sábado, 10 de enero de 2015

NO TE ENCADENES. Kloriamel Yepez. (Estractos)
Varios personajes de mi relato vivencial siguen siendo cadenistas con didáctica pasión si acaso la didáctica encendiera emociones. Nunca entendí el cadenismo excepto como fenómeno identitario en su estricta acepción europolítica: los cadenistas eran y siguen siendo los aburridos más aburridos de entre mis contertulios de talleres, foros y conversas literarias. De hecho, por allá por los 80 del siglo pasado, en Vertiente, un concéntrico círculo intelectual propio de la ciudad natal del entredicho bardo, los cadenistas hacían mayoría intolerante contra los valeramoranos; considerados trasnochados de izquierda y acusada su poética, de política. ¿Qué tal?Nunca lo tragué: como poeta siempre lo entrecomillé y como didacta humillado por profesores de literatura –definición que le calza al pie de la "Derrota"– su esnobismo es irrespirable. Dígame el cuento aquel del habla culta y el habla vulgo-popular negada anticipadamente y escarnecida por los más aptos, pero repetida mil veces sin hacerla una verdad, por pedagogos de caletre y raspazón.Este señor, arrimándose a las paredes para no caer del todo, tiene el mal gusto de publicar, en esta hora exacta de la Revolución Chavista, otra cosa espantosa para seguir siendo objeto de risa, porque no tiene personalidad ni quiere tenerla, porque se ha vuelto el hazmerreír hasta de la María Machado, que lo ha preterido en aras de personas más miserables que él. Este señor, que no encontrará nunca quien lo soporte y ha perdido el centro que nunca tuvo, ni a Heberto Padilla alcanza con su cobardía. Heberto por lo menos tenía una familia que sabía hacer puros de tabaco para mantenerse como tapadera de la CIA en Miami. Cadenas manifiesta no haber tenido nunca un oficio, y cuando escriba su "Derrota del XXI", delatará, por imbécil y más que imbécil de nacimiento, a sus actuales financistas. Este personaje, muchas veces burlado por su ridícula ambición, siempre babea sobre su propia historia y hoy pretende destilar sus babas sobre la nuestra, en aquelarre con Arturo "Jesuita" Sosa y el pran Leopoldo, quien se niega a asistir a las audiencias judiciales mientras le erigen un parapeto leguleyo internacional, con miras a "La Salida" en su enésima versión: legitimar la impunidad MUDeofascista.

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