El Gobierno de Uribe y Duque de claro talante antisocial continúa dirigiendo el presupuesto hacia los gastos de guerra, buscando reducir los subsidios a la energía a los sectores populares y ahora con el Plan Nacional de Desarrollo (PND), no incluye recursos para la implementación de los Acuerdos de Paz, y pretende centralizar aún más las decisiones sobre las Regalías, haciendo a un lado las necesidades de las regiones; por todo esto crece la movilización social en su contra.
Entre el 25 de febrero y el 10 de marzo se desarrolló el Paro del Cauca promovido por el magisterio, sectores campesinos y procesos urbanos de la ciudad de Popayán; movimiento duramente reprimido que logró arrancar unos acuerdos básicos.
El 11 de este mes inició la Minga de los indígenas de Cauca y de sectores campesinos quienes reclaman el cumplimiento de acuerdos hechos con el Estado; desde el 12 han bloqueado en varios puntos la carretera Panamericana y de manera menos permanente la vía que conecta el Cauca con el Huila.
Esta movilización también ha sido objeto de una fuerte represión por parte de la policía militarizada del ESMAD junto al Ejército, trato de guerra que incluye el uso de fusiles contra los indígenas. No obstante el movimiento se mantiene y consiguió llevar al Gobierno a la mesa de negociación el pasado jueves 21.
Los días 19 y 20, 400.000 integrantes de la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) desarrolló un Paro Nacional en reclamo por el incumplimiento de los acuerdos sobre los servicios de salud y contra los recortes que busca imponer el Gobierno en el PND; FECODE anunció que haría otro paro el 25 de Abril de carácter indefinido.
El pasado 10 de marzo al objetar Duque la Ley Estatutaria de lo poco que quedaba de la Justicia Especial de Paz (JEP) pactada en los Acuerdos de Paz con las FARC, su Gobierno termina de “hacer trizas la paz”, errónea decisión que ha motivado importantes movilizaciones nacionales en defensa de la paz, el 12 y 18 de este mes.
Las decisiones de Duque y Uribe contra la paz reciben el rechazo de amplios sectores de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional, y sólo recibe el apoyo de Trump y de los 3 partidos más reaccionarios del país.
Este tercer Gobierno de Uribe demuestra ser un servidor incondicional de los intereses de los potentados de los Estados Unidos y de los grandes millonarios locales; por esto crece el bloque opositor en el Congreso y crece la protesta en las calles de Colombia.
El campo popular, democrático y de oposición que busca la democratización y la paz está llamado a liderar el reclamo de las mayorías nacionales, para aislar a la ultraderecha que pretende seguirnos manteniendo en la guerra perpetua, con la que sofoca el descontento de los millones de excluidos y empobrecidos.
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