lunes, 16 de marzo de 2015

El Imperio no invadirá: Ya está adentro


En tal sentido, y para no empantanarse, el Pentágono cuenta, en primer y estelar lugar, con la incompetencia y complicidad del funcionariado “venezolano” corrupto que impunemente domina el escenario burocrático gubernamental, eso se agradece. Entes gubernamentales apátridas que han permitido y promocionado el avance de las fuerzas contrarrevolucionarias que protagonizan la cacareada “guerra económica” que el gobierno no termina de descifrar y mucho menos derrotar.

El Imperio tiene bien colocadas, en el escenario nacional e internacional, a sus empresas transnacionales (nativas de USA) que con la comprobada complicidad del Banco Central de Venezuela (y los diferentes entes cambiarios que hemos venido improvisando) se ha venido apropiando de más de la mitad de la renta petrolera que nos pertenecía y ahora les pertenece y les sirve para financiar cómodamente, vía dólar paralelo, a mercenarios colombianos y apátridas nacionales en su guerra frontal contra las instituciones nacionales y la soberana decisión del pueblo venezolano de ser libre e independiente en su tránsito al socialismo (ver detallados y profusamente documentados informes del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza y del equipo investigativo de Marea Socialista).

En cuanto a los entes policiales para nadie es ya un secreto que más del 70% de los funcionarios poseen prontuarios policiales (son o han malandreado según nos informó Freddy Bernal, producto de sus más recientes investigaciones), esa condición les hace vulnerables y poco les importa a estos pacos vender sus “expertas fuerzas de trabajo hamponil” al mejor postor, y si la paga es en dólares mucho mejor.

Funcionariado burocrático gobernante que además han permitido la invasión silente de desplazados colombianos (se reportan más de 8 millones de seres) que día a día se incorporan a los cinturones de miseria que rodean las principales ciudades del país y cuyos guetos sirven de concha al paramilitarismo y a narcotraficantes que destruyen lo más preciado que tenga una nación: su juventud. Observe y vea ranchos con antenas militares y banderas colombianas en las faldas del Guaraira Repano, en las barriadas petareñas y cerro de Santa Fe, por señalar sólo unos cuantos reductos de paramilitares y narcotraficantes solamente en la ciudad capital, allí sin su consentimiento no entra nadie.

Madrigueras que nuestras “autoridades” no quieren detectar. Desplazados que terminan de colapsar nuestros deteriorados servicios públicos, sumar sus bocas al consumo de los escasos alimentos que adquirimos en el exterior gracias a la continuada política gubernamental de “agricultura de puerto” (la heredamos de la IV y desarrollamos a su máxima expresión en la V); seres que colapsan nuestras avenidas y calles con improvisados tarantines para revender los productos de MERCAL Y PEDEVAL (entes que no soportan una auditoría y cuyos gerentes-depredadores son magníficamente premiados); ciudadanos chimbamente documentados que están contribuyendo al creciente rechazo de nuestro pueblo hacia sus gobierno “bolivariano”.

Desplazados que aun siendo víctimas de la acción terrorífica (sierra en mano) gubernamental en consorcio con la oligarquía colombiana, cuando ha tenido la oportunidad de votar acá en Venezuela lo ha hecho por su verdugo; el uribismo. Todo ello ha contribuido para que el pueblo venezolano que ayer votó por nosotros, por su revolución, ahora nos mente la madre, todos los días, desde las innumerables colas que tiene que calarse para poder sobrevivir. Plan Colombia en marcha.

El Imperio cuenta, en segundo lugar, con fuerzas paramilitares que desde hace largo tiempo se han venido infiltrando por montones en nuestro país; efectivos militares bien entrenados por efectivos del genocida ejército israelí y las sanguinarias fuerzas armadas colombianas. Entrenadas en bases militares gringas, acogidas calurosamente por los hijos de Santander en Colombia, prestas a ejecutar el preconcebido Plan Colombia. Fuerza paramilitar invasora que el SEBIN y el DIM no han podido descubrir en sus madrigueras por estar ocupados, ambos cuerpos de inteligencia, en detectar, secuestrar y torturar a militantes revolucionarios colombianos enconchados en nuestro país para entregárselos al DAS del “hermano” Santos; organismos de seguridad del Estado ocupados hoy en perseguir y secuestrar a militantes revolucionarios bolivarianos no tarifados que según sus jefes constituyen una amenaza para para sus negocios patrios.

La Guardia Nacional menos, últimamente se ocupa de quemar ranchos, reprimir y maltratar campesinos bolivarianos de Apure y llanos centrales y aterrorizar a los pueblos originarios que habitan nuestra frontera oeste con Colombia (Yukpas y Wuayus constituyen sus objetivos estratégicos), ello en defensa de los ganaderos tierra-cogientes y transnacionales chinas que se preparan para explotar el carbón sin ningún consentimiento ambientalista, amparados ambos grupos depredadores por sendos gobernadores “socialistas”.

Descuidando la Guardia Nacional su tarea habitual: vigilar para que las gándolas cargadas de combustible y productos de la dieta básica, subsidiados por el Estado venezolano, no encuentren ningún tropiezo en su camino hacía el hermano país, donde sus autoridades se encargarán, oficialmente, a través de ECOPETROL de vender el combustible a otros países con generosos descuentos (leer al respecto informes de Paravicini y Gustavo Márquez –hoy jurados enemigos del gobierno nacional). Autoridades colombianas que con el auxilio de las fuerzas policiales fronterizas colocan los víveres contrabandeados en los anaqueles de los supermercados granadinos. Del ejército ni de qué hablar, ocupados como están sus altos oficiales de destruir con su experticia gerencial las empresas básicas y demás empresas del Estado que caigan en sus manos, además deben cuidar para sí el oro que a borbollones brota de nuestras selvas húmedas tropicales. Basta investigar, con ayuda de “nuestros” satélites y la del gobernador del estado Bolívar sus correrías por las cuencas de los ríos Caura y Caroní entre otras.

¡Con tales colaboradores y aliados para qué invadirnos!

Ambas fuerzas, internas y externan, se han encargado de erosionar el otrora mayoritario apoyo popular brindado al Proceso Revolucionario Bolivariano.

¡El mandado está hecho!

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