Por: Alí Viloria Viloria(*)
“…..La lucha interior da al partido fuerza y vitalidad; la prueba más grande de la debilidad de un partido es el amorfismo y la ausencia de fronteras netamente delimitadas; el partido se fortalece depurándose….”
(Extracto de una carta de Lassalle a Marx, 24 de junio de 1852)
Como anillo al dedo viene a cuento el epígrafe que antecede a las presentes líneas. No se necesita ser un teórico para aseverar que se hace necesario llevar a la práctica a lo interno del partido de la revolución, léase Partido Socialista Unido de Venezuela, la conseja de Lassalle a Marx, hace ciento cincuenta siete años. No tomar en consideración la experiencia del pasado es un error, sobre todo cuando hay ejemplos palpables que le han hecho mucho daño al proceso revolucionario en diversos países a los largo de la historia desde 1848, fecha en que en apareció el Manifiesto Comunista. Los errores se siguen cometiendo en esta nueva época, cuando se pretende conducir a nuestros pueblos por una vía, renovada, de las enseñanzas del marxismo. Los distintos movimientos revolucionarios que han accedido al poder político en América Latina han fracasado por no realizar a tiempo las tareas que le ha impuesto el momento histórico, sobre todo en el campo de la educación política de nuestros cuadros y militantes.
Venezuela ha sido un claro ejemplo de la poca atención que se le ha dado al debate ideológico, dentro de los partidos de la revolución. Por eso se hace imperioso que la Dirección del movimiento popular comience de una vez por todas a desarrollar una política tendiente a elevar su nivel político y la de sus seguidores, para que el esfuerzo de estos diez años no se pierda.
Se hace necesario que se aborde con urgencia la creación de una Escuela de cuadros y se abra al debate ideológico a lo interno del partido de la revolución, como mecanismo para derrotar las posiciones pequeñas burguesas que prevalecen en su seno. Incentivando el debate se evidenciará quienes son los verdaderos revolucionarios y quienes son los que quieren mantener las viejas políticas desplazadas en 1998.
Hugo Chávez lo ha repetido hasta el cansancio. Debemos ser constantes en el estudio. Tenemos que beber de la doctrina de los maestros del pasado, ellos nos dirán en donde estamos acertando y en donde estamos cometiendo errores, sólo así podremos avanzar y hacer más por la revolución.
Hoy vemos con entusiasmo que algunos compatriotas vienen sosteniendo, en este Foro, la necesidad de abrir los cauces de la discusión que permitan acerar aún más el nivel político de nuestros cuadros y militantes. Abogan por una Dirección más colectiva y menos influenciada por el carisma del Líder, sin que ello signifique restarle valor a todo lo que ha hecho, hace y sigue haciendo ese extraordinario conductor que es Hugo Chávez del proceso político iniciado en 1992. Solo así podremos ir depurando las filas de la revolución, crear las bases del hombre nuevo del que tanto hablaba el Che Guevara.
No tengo la menor duda de que el proceso revolucionario que vivimos desde 1998, se ha ido consolidando de manera paulatina, pero sería imperdonable de nuestra parte, que por no atender a tiempo estas carencias, se perdiera lo que tanto le ha costado a nuestro pueblo.
(*)Periodista
“…..La lucha interior da al partido fuerza y vitalidad; la prueba más grande de la debilidad de un partido es el amorfismo y la ausencia de fronteras netamente delimitadas; el partido se fortalece depurándose….”
(Extracto de una carta de Lassalle a Marx, 24 de junio de 1852)
Como anillo al dedo viene a cuento el epígrafe que antecede a las presentes líneas. No se necesita ser un teórico para aseverar que se hace necesario llevar a la práctica a lo interno del partido de la revolución, léase Partido Socialista Unido de Venezuela, la conseja de Lassalle a Marx, hace ciento cincuenta siete años. No tomar en consideración la experiencia del pasado es un error, sobre todo cuando hay ejemplos palpables que le han hecho mucho daño al proceso revolucionario en diversos países a los largo de la historia desde 1848, fecha en que en apareció el Manifiesto Comunista. Los errores se siguen cometiendo en esta nueva época, cuando se pretende conducir a nuestros pueblos por una vía, renovada, de las enseñanzas del marxismo. Los distintos movimientos revolucionarios que han accedido al poder político en América Latina han fracasado por no realizar a tiempo las tareas que le ha impuesto el momento histórico, sobre todo en el campo de la educación política de nuestros cuadros y militantes.
Venezuela ha sido un claro ejemplo de la poca atención que se le ha dado al debate ideológico, dentro de los partidos de la revolución. Por eso se hace imperioso que la Dirección del movimiento popular comience de una vez por todas a desarrollar una política tendiente a elevar su nivel político y la de sus seguidores, para que el esfuerzo de estos diez años no se pierda.
Se hace necesario que se aborde con urgencia la creación de una Escuela de cuadros y se abra al debate ideológico a lo interno del partido de la revolución, como mecanismo para derrotar las posiciones pequeñas burguesas que prevalecen en su seno. Incentivando el debate se evidenciará quienes son los verdaderos revolucionarios y quienes son los que quieren mantener las viejas políticas desplazadas en 1998.
Hugo Chávez lo ha repetido hasta el cansancio. Debemos ser constantes en el estudio. Tenemos que beber de la doctrina de los maestros del pasado, ellos nos dirán en donde estamos acertando y en donde estamos cometiendo errores, sólo así podremos avanzar y hacer más por la revolución.
Hoy vemos con entusiasmo que algunos compatriotas vienen sosteniendo, en este Foro, la necesidad de abrir los cauces de la discusión que permitan acerar aún más el nivel político de nuestros cuadros y militantes. Abogan por una Dirección más colectiva y menos influenciada por el carisma del Líder, sin que ello signifique restarle valor a todo lo que ha hecho, hace y sigue haciendo ese extraordinario conductor que es Hugo Chávez del proceso político iniciado en 1992. Solo así podremos ir depurando las filas de la revolución, crear las bases del hombre nuevo del que tanto hablaba el Che Guevara.
No tengo la menor duda de que el proceso revolucionario que vivimos desde 1998, se ha ido consolidando de manera paulatina, pero sería imperdonable de nuestra parte, que por no atender a tiempo estas carencias, se perdiera lo que tanto le ha costado a nuestro pueblo.
(*)Periodista
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