martes, 6 de enero de 2015

Antonio Pinto Salinas: mártir por la democracia en el torbellino del Caribe

Foto referencial
AVN
La sombra de nefastos acontecimientos en América Latina valió para que el escritor Ricardo Rojo se refiriera al clima político de los años cincuenta con la frase "El torbellino del Caribe", década del pasado siglo en que arreció la dictadura y cobró entre otras valiosas vidas, la del insigne merideño Antonio Pinto Salinas.
A cien años exactos de su nacimiento, un 6 de enero de 1915, sus coterráneos y quienes persiguen los más elevados ideales de democracia para Venezuela, le recuerdan y honran su memoria.
Hay que precisar el origen campesino de Antonio Pinto Salinas, quien nació en el sector llamado Cumbre de Pinto, conocido actualmente como Hacienda la Argentina, en la aldea El Portón del municipio merideño que hoy lleva su nombre y cuya capital es Santa Cruz de Mora.
Al terminar su educación básica, Pinto Salinas cursó estudios por dos años en el Seminario Diocesano de Mérida, para continuar su formación como Bachiller en Filosofía en Caracas y en Pamplona, Colombia.
Su desarrollo académico crece a la par de su sensibilidad social, atizada por las duras condiciones de vida en la Venezuela rural de la época. Para 1935 cuando muere el dictador Juan Vicente Gómez, ya Pinto Salinas engrosa las filas de una ferviente juventud deseosa de libertad y democracia para el país.
Entre 1939 y 1940 se incorpora al Partido Democrático Nacional, movimiento que evolucionó para transformarse en el partido Acción Democrática (AD) donde se consolidó como cuadro político a la par de su desempeño como líder popular, periodista y estudiante de economía en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Sus anhelos de libertad y democracia compartidos por amplias mayorías del pueblo, se vieron frustrados tras su lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
En este periodo de la historia venezolana, Pinto Salinas integra el primer comité clandestino que organiza el partido AD y es detenido en 1950 por la Dirección de Seguridad Nacional, que lo expulsa a Ecuador, de donde regresa clandestinamente en 1951.
Ricardo Rojo se refiere a este periodo de la historia latinoamericana con la frase "El torbellino del Caribe", que titula uno de los capítulos de su libro Mi amigo EL Che.
En esta tempestad política – haciendo un aparte referente sólo a Venezuela - destaca el nombre de Antonio Pinto Salinas, "ángel y mártir" de la lucha por la democracia, apelativo con que le honró el doctor Edilberto Moreno, otro insigne merideño que encumbró las letras, la academia y la política de la patria.
Pinto Salinas fue activo participe de las luchas estudiantiles en el país, fue cuentista recordado y honrado por su obra "Se nos murió Gumersindo", fue un periodista combativo de arraigadas convicciones antiimperialistas que ocupó la secretaría general de AD tras de las muerte de Alberto Carnevali, cuando la organización representaba los ideales libertarios de buena parte de la juventud venezolana.
Delatado por un infiltrado en las filas de la organización política, Pinto Salinas fue capturado el 10 de junio de 1953 por efectivos de la Seguridad Nacional en el estado Guárico. Fue ejecutado el 11 de junio del mismo año en una carretera cercana a San Juan de Los Morros.
En la actualidad un municipio del estado Mérida y una populosa barriada de la parroquia El Recreo del municipio Libertador en el Distrito Capital de Venezuela, honran la memoria de este mártir de la democracia llevando su nombre.
"Quedará para la posteridad su gran legado de lucha como ejemplo a las futuras generaciones. Aunque no comulgue ideológicamente con su formación socialdemócrata; ni mucho menos con los postulados de su partido AD, justo es reconocer sin mezquindad el espíritu combativo y la firmeza de sus acciones. Honor y Gloria a nuestro Poeta Militante Antonio Pinto Salinas", refiere Silver Eliezer Gutiérrez, colaborador del portal web aporrea.

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