TELEVICRACIA
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En el concepto “TELEVICRACIA”, Jorge Saldaña sintetiza algunas de las más odiosas calamidades ocurridas en México por el encumbramiento ilegítimo de los monopolios mediáticos como “Agente destructor de capacidades para tolerar la corrupción.” Saldaña responsabiliza a la “TELEVICRACIA” incluso por el “El rezago educativo en México debido en gran parte a la TV…” Cuando Saldaña habla de “la televisión”, generaliza -no sin razón- la odiosa experiencia monopólica mexicana y alude al modelo mercantil de corte latifundista que, en México, reina mayormente bajo el nombre de TELEVISA, pero que no excluye a otros modelos, también oligarcas, imitadores, sucedáneos y concomitantes. Para Saldaña, la “televisión”, es decir ese modelo empresarial que padecemos – el que hemos conocido-, es fuente de muchos males terribles. Desde lo económico hasta lo cultural y lo ideológico. Y no se equivoca.
La “TELEVICRACIA” es negación de la democracia en toda sus definiciones de clase… es una dictadura de la farándula. Bajo la democracia burguesa, es decir, bajo las condiciones objetivas de una sociedad dividida en clases, la idea de participación “igualitaria” en el acto de “elegir”, es una falacia. Bajo la democracia burguesa reina la propiedad privada de los medios de producción, la disputa electoral entre pandillas disfrazadas de “políticos” y una loza monstruosa de necesidades sociales manipuladas de mil maneras para extorsionar a los votantes. Sin el peso perverso de la “propiedad privada” la idea de democracia cambia radicalmente. Y más cambia si se la piensa como democracia socialista. La “TELEVICACIA” posee una estructura completa, y compleja, para garantizar y “prestigiar” el poder de las clases explotadoras. Produce ilusionismos a granel para invisibilizar la lucha de clases y suplantar la propia idea burguesa de “Gobierno” electo, haciendo uso, organizado y sistemático, de la violencia psicológica contra los pueblos.
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