jueves, 1 de septiembre de 2011


Occidente se reparte en París el “pastel” de Libia


Fausto Triana
El bloque occidental encabezado por Francia y Gran Bretaña, junto a Estados Unidos, Alemania e Italia, encabezó hoy el reparto del “pastel” de Libia en una cumbre “para apoyar la democracia” en el país árabe. Es difícil hacer un balance objetivo de lo ocurrido en Libia. De una parte ciertamente se requería avanzar hacia un Estado con mayores libertades, pero de otra los árabes aún no comprenden que así no puede llegar una solución, opinó una periodista libanesa.Consultada por Prensa Latina, la colega del Líbano señaló sus temores de que a la larga la nación norafricana se fragmente entre los partidarios del depuesto líder Muamar El Gadafi y los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT), argumentó.
Al igual que otra reportera de España, coincidió en que mientras tanto, “asistimos en el Palacio del Elíseo a la consumación del reparto del petróleo y todas las riquezas libias, en manos mayoritariamente de empresas occidentales”.
No creo que Madrid vaya a tomar parte en la reconstrucción de Libia, no es la prioridad de Zapatero (José Luis Rodríguez, jefe del Gobierno español), aunque ya reconoció al CNT. Es una situación muy confusa, recalcó la corresponsal de la vecina nación.
Durante la espera de una rueda de prensa, los medios aprovecharon para escribir análisis en torno a la cita cimera de París, que reunió a dignatarios o sus representantes de 60 países y al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
“La forma estuvo mal, no estoy de acuerdo con lanzar bombardeos para solucionar el problema de un territorio. El contenido, sacar a Gadafi, bien. Sin embargo, ahora lo único que se escucha es petróleo, negocios (â��)”, sentenció un colega palestino.
Otros dos reporteros de Francia y Alemania, que al igual que los anteriores pidieron no mencionar sus nombres, refirieron el delicado panorama económico del mundo, particularmente en Europa, y la conveniencia de contar con un aliado potencialmente rico.
Empero, los políticos hacían su papel en la “Salle de Fétes” del Elyseo. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, solicitó que las sanciones de la ONU se levanten de manera responsable y que los nuevos líderes de Libia tengan asiento en la Asamblea General.
Clinton, al igual que el anfitrión principal, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, recalcaron que “el trabajo no termina con el final de un régimen represivo; ganar una guerra no es garantía de ganar la paz”.
Además del rumor, luego desmentido, de que Francia alcanzó en secreto un arreglo con el CNT para explotar el 35 por ciento de los hidrocarburos libios, si avanzó el desbloqueo de fondos de Trípoli para ser entregados a las nuevas autoridades.
Suráfrica fue el ausente más notorio de la conferencia parisina, al declarar sin rodeos su desacuerdo con los bombardeos de la OTAN y la política de guerra para resolver un conflicto interno.
En cambio, Rusia, China, Brasil e India, los cuatro también con posturas críticas a lo ocurrido con Libia, decidieron enviar emisarios al encuentro. Igual se sumó Argelia, dispuesta a reconocer un futuro Gobierno de Trípoli. El canciller francés, Alain Juppé, dejó en claro que Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania, junto con su país, darán luz verde a los fondos congelados de la administración de Gadafi.
Admitió que el CNT dejó en claro que usará los fondos en beneficio básicamente de aquellos que lo apoyaron, lo cual supone implícitamente, además, privilegiar a sus aliados en las inversiones y negocios.
De hecho Francia anunció ayer la venta de grandes cantidades de trigo a Libia, y ya comenzaba la puja entre las petroleras y compañías de energía locales, con sus pares de Italia y Gran Bretaña.
El balance provisorio de la cumbre aquí no aportó noticias espectaculares. Cuatro puntos fueron, sin dudas, los más relevantes.
La continuación de las operaciones militares de la OTAN- “el tiempo que sea necesario”, según el primer ministro británico, David Cameron- y el descongelamiento de los fondos para ser entregados al CNT.
Asimismo, instar a los líderes del CNT a impulsar un proceso de reconciliación nacional y perdón, y a la comunidad internacional a reconocer a los rebeldes como las únicas y legítimas autoridades de Libia.

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