Leyendo el Credo de nuestro Poeta Nacional, Aquiles Nazoa, me estacioné en la dicha de su último verso " Y creo en mi mismo, puesto que sé que alguien me ama" . Quedé, sumamente agradecido. Allí, asociado me vino desde la memoria hacia la conciencia, ignoro por qué y para qué y cómo fue dada dicha conexión, uno de los recuerdos más impresionantes que me ha marcado el mayor aprendizaje y me ha guiado durante todo lo que llevo de vida. Tendría 4 años y medio. Lo cierto es, que estando en el solar de la casa, jugaba a correr alejándome de mi padre y regresaba igual, llegando alegre hasta sus brazos. Eso lo hice, en aquella ocasión, varias veces, hasta que me fastidié. Recuerdo que le dije, "anda ven corre conmigo". Desde entonces nunca he podido olvidar ni quiero olvidar, aquel verso de respuesta que me ha escoltado todos estos años, " no hijo, corre solo para que llegues de primero". Pareciera, y es ahora a siete décadas de vivir en que me doy cuenta, que es lo que he hecho casi siempre, únicamente correr y correr pero sin estar pendiente hacia dónde, excepto de no olvidar regresar hasta sus brazos. Sólo que ahora paso de largo
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