BOD, la Tintori o cómo la banca siempre gana
LUIS SALAS RODRÍGUEZ
LUIS SALAS RODRÍGUEZ
Las cajas con dinero decomisadas en el carro de Lilian Tintori se las dio el Banco Occidental de Descuento (BOD). Es un dato interesante como la vida del propio BOD. Este banco surgió en los años 50 en Maracaibo, estado Zulia. Y desde los 90 es controlado por Víctor Vargas. Vargas es de la misma camada de Juan Carlos Escotet y Eligio Cedeño, es decir, ejecutivos de cuenta que se hicieron inmensamente ricos tras la quiebra especulativa de los bancos de 1994. Vargas también aparece en la “lista Falciani” de evasores mundiales de impuestos en paraísos fiscales ayudados por el banco británico HSBC. Pero, además, está emparentado con la familia Borbón, ya que su hija menor se casó con Luis Alfonso Borbón, primo de Felipe de España y bisnieto de Francisco Franco. Luis Alfonso es gerente del BOD, como también lo fue Tulio Hernández, el tristemente célebre “intelectual” venezolano que mandó a arrojar materos a los chavistas, un hecho que costó la vida de al menos una ciudadana caraqueña. La otra hija de Vargas está casada con Franco D ́ Agostino, hermano de Diana D ́Agostino, la flamante esposa de Henrry Ramos Allup.En 2013, Sudeban aprobó la fusión del BOD con CorpBanca, siendo desde entonces el cuarto banco privado más grande del país. Es dueño un tercio del consorcio Credicard y representa en Venezuela a American Express. Y según Forbes, es la cuarta empresa más rentable en Venezuela.
Respecto a esto último, el Fondo Monetario Internacional tiene una página denominada “Financial Soudness Indicators”, donde se comparan indicadores de todo el sistema financiero mundial. Entre los múltiples indicadores que se pueden consultar destacan dos: el ROA (rentabilidad sobre el Activo) y el ROE (Rentabilidad sobre Patrimonio Neto). Para finales 2013, último año en que esta página publicó indicadores sobre Venezuela, el ROA de la banca venezolana era uno de los más altos del mundo: 4,2.
Mientras que el ROE era el más alto: 51,2.Ahora bien, según el informe de Sudeban de julio de 2017, el ROA de la banca nacional es 4,5. Mientras que el ROE es de 84,7. Pero en el caso concreto del BOD, estas cifras son ROA: 7,8 y ROE: 138.Para que tengamos una idea de las dimensiones, el ROA de Panamá –un paraíso fiscal– es de 1,2 y el ROE de 12,1. En el ultraneoliberal Chile son 1,2 y 13,8 respectivamente. La banca argentina es la más cercana competidora de la venezolana en materia de rentabilidad, con un 5,3 y un 20,9, respectivamente. Lo que esto quiere decir es que el BOD muestra, aún
dentro de la crisis, un crecimiento vertiginoso. Esto puede ser señal de buena administración y gerencia,
pero también de manejos poco ortodoxos, que pueden estar aprovechando –y de alguna manera contribuyendo a la crisis– para crecer.
Esto me hace recordar un párrafo de la carta que Thomas Jefferson, tercer Presidente de los EEUU, envió
en 1802 a Albert Gallatin, entonces secretario del Tesoro: “Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los Ejercitos listos para el combate. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
Una investigación de la ANC no nos vendría nada mal.
Respecto a esto último, el Fondo Monetario Internacional tiene una página denominada “Financial Soudness Indicators”, donde se comparan indicadores de todo el sistema financiero mundial. Entre los múltiples indicadores que se pueden consultar destacan dos: el ROA (rentabilidad sobre el Activo) y el ROE (Rentabilidad sobre Patrimonio Neto). Para finales 2013, último año en que esta página publicó indicadores sobre Venezuela, el ROA de la banca venezolana era uno de los más altos del mundo: 4,2.
Mientras que el ROE era el más alto: 51,2.Ahora bien, según el informe de Sudeban de julio de 2017, el ROA de la banca nacional es 4,5. Mientras que el ROE es de 84,7. Pero en el caso concreto del BOD, estas cifras son ROA: 7,8 y ROE: 138.Para que tengamos una idea de las dimensiones, el ROA de Panamá –un paraíso fiscal– es de 1,2 y el ROE de 12,1. En el ultraneoliberal Chile son 1,2 y 13,8 respectivamente. La banca argentina es la más cercana competidora de la venezolana en materia de rentabilidad, con un 5,3 y un 20,9, respectivamente. Lo que esto quiere decir es que el BOD muestra, aún
dentro de la crisis, un crecimiento vertiginoso. Esto puede ser señal de buena administración y gerencia,
pero también de manejos poco ortodoxos, que pueden estar aprovechando –y de alguna manera contribuyendo a la crisis– para crecer.
Esto me hace recordar un párrafo de la carta que Thomas Jefferson, tercer Presidente de los EEUU, envió
en 1802 a Albert Gallatin, entonces secretario del Tesoro: “Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los Ejercitos listos para el combate. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
Una investigación de la ANC no nos vendría nada mal.
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