelizados en sostener un único argumento, el cual explica en sí mismo las colas para comprar pan: la materia prima (el trigo) importada por el Estado no es suficiente para cubrir la demanda.
La Federación de la Industria de la Panificación (Fevipan), representante gremial de las panaderías privadas, es el que emite este argumento que luego es difundido por medios de comunicación locales y extranjeros. Según sus propias mediciones, la demanda mensual se encuentra en 120 mil toneladas de trigo. Esta cifra también es compartida por Fetraharina, el sindicato de las principales empresas molineras de Venezuela.
Pero esta no es la única cifra que han manejado. En 2015 y 2016, Fevipan y la Asociación de Panaderos de Guanipa afirmaban que para "estabilizar la producción" se necesitan 300 mil toneladas de trigo al mes. Este dato demuestra que la demanda estimada por ellos no es un cálculo objetivo, sino una medición hecha a base de especulaciones. Por ende es lógico pensar que la cifra de 120 mil toneladas estaría igualmente desfasada. En sus últimos reportes
esta federación afirmó que el 80% de las panaderías tienen los inventarios en cero.
Tomás Ramos, presidente de Fevipan
El argumento base para justificar las complicaciones para surtir de pan a la población consiste en que el Estado venezolano importa trigo por debajo de esa demanda estimada por ellos.
En la última edición del semanario Tal Cual , una investigación de Andrea Ballesteros (con base a estimaciones de Fevipan) reseñó que la demanda real de pan se encuentra en las 60 mil toneladas al mes, no en 120 mil. Fevipan exige esa segunda cantidad, resalta el reportaje, para "garantizar inventario" mas no para suplir la demanda de la población.
Tomando esta cifra como coherente (en comparación a las 300 mil y 120 mil exigidas con anterioridad) la explicación de los problemas en la comercialización del pan no está en la insuficiencia de las importaciones, sino en el acaparamiento y los distintos usos que se le da a la harina en detrimento de la producción de pan, lo cual adugiza el problema. La Sundee ha detectado múltiples evidencias de estas prácticas en distintas panaderías fiscalizadas. Por ende se activó un plan especial para que el 90% de la harina entregada por el Estado sea utilizada para producir pan canilla y francés, buscando optimizar su uso y de esta forma regular los precios de venta.
Harina acaparada en panadería Mansión Bakery, av. Baralt
Siguiendo reportes de prensa digital, el Estado venezolano importó entre diciembre y enero de este año 63 mil toneladas de trigo para ser distribuidos al sector panadero, y con ello cubrir la demanda del mes de enero y parte de febrero, ya que con lo importado en noviembre se lograba cubrir el consumo en diciembre.
El 27 de febrero arribaron dos buques a Bolipuertos Puerto Cabello con 60 mil toneladas de trigo. El 19 de marzo
arribó otro con 30 mil toneladas más y un día después otro con 7 mil 500 toneladas de trigo, con lo que la demanda para lo que queda del mes de marzo y hasta finales de abril quedaría satisfecha, según los datos suministrados por Fevipan. Esto da una cifra de 97 mil 500 toneladas de trigo importadas y distribuidas en un intervalo menor a un mes.
Demostrado que no es la insuficiencia de las importaciones, la única explicacion que queda es el sabotaje abierto desde la federación de panaderos contra la población. Aportando su gran migaja a la generación de condiciones que justifique un nuevo ciclo de violencia en el país, estimulado por Luis Almagro y los partidos antichavistas. Las panaderías son también un partido político y actúan engranados a esa misma agenda internacional contra el país, de la mano de operaciones de sabotaje selectivos y articulados.
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