“Cambio climático y cambio de costumbres”
Finalizó la COP 20, “la cumbre sobre cambio climático - 2014”, desarrollada en Perú, y podemos concluir en vista de lo informado por los medios que:
1. Se logro un “consenso mínimo” en el avance del acuerdo que remplazará el tratado de Kioto lo cual fue calificado por organizaciones ambientalistas como “débil”
2. Se invita a los países a presentar sus intenciones de reducciones de emisiones “de una manera que facilite la claridad, la transparencia y la comprensión”, sin precisar mecanismos para verificar esas reducciones.
3. Se planteó el concepto de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” respecto a que quien hizo mas daño debe poner más plata y se logró un fondo de 10.200 millones de dólares para el “Fondo Verde”, sin claridad sobre cómo se hará para comprometer a los países a dar los aportes.
En sí, lo definido en la cumbre son “vaguedades”, compromisos débiles, para llegar a un acuerdo que se firmará en el 2015 en París donde “nacerá” el nuevo Protocolo que remplazará al ya fenecido de Kioto. Lo más rescatable de esta cumbre, visto los resultados flojos que tuvo, son las declaraciones de Evo Morales en las cuales hace hincapié a “ponerle freno a la acumulación capitalista y crear otra civilización, otra sociedad, otra educación, otra cultura que no crea en el dios dinero” o que la verdadera forma de resolver el problema del cambio climático “será venciendo al capitalismo y salvando a los pueblos" señalando que el capitalismo y su modelo de desarrollo desatan un consumismo "innecesario y dañino".
¿Qué podemos decir de esta declaración?, si somos parte de un sistema que solo quiere que consumamos; que nos hace creer que la felicidad se encuentra dentro, sobre o en un producto, donde la felicidad se dibuja en una publicidad o mediante el consumo de servicios vánales; donde el crecimiento de un País se mide con el PBI, sin importar lo que hagamos con los recursos naturales, ni como se distribuyen los ingresos, donde lo financiero prima sobre lo humano.
¿No será hora de revisar nuestra moral?, ¿No será hora de volver a los valores no materiales?, ¿No será hora de pensar en replantearnos que le estamos enseñando o le vamos a enseñar a nuestros hijos?.
El mundo es finito, y estamos a dos grados de destruirlo, a dos grados de que nuestros nietos no puedan disfrutarlo tal como nosotros lo hacemos, a dos grados de hacer peligrar nuestra existencia, y por cierto, quienes tienen mayor culpa en esto son quienes menos se comprometen con el ambiente y quienes aportan más del 50% de los gases de efecto invernadero y quienes aportan muchas cosas de las que consumimos, EEUU y China.
Ecoportal.net
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