jueves, 18 de abril de 2019

CUENTOS DE MI PUEBLO III
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Los tentáculos del "zar" de la belleza, Osmel Sousa, lograron llegar hace varios años, hasta la ciudad madre de El Tocuyo y de allí extrajo dos bellas reinas: Inés María Calero (1987) y Marian Habach (2016). Nuestro pueblo celebró con mucho regocijo, orgullo y alegría, este reconocimiento a la belleza de la mujer mirandina.
Lo que no imaginó el equipo de Sousa es que si avanza unos treinta minutos más allá de El Tocuyo, se conseguiría con tres maravillosos pueblos que dan inicio a la extraordinaria Cordillera Andina y estos pueblitos son: Los Humocaros, Sanare y Guarico, pueblos llenos de paisajes extraordinarios por sus montañas y su vegetación, con sus sembradíos de café y hortalizas de hermoso colorido que a la vista del visitante da la impresión de encontrarse con un lugar encantado.
Y digo que si este equipo, cuyo negocio es conseguir mujeres espectaculares para transformarlas en reinas de belleza, hubiese avanzado más allá y se hubiese encontrado con los lugares antes mencionados, descubriría no sólo una mina sino una cantera de mujeres bellísimas en todos los sentidos pues, como bien comenté en un anterior artículo, debido en parte al aporte de la inmigración canaria, libanesa e italiana que llegó a nuestros pueblos, se originó una rica amalgama que aumentó aún más la natural belleza criolla de nuestras mujeres. Como recomendación a dicho equipo le sugiero que se acerquen al pueblo de Guarico una tarde de toros coleados para que aprecien el impresionante desfile de niñas naturalmente hermosas.
Y la mina de belleza femenina que conseguirían por estos lares podría ser equiparada a la del Cerro de El Potosí en Perú, en donde se perdieron miles de vidas humanas sacrificadas impunemente para extraer las enormes riquezas en oro, plata y estaño que se utilizaron para construir templos y monumentos en las grandes ciudades europeas, como por ejemplo la hermosa y antigua catedral de Notre Dame, que en días pasados ardió en Francia. En la inmensidad de esas terribles llamaradas no solo se quemaba un monumento sino que también se evaporaba de alguna manera, el sudor y la sangre de nuestros ancestros aborígenes a quienes les arrebataron la vida y les robaron las riquezas de nuestros suelos para la construcción de esas edificaciones históricas de las que se enorgullecen por allá en Europa.
Como los inmigrantes en aquella época en su mayoría eran hombres, se les facilitó el abordaje a la belleza de nuestras mujeres y, en muchas ocasiones, nosotros los "criollitos" nos moríamos de celos, pues resulta que hoy en día, ante la difícil situación económica del país son nuestras mujeres las que han emigrado y a través de ellas, de alguna manera, nos estamos desquitando algo de lo que aquéllos nos han hecho porque, según cuentan, la belleza de nuestras mujeres está causando muchos celos y problemas en las esposas de los nativos de los países a donde llegan las venezolanas. La tortilla se está volteando y hasta en el fútbol y otros deportes, pues los países que ayer nos colonizaban hoy han tenido que recurrir a los nativos de los países que ellos explotaron hasta la saciedad, a fin de fortalecer sus equipos deportivos y poder así obtenes los triunfos mundiales. Lo vimos en el mundial de fútbol en donde el equipo francés logró la victoria con una buena plantilla de jugadores de los países africanos colonizados.
Pero para no desviarnos del tema les diré que hace muchísimos años atrás el "zar" de la belleza eligió a María Antonieta Cámpoli como representante del estado Nueva Esparta al Miss Venezuela y resulta que esta niña no había nacido allí y ni siquiera conocía la Isla de Margarita.
Siguiendo con la recomendación al equipo de Sousa, en vista de que actualmente hay tanto peo con la luz, el agua, el gas, el transporte público y el dolar paralelo que aumenta como le da la gana para que todo aumente arrechamente y así terminar de escoñetar el país, pueden aprovechar y sacar de una vez todas las representantes al Miss Venezuela de todo el país de estos pueblos y así se ahorrarían un platerío en viajadera y que se yo qué otras cosas más. Así que pá lante Osmel Sousa, te esperamos para que te contagies con la belleza criolla de nuestros pueblos.
P. D.: Y como cada pulpero alaba su queso, aquí les dejo una muestra familiar de nuestra belleza criolla: dos de mis nietas.
Rafael Vásquez

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